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Hablan voluntarios de ensayo de vacuna COVID-19 en Chile: «Pensé en mis papás, abuelos y en la gente más vulnerable”

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 11.12.2020
Hablan voluntarios de ensayo de vacuna COVID-19 en Chile: «Pensé en mis papás, abuelos y en la gente más vulnerable” Imagen referencial vacunación sarampión | Agencia Uno
El Desconcierto recoge el testimonio de dos participantes del estudio del laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford de la vacuna para el COVID-19. Uno con síntomas y otro sin ellos, ambos relatan las razones que los llevaron a tomar la decisión de inocularse antes que la dosis sea aprobada por un organismo oficial. Cuentan cómo vivieron el proceso, las reacciones de su entorno y lo que se viene en los dos años que serán objeto de pruebas.

No han tenido familiares o amigos cercanos fallecidos o enfermos de COVID-19, pero no necesitan una experiencia de este tipo –dicen– para querer cooperar con la ciencia en el avance de la vacuna contra el COVID-19. Luis y Samuel son dos de los 3.000 voluntarios de Chile que se someterán a los ensayos clínicos de fase III para testear la vacuna del laboratorio anglo-sueco AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que hace una semana empezaron a desarrollarse bajo el liderazgo del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Su proyecto se basa en una fórmula diferente a las vacunas de Moderna y Pfizer. Según se ha consignado, está hecha de una versión debilitada de un virus del resfriado común de chimpancés, modificada para que no pueda crecer en humanos, y a la que luego se introduce el gen de la proteína S presente en el coronavirus. En el estudio, que implica un control de dos años a los participantes con visitas y pruebas de monitoreo, participan un total de cuatro centros: el Campus Norte de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, la Clínica Las Condes, un centro en Quillota y el Hospital Luis Calvo Mackenna.

Luis y Samuel acudieron el viernes y el sábado pasado, respectivamente, al espacio exterior que la Facultad de Medicina de la Chile ha habilitado para las pruebas. Luis tuvo efectos secundarios durante casi dos días: dolor de cabeza, desgano y dolor muscular, “como si estuviera agripado”, precisa. Samuel, en cambio, no sintió nada: “Ni siquiera me dolió el brazo”, recalca. Como el resto de los voluntarios, ninguno de los dos sabe si lleva puesta la vacuna o el placebo, pero el estudio de este laboratorio establece un 66% de probabilidades de que sea vacuna, y 33% de que sea placebo.

Astrazeneca vacunas

/ Agencia Uno

Una vacuna, dos dosis

Samuel tiene 38 años, vive en Santiago y es odontólogo de un hospital público. Le inyectaron la vacuna un día después que a su mujer, quien también decidió hacerse voluntaria del ensayo. Ella también tuvo síntomas. Ambos postularon cuando una amiga les mandó un correo con la información para participar en las pruebas. “Mandé el mail hace dos meses atrás y me respondieron que cuando obtuvieran la autorización sanitaria se comunicarían conmigo”, explica. Y así fue: le escribieron un correo con algunas preguntas excluyentes, como padecer alguna enfermedad inmunosupresora, estar embarazada o tener intención de estarlo en los dos próximos años. “En el caso de tener enfermedades crónicas, la condición para participar es que estén compensadas”, apunta.

Luis es ingeniero comercial de formación, pero hace años –hoy tiene 68– se dedica a las terapias de vidas pasadas enfocadas a la sanación. Supo del estudio por una publicación de la noticia en Twitter y decidió mandar un correo que aparecía en el post. “Escribí el viernes 20 de noviembre a las 22h de la noche y me contestaron el domingo 22 a las 8 de mañana explicándome lo que tenía que hacer para ser voluntario: mandar mis datos e informar sobre patologías de base”, recuerda. Los siguientes pasos fueron igual de expeditos: ingresaron su información en una base de datos, le contactaron para chequearla y le dieron cita para asistir al vacunatorio. 12 días transcurrieron hasta que lo inocularon.

Para completar la primera vacunación, ambos tendrán que esperar 28 días desde el primer pinchazo, fecha en la que se les administrará la segunda dosis. Pero no tienen certeza de si será la última. Según cómo avancen los hallazgos sobre la inmunidad que puede entregar la vacuna, puede que requieran otra dosis más: “Si pasa un año y disminuyen los anticuerpos, puede que se estime volver a vacunar”, cuenta Samuel. Precisamente, averiguar cuánto dura la protección es una de las labores pendientes de los investigadores. Los primeros ensayos empezaron en abril de este año y todas las infecciones que se han producido tuvieron lugar menos de seis meses después de la primera aplicación.

Este martes, la revista científica The Lancet publicó los primeros resultados de este mismo ensayo aplicado a 23.745 participantes de Reino Unido, Brasil y Sudáfrica. Según la publicación, los datos de la vacuna de Oxford muestran que es segura: solo tres de ellos sufrieron «eventos adversos» que podrían estar relacionados con la vacuna. Además, las conclusiones confirmaron que la vacuna tiene una eficacia del 70%, que alcanza el 90% cuando se inocula media dosis seguida de una completa un mes después. Con dos dosis enteras, la eficacia es del 62%.

ONU

El circuito

Para recibir la vacuna, los voluntarios recorren una suerte de circuito que dura unas tres horas. Según cuentan ellos mismos, primero se pasa por una entrevista médica en la cual se lee el consentimiento y se despejan dudas. “Es un documento de 24 páginas, muy extenso. Allá revisé las partes principales y lo leí más detenidamente en la casa”, señala Luis. El contenido, dice, estaba “dentro de lo normal” que plantean los laboratorios para resguardarse ellos y a los participantes en este tipo de estudios. “Me llamó la atención que me pidieran autorización para utilizar mis datos en estudios hasta 15 años”, añade. Samuel, por su parte, considera que en el proceso “hay total transparencia” e insiste que el consentimiento está “muy detallado”, y que dan tiempo para leerlo con calma y hacer preguntas. “Especifica el tipo de asistencia médica comprometida en caso de que cualquiera de los participantes de estudio empiece a presentar síntomas típicos del COVID-19, una póliza definida que el estudio contrata para los voluntarios”, indica.

El recorrido prosigue con un examen físico y una anamnesis médica para recoger información de salud de los participantes. “También te toman la presión y a las mujeres se les hace un test rápido de embarazo”, precisa Samuel. Además, se hace un PCR que sólo se analiza en caso de llegar a presentar síntomas del virus. Eso porque permite detectar a personas infectadas y asintomáticas y, según los primeros resultados, hay un menor número de personas asintomáticas en el grupo vacunado que en el que recibió el placebo.

En la última etapa, viene la instalación de una app en el celular –Study Hub– para reportar cada lunes los síntomas que uno va sintiendo semana tras semana. “Hay otros canales como un teléfono y un mail que están siempre abiertos en caso de necesidad”, subraya el odontólogo. Finalmente, se llega al vacunatorio, donde un médico administra la inyección y hay que esperar 15 minutos por si se produce una reacción alérgica, relata. Ambos participantes ponen énfasis en que en todo momento pueden salirse del estudio, sin presiones de ningún tipo: “Puedes darte la vuelta completa al circuito y decidir no vacunarte”, constata Samuel. “Desde el primer momento, la doctora me explicó que me podía retirar del ensayo en cuando quisiera, durante los dos años, y que no pasaba nada. Incluso me lo repitieron antes de ir al vacunatorio”, agrega Luis.

/ Agencia Uno

«Hay que pensar colectivamente»

La vacuna de Oxford/AstraZeneca se suma a otros estudios clínicos en Fase III que se están desarrollando en Chile, a través de un consorcio de universidades y centros clínicos, como los de Janssen, de la empresa estadounidense Johnson & Johnson; el consorcio canadiense-chino CanSino Biologics, y el laboratorio chino Sinovac.

Los avances a nivel mundial son cada vez más rápidos en la carrera para la inoculación y la participación de miles de voluntarios en el mundo es fundamental para completar el desarrollo de los ensayos clínicos hasta la validación final, que permitirá la distribución masiva.

Me preocupa mucho el tema sanitario y hay que pensar colectivamente. Cuanto antes se haga el estudio, antes tendremos la vacuna y se podrá inmunizar a la población y manejar mejor la pandemia”, opina Samuel. Se muestra confiado con los resultados y apunta que si bien pueden haber efectos adversos, «esta vacuna en particular ha sido la única» de la que ha publicado científicamente su fase II y III. “Esto da tranquilidad y garantía de lo que se está haciendo”, sostiene.

“Alguien tiene que cooperar y dar el primer paso”, considera Luis. “En Chile llevamos casi 21.000 muertes asociadas a COVID-19, eso me tiene preocupado y sentí que era positivo participar como voluntario”, agrega. Ambos tuvieron que escuchar advertencias de sus cercanos sobre los riesgos de inocularse. “¡Cómo tan valiente!, ¿No tienes miedo?”, fueron los primeros comentarios que recibió Luis. Samuel optó por pasar por alto las opiniones de otros: «Pensé en mis papás, mis abuelos, mis suegros y la gente más vulnerable y que necesita ser protegida”. Como punto a favor, destaca que tanto él como su mujer pueden estar más protegidos de cara a la segunda ola.

Según informó este viernes el presidente Sebastián Piñera, Chile podría comenzar la vacunación contra la COVID-19 –voluntaria y gratuita– antes de 2021, con un plan que contempla la inmunización de 15,2 millones de personas. “Tenemos acuerdos con vacunas distintas que suman más que el 100% de la población», dijo en la semana el ministro de Salud, Enrique Paris. Según El País, Chile es el país con el mayor stock preadquirido de vacunas, pero tres cuartas partes de ellas son de Sinovac, sin pruebas de efectividad al día de hoy.

Aunque la inoculación a 5,8 millones de personas empezará prontamente, Paris ya ha adelantado que la protección masiva no llegará antes del 30 de junio.

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