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Diego Ibáñez: “No podemos pretender que el pueblo sea como en los cuadernillos militantes”

Por: Sebastián Reyes | Publicado: 08.09.2022
Diego Ibáñez: “No podemos pretender que el pueblo sea como en los cuadernillos militantes” Diego Ibáñez | Fotografía cedida por el equipo de Ibáñez
El diputado y vocero de Convergencia Social hace una dura autocrítica del fracaso electoral del Apruebo. En entrevista con El Desconcierto, le quita méritos a los bonos que se atribuye la derecha, pero también asegura que «por más derechos sociales que pusieras en la Constitución, si no fuiste capaz de comunicar un mundo posible, era imposible ganar».

Diego Ibáñez Cotroneo (33) ha sido casi un presidente interino de Convergencia Social durante los últimos meses. Fue quien representó al partido en el acuerdo del oficialismo para las reformas a la nueva Constitución previas al Plebiscito, y una de las principales vocerías del colectivo para defender la opción del Apruebo, que finalmente fue derrotada. 

Tras el trago amargo del fracaso electoral, tanto el Gobierno como los diferentes partidos de Apruebo Dignidad enfrentan una gran merma de poder. Sobre todo después de la instalación ya definitiva en el comité político de Socialismo Democrático.

En entrevista con El Desconcierto, el legislador hace su propia lectura sobre algunos de los ministros que salieron del gabinete y otros que llegaron. También aclara que esto «no significa una transformación del programa. Todos quienes entran al comité político entran con el compromiso de empujar lo más allá las ideas que llevaron a Gabriel a ser Presidente».

Cambio de gabinete

– El mismo día que asumió, Ana Lya Uriarte logró revertir la decisión de la derecha de no asistir a La Moneda. ¿Cuál es tu lectura de su nombramiento? 

Bueno, yo conocí a Ana Lya en los comités políticos, y me parece una persona muy amable, que es capaz de encontrar los puntos en común en las conversaciones. Creo que eso va a ayudar mucho a un Gobierno que no tiene mayoría en el Congreso, y que debe dar señales de un diálogo constante, humilde, frente a una derecha que necesita puentes, y me parece que ella puede cumplir con eso perfectamente.

– ¿Qué le faltó al ministro Giorgio Jackson en ese cargo?

Lo que se comenta en el Congreso es que el diálogo no era tan fluido. Me da la impresión que responde no sólo a elementos personales, sino también a elementos de cultura política de una fuerza que impugnó los mecanismos tradicionales de la política transicional, y eso pesa a la hora de establecer puentes en el Congreso.

Es una crítica en general, que hoy el Frente Amplio está intentando resolver construyendo puentes intergeneracionales e interculturales entre diversas trayectorias que hoy necesitan dialogar más fríamente.

– ¿Por qué no se incorporó antes la experiencia que otorgaban nombres de la ex Concertación? ¿Hubo un error de cálculo en la elección del primer gabinete? 

Creo que, a seis meses (de Gobierno), es parte del aprendizaje. Cuando tienes un Congreso que necesitas articular, donde tienes que ir más allá de Apruebo Dignidad, es necesario hacer el ajuste. Aunque hubiera ganado el Apruebo esto iba a suceder igual, y esperemos que en los próximos meses podamos señalar que fue certera la movida de piezas del Presidente. 

– Guillermo Teillier dice que el PC salió perjudicado con el cambio de gabinete. ¿Cuál es tu balance?

Más allá del evento puntual de Nicolás Cataldo, el PC ingresó al comité político. Se suman con otra ministra al espacio de decisión política más importante, porque la ministra Jeannette Jara lo ha hecho muy bien, tiene una característica que es representar una trayectoria de lucha, y al mismo tiempo, abrir el diálogo institucional y parlamentario.

Me ha tocado trabajar con ella en la Comisión de Trabajo y veo cómo es capaz de llevar adelante los proyectos con el acuerdo del empresariado y de los sindicatos. Me parece que ese rol de articuladora le hace ganar un reconocimiento social, que la lleva a estar hoy donde la designa el Presidente.

– ¿Crees que es un nombramiento más coyuntural, o que debiera ser algo más permanente la inclusión de la cartera de Trabajo en el comité político?

Las decisiones respecto de entrar o sacar a alguien del comité son en función de las necesidades del Gobierno, y eso lo tiene que ver el Presidente. Pero, a mí me parece que esta inclusión es un gran avance, sobre todo pensando que va a ingresar la reforma previsional pronto, que estamos tramitando aspectos de jornada laboral que son importantes, y que son centrales en la valoración que va a tener el día de mañana la ciudadanía de este gabinete.

Entonces, me da la impresión de que es algo más permanente que coyuntural.

La derrota en el Plebiscito

– ¿Tiene la derecha la «sartén por el mango» tras el resultado del Plebiscito?

Sería un error creer que, porque ganó el Rechazo, los bonos de la derecha aumentan en la ciudadanía. Creo que el resultado responde a factores anti-establishment, factores de asqueo con la política tradicional y el poder en sí mismo. Me da la impresión de que el Rechazo es un cuestionamiento al poder, y que la derecha cometería un grave error si lo interpreta como un visto bueno a sus propios liderazgos.

Lo que pasó el martes con Cataldo me da la impresión de que es pisar el palo de la soberbia y autoengañarse, creyéndose más seguros que la seguridad que les ha dado la ciudadanía a ellos como representantes públicos. Además es bien hipócrita, porque ellos siempre aluden a la cultura de la cancelación, los prejuicios ideológicos, y es justamente lo que ellos hicieron el martes, con una persona que ni siquiera esperaron que hablara como representante y ya lo estaban cancelando.

– Pero entonces, ¿Nicolás Cataldo se bajó de la Subsecretaría de Interior por presiones de la derecha?

Me da la impresión de que el Presidente quiere mantener un clima de diálogo y no quiere seguir contribuyendo a esta odiosidad de la derecha. Es su decisión, que nosotros respaldamos, pero eso no quita que aquí la principal crítica sea la hipocresía de la derecha, que hoy está castigando por prejuicios ideológicos.

– ¿Tuvo responsabilidad el gobierno en la derrota del domingo? 

Es difícil ser tajante ante esa pregunta. Me da la impresión de que, como fuerzas políticas detrás del bloque oficialista, sí que tenemos una responsabilidad, y hay que ser muy humildes y autocríticos en leer el resultado. Me da la impresión de que, por parte de «las izquierdas» en la Convención, se pensó que por ganar una elección podías prescindir del adversario, se subestimó el poder de la élite chilena, y ello nos arrastró a un cuadro de disputa cultural, donde terminamos cediendo la certidumbre.

Por más derechos sociales que pusieras en la Constitución, si no fuiste capaz de comunicar un mundo posible, donde haya más seguridad bajo los actuales patrones culturales que están muy inculcados en la esencia chilena, era imposible ganar.

– ¿Y la Convención? ¿Qué responsabilidad le cabe?

Cuando tú dejas un espacio disponible en política siempre alguien lo ocupa. Cuando ciertos actores dentro de la Convención se quedaron en la foto del estallido, cedieron espacio a otros actores que coparon ese lugar de representación. Perdieron tácticamente, y ello perduró hasta que ya era casi irreversible, cuando no se podía cambiar la opinión pública sobre este órgano. 

Se cae en la misma lógica política que ha tenido el Congreso durante los últimos 30 años, y eso es una derrota de la izquierda y hay que asumirla como tal.

La “roteada” del mundo del Apruebo

– ¿Qué opinas de la “roteada” masiva que ocurrió y sigue ocurriendo en redes sociales desde los «apruebistas» hacia quienes votaron Rechazo? 

Es la cristalización de la derrota moral de un sector, que debemos revertir con autocrítica y sin pretender que el pueblo se va a comportar igual que en los cuadernillos militantes.

Esa soberbia impide que florezcan las fuerzas morales de las ideas de quienes nos sentimos profundamente socialistas. Es una contradicción que ha pasado desde que nacen las ideas emancipadoras en el corazón del movimiento obrero, y tenemos que levantar estrategias para que podamos disputar las hegemonías culturales de nuestras sociedades de forma virtuosa, y con una escucha activa.

– ¿No crees que el comando del Apruebo cayó en lo mismo en la campaña al decirle a la gente que leyera y que se informara, asumiendo que no lo estaban haciendo ya?

Hay una visión de la disputa política que trata de creer que la racionalidad del debate lo resuelve todo. Es una visión a mi juicio bastante liberal, que se equivoca al menospreciar el vaivén de emociones que son parte de la toma de decisiones de cualquier poder. Los sentidos de pertenencia cultural, los traumas históricos, y la esperanza misma, deben ser elementos centrales en cualquier campaña política, sobre todo en un contexto mundial de influencia mediática de diversos nodos de interés.

Hay diversas experiencias, como las campañas de Trump y de Bolsonaro, que sugieren una modificación de estrategia por parte de las fuerzas de cambio, que deben leer la emotividad social de una manera mucho más plural y profunda, que solamente hablar desde la racionalidad liberal.

– En ese sentido, ¿se equivocó el comando del Apruebo?

Creo que el comando del Apruebo lo que hizo no fue sólo mandar a leer a la gente. Las derrotas electorales a veces ya están muy pronosticadas antes que siquiera se inscriban las listas, porque los contextos determinan ciertas voluntades. Si no diagnosticas bien la cancha en la que juegas el partido, ya entraste perdiendo.

– Hubo un mal diagnóstico de la cancha entonces.

Claramente. Uno podría discutir eso si es que el resultado hubiese sido por cinco puntos o dos puntos. Pero esa respuesta es más clara cuando el resultado fue el que presenciamos.

El nuevo horizonte del oficialismo

– ¿Cuáles son los puntos intransables para Apruebo Dignidad a la hora de pactar un nuevo proceso constituyente?

A mí me encantaría que fuese una Convención en los mismos términos, que fue votada por la ciudadanía un 25 de octubre, pero el peso de la realidad en el Congreso amerita ajustar. Tendremos que dar el debate sobre el detalle los próximos días con el resto de las coaliciones. 

Hoy tenemos mayor desventaja que en el Congreso anterior, hay un Parlamento que es muy atomizado, incluso dentro de las bancadas de los partidos, que es una manifestación muy sintomática de lo que pasa con las identidades sociales dentro de nuestras propias comunidades. Ello va a ameritar un gran trabajo para lograr acuerdos que mantengan los pisos democráticos, que tienen que ver con la paridad, la voz de los pueblos indígenas y la voz de la sociedad civil.

– El Socialismo Democrático propone un nuevo proceso con voto obligatorio y quórums definidos. ¿Qué te parece esto?

Ese debate lo vamos a dar en la bancada, no puedo adelantarme con alguna posición. Será parte del diseño del Frente Amplio para ir proponiendo algunas opciones en el marco de las conversaciones con el resto de las bancadas.

– También plantean que los integrantes del órgano redactor sean de listas de partidos o pacto de partidos actualmente vigentes. ¿Está de acuerdo con este punto?

Nosotros presentamos una indicación en el proceso anterior para que pactos de independientes se incorporen a pactos de partidos. Creo que hay una apertura en ese debate, pero lo que no puede ocurrir es que la sociedad civil que no milita no pueda participar. Eso es una línea roja que tenemos que defender.

– Antes del Plebiscito no confiaban en que la derecha fuera a respetar su promesa de hacer reformas y ahora usted dice que confía en que mantendrán su palabra. ¿Es porque ya no les queda otra? 

Yo confío en que mantengan su palabra porque tengo una esperanza de que no se malinterpreten los resultados del domingo. Es una voluntad con la cual yo voy a partir dialogando para acercar a quienes no quieren ningún cambio constitucional, y conciliar una participación democrática que nos lleve a redactar un nuevo texto. 

No puedo partir dialogando con otro si no tengo alguna expectativa positiva del otro, de que me va a escuchar y que vamos a poder trabajar en conjunto. Si no, para qué me meto en política.

– El senador Javier Macaya, presidente de la UDI, dijo que «si el Gobierno presenta reformas en la lógica del avanzar sin transar o ni un paso atrás, en la lógica soviética, se puede encontrar con un parlamento que respetuosamente le diga que no”. ¿Qué puede esperar el Gobierno para sus principales reformas estructurales con estos ánimos? 

El Gobierno tiene derecho a presentar los proyectos que le ofreció a la ciudadanía antes de entrar a La Moneda. Sería inconsecuente que se cambiara el rumbo a mitad de camino y el senador Macaya no puede pretender que se cambie la identidad de un proyecto colectivo que ya tiene un compromiso con sus electores.

El debate sobre la gradualidad y los matices que existan sobre las propias reformas lo veremos en el Congreso.

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