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Javier Couso: “Los expertos son buenos para dar consejos, pero pueden ser muy malos políticos”

Por: Sebastián Reyes | Publicado: 06.10.2022
Javier Couso: “Los expertos son buenos para dar consejos, pero pueden ser muy malos políticos” Javier Couso | Fotografía cedida por Javier Couso
En el marco de las negociaciones entre los partidos para un nuevo proceso constituyente, El Desconcierto conversa con el abogado constitucionalista sobre el acuerdo y las funciones que debería tener un comité de expertos. “Estoy a disposición de lo que mi partido decida”, comenta sobre su posible participación en esta comisión.

Si bien al comienzo parecía que iban a ser un poco trabadas, cuando Chile Vamos se restó de una de las instancias negociadoras, las conversaciones entre los partidos de las coaliciones de gobierno y los de oposición han mostrado avances en el último tiempo. De hecho, para el abogado constitucionalista y académico de la UDP, Javier Couso, “se nota una confluencia que ha ido decantando en puntos fundamentales”.

“Primero Macaya, luego Poblete y en tercer lugar Chahuán, han ido acercándose a los siguientes conceptos que me parecen razonables: un proceso más breve, hecho por un ente electo, y que tenga límites o principios que no se tuvieron en el proceso anterior. Además, no habrá listas de independientes para elección de los convencionales constituyentes y va a haber un comité de expertos”, resume el docente de Derecho Público.

En entrevista con El Desconcierto, Couso anticipa los principales alcances de los aspectos más relevantes del pacto político que debiera emanar desde el ex Congreso, si todo marcha bien, en los próximos días. Además, apunta a que uno de los factores más determinantes, que condicionará el resto del proceso, es “qué tan profundos son los bordes o principios que se acuerden. Qué tan profundos y qué tan extensos”.

Derechos y deberes

– ¿Hasta dónde se puede condicionar lo que discuta la nueva Convención?

La decisión de cuántos límites y cuántos principios, cuántas fases tiene que haber en un proceso de la naturaleza, es una decisión política. En general, en las asambleas constituyentes lo habitual es que haya principios bases.

Por supuesto, si alguien quisiera parecer una monarquía o un sistema de partido único como China, ese límite sería imposible. Pero como ya sabemos en Chile, si usted se fija, está aceptada la idea de que los límites recojan cosas compartidas. Si son muy polémicos, se va a generar un problema en el órgano constituyente.

– ¿Qué le parece el acuerdo al que se está llegando sobre los independientes, de incluirlos en listas de partidos?

La idea de que los independientes pudieran presentar una lista era algo inédito en el sistema electoral chileno, y tuvo un impacto muy negativo, porque impidió que el electorado tuviera alguna idea de la ubicación en el espectro de derecha a izquierda de la ideología de una lista. O sea, los independientes, en general, tratan de desmarcarse de los partidos políticos que tienen una filiación ideológica conocida, entonces esas candidaturas son menos informativas para un elector. Además, como los independientes suelen no tener trayectoria política, no tienen, por decirlo así, un historial.

Por otra parte, los partidos tienen una serie de deberes de democracia interna, transparencia, etc. Los independientes no. Entonces, hay dos buenas razones para que los independientes no puedan aspirar a tener todos los beneficios de ser un partido sin ninguna de las obligaciones.

– ¿Y en cuanto a los escaños reservados y la posible reducción que tendrán?

Bueno, si hay un padrón indígena y de este sólo vota un 10% del potencial y de la población que se auto denomina como indígena, y el resto votan en otro lugar, me parece razonable que el próximo proceso los escaños reservados correspondan a aquellos indígenas que quisieron participar votando en ese padrón en la primera elección de constituyentes.

– Hemos visto también que hay posturas bastante fuertes porque el voto obligatorio se mantenga. Por ejemplo, la senadora Ximena Rincón dijo: “no van a contar con nuestros votos para un acuerdo si este tema no está en el acuerdo”. ¿Qué te parecen sus palabras? ¿Por qué debería mantenerse el voto obligatorio para un nuevo plebiscito de salida?

Respecto a lo de la senadora Rincón, en general, en política son negativos los tonos como de ultimátum, por decirlo así. Me parece innecesario y exagerado el tono que usó, cuando en realidad es muy difícil defender el voto voluntario. Junto a un grupo de politólogos y abogados, cuando se presentó esto, nos opusimos al voto voluntario, porque creemos que la obligación, el gravamen que significa para una persona el tener que cada cierto tiempo acudir a una urna para tomar una decisión que nos afecta a todos, es un gravamen razonable para una sociedad ordenada y que se auto gobierna. Eso es una democracia.

Aquellos que van a ser gobernados por una Constitución tienen que haber sido invitados. Pueden acudir, no acudir, pero no parece razonable que la gente tenga todos los beneficios de vivir en una sociedad y no pague ese mínimo esfuerzo de tener que acercarse a votar.

“Los expertos pueden ser muy malos políticos”

– Luego del acuerdo del 15 de noviembre del 2019, hubo una mesa técnica que se encargó de delimitar el proceso constituyente para enviar la reforma en aquella oportunidad. ¿Cuál debe ser la diferencia entre lo que pasó el 2019 con la mesa técnica y lo que se quiere hacer ahora con el comité de expertos?

La mesa técnica jugó un rol importante. Siempre un acuerdo político requiere ser traducido y los expertos son personas que tienen algún grado, que se han dedicado durante un tiempo de su vida a estudiar un ámbito. Ellos pueden dar los márgenes de cuáles son las mejores prácticas según la ciencia jurídica, pero a ningún experto se le ocurriría redactar una Constitución de un país, porque esa es labor de los representantes que la ciudadanía elige para tal efecto.

Para esta ocasión, por ejemplo, creo que la Convención perdió mucho tiempo en elaborar un reglamento que se demostró deficitario, que tomó casi cuatro meses en quedar promulgado y quedó mal hecho, con exceso de rigidez. Ahí veo un rol muy importante de los expertos en todo sentido, en la elaboración de un reglamento. Podría ser redactado por una comisión de expertos, o también que tomaran el reglamento Senado y la Cámara y le introdujeran reformas.

– ¿Cómo debieran elegirse los expertos?

En la medida en que tengan labores meramente consultivas, o, a lo más, de establecer cosas como un reglamento, es menos relevante el cómo sean electos. Este debate adquiere relevancia sólo si estos expertos tuvieran labores de toma de decisiones definitivas sobre la nueva Constitución. Ahí, en una democracia, la única forma sería que los eligieran democráticamente, pero no tendría sentido, porque los potenciales candidatos a constituyentes querrían postular al comité de expertos.

– Muchos de los exconvencionales eran expertos en derecho constitucional. ¿Cuál sería la principal diferencia entre el proceso anterior y el actual? ¿Qué diferencia hacen los expertos?

Ahí está la clave. Yo creo que el problema era que por autorizar listas de independientes, casi la mitad de los convencionales fueron electos sin que la población supiera su ubicación en el espectro ideológico de derecha-izquierda. Para mí, esa es la causa central de todos los problemas que se siguieron.

Los expertos que se eligieron, eran expertos en derecho constitucional, pero no en política. No eran políticos profesionales. De acuerdo a mis registros, de las convenciones constitucionales o asambleas que han tenido éxito, el 95% estaban integradas casi en su mayoría por militantes de partidos. ¿Por qué? Porque los expertos son buenos para dar consejos, pero pueden ser muy malos políticos, y crear una Constitución es un trabajo eminentemente político.

– ¿Te gustaría integrar un eventual comité de expertos?

Creo que esa también es una decisión política. Yo milito en la Democracia Cristiana, y estoy por la idea de que la democracia no existe sin partidos, por lo que literalmente estoy a disposición de lo que mi partido decida. En nuestro grupo están Jorge Correa, Mauricio Zapata, Elisa Walker, Tomás Jordán, y somos todos miembros de una comisión que lleva más de ocho años asesorando a la DC en cuestiones constitucionales. La decisión política de quiénes deben ir a ese comité la toma el partido, porque creo en la experticia política de los líderes de mi colectivo y eso se lo dejo a ellos.

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