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Experto analiza cobertura televisiva de incendio viñamarino: “El pan y circo funciona”

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 28.12.2022
Experto analiza cobertura televisiva de incendio viñamarino: “El pan y circo funciona” Gabriel Boric con el libro Periodismo en línea | Imagen: @RommelPina
Más de tres mil denuncias ha recibido el CNTV contra Mónica Pérez por «trato denigrante» con un entrevistado. Para Rommel Piña, periodista y editor del libro «Periodismo en línea», recientemente presentado en el GAM y con el que incluso fue fotografiado el Presidente Gabriel Boric, lo central es que «el periodismo de calidad no se basa en la instantaneidad informativa»

Representada en Mónica Pérez (Canal 13) desde el viernes último, tras preguntar en un despacho al aire para Canal 13 a un damnificado del megaincendio de Viña del Mar cómo celebraría la Navidad, la crítica al ejercicio del oficio de los periodistas chilenos no solo se volvió tendencia en el contenido de las redes sociales, sino también en récord de denuncias recibidas por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) por «trato denigrante».

Con más de tres mil reclamaciones, lo que es considerado un hito para el ente regulador de la televisión nacional, la polémica es abordada desde la academia por Rommel Piña, periodista y editor del libro «Periodismo en línea», recientemente presentado en el GAM y con el que incluso fue fotografiado el Presidente Gabriel Boric, para quien lo central es que «el periodismo de calidad no se basa en la instantaneidad informativa».

«Mientras exista audiencia, va a existir morbo, polarización, controversia, discusión y necesidad, por lo que la credibilidad y el peso informativo de los medios es fundamental, pero también, escaso. El pan y circo funciona, pero también la diversidad, la calidad y la honestidad. Y ahí está la oportunidad de mejorar, pero para eso cada medio debe hacer una apuesta», plantea Piña.

-¿Se puede atribuir al trabajo en terreno?

-Es una especie de causa-efecto propio del trabajo en terreno y de la necesidad de cubrir lo que otros no están viendo. En ese sentido, lo que ocurrió en el incendio de Viña del Mar es un efecto provocado por las motivaciones que tienen las audiencias y las necesidades mediáticas del minuto.

-¿Cómo evaluar si hubo trato denigrante?

-Habría que mirar en detalle qué estaba pasando con el rating en ese minuto, por ejemplo, y qué estaba pasando en terreno. Los periodistas son profesionales que también tienen reacciones personales frente a situaciones extremas. Puede que exista falta de manejo, de fibra, de tono y tacto, pero hay que entender que la gestión de emocionar en cámara o frente al micrófono es muy compleja. Ante estas situaciones la sensibilidad es inmensa, infinita, para todos.

-¿Más para los periodistas?

-Mónica Pérez y Humberto Sichel (CHV), que son los más mencionados en redes sociales, no midieron el efecto de su pregunta. Tal vez no pudieron gestionar de la mejor manera lo que estaba pasando. Ahí estuvo el problema, pero eso le puede pasar a un periodista, a un psicólogo, a un trabajador social, porque son señales que no todos manejan con soltura. No invalida el hecho ni el trabajo que hicieron anteriormente en terreno, cosa que efectivamente las redes sociales han tratado de minimizar.

-¿Por qué se denuncia cada vez más a estos rostros?  

La controversia es propia de una cultura de cancelación súper instalada en nuestra sociedad, donde los aludidos han sido solo rostros de una amplificación brutal. Nunca hay que olvidar que una opinión, de esas que abundan en redes sociales, es un juicio de valor y, por lo tanto, su subjetividad es muy, muy alta. Mónica Pérez, según dijo en LUN, acompañó a pobladores durante mucho tiempo ese día y la pregunta de la controversia ya se la había hecho fuera de cámara… pero claro, la emoción del momento la hizo mostrar desubicada. Como le sucedió a Humberto Sichel también. Y si a ello se suma que la situación se replica mil veces en un tuit y se convierte en viral, con mayor razón vas a encontrar algo que no te gustó, que no te cayó bien, o que hay que mejorar.

-¿Cuál debería ser el marco ético bajo el que debieran abordarse este tipo de coberturas?

La ética está al centro del periodismo y la justifica como la profesión universitaria, eso es una definición. Por eso la discusión sobre este tipo de coberturas es permanente en este tipo de círculo. De hecho, citando al libro ‘Periodismo en línea’, en uno de sus capítulos el profesor Óscar Jaramillo  dice que ‘la búsqueda de la veracidad y el compromiso con la información requiere del análisis de un último punto, la responsabilidad y la prudencia en términos informativos’. En ese sentido, en este tipo de cobertura es necesario ser más responsable y consciente de la noticia porque tiene consecuencias en el honor, la vida privada y la dignidad de las personas.

-Preparar la pregunta…

-… Preparar la pregunta y llamar a la prudencia, a evitar que la oportunidad prime sobre la veracidad, porque es ahí donde perdemos el foco, la fibra, el tino o el tacto de un acto reflejo de los periodistas como es preguntar. La tentación es diabólica, sin duda, pero la gestión de nuestro trabajo es la que muchas veces nos permite poner los límites necesarios para enfrentar este tipo de situaciones, por ende, la ética debería siempre estar presente en cada una de nuestras acciones periodísticas.

-¿De qué manera se puede abordar una cobertura de esta naturaleza considerando la necesidad de los canales del rating?

-Es como el Yin y el Yang. Un equilibrio que permitirá satisfacer las causales de la audiencias y el rating.  Los periodistas podemos lograr ese equilibrio y se llama periodismo de calidad. Significa, en definitiva, tomar conciencia de que un periodista es el pequeño héroe -aunque sin capa- de una persona que no puede contar su verdad o no puede visibilizar su realidad. Así, un periodista tranquilo, sin aspaviento, puede hacer su trabajo porque se sabe manejar en la profundidad, la reflexión crítica, el tono y la prudencia con la velocidad de la información. Esa combinación es esencial para ese tipo de periodismo.

-¿Cómo cree que ha evolucionado la televisión los últimos años atendiendo a estas variables donde el morbo parece estar siempre presente?

-La televisión ha aprendido lecciones. Lo hizo el 2019 con el estallido social. Lo hizo en 2020 con la pandemia, y lo hizo ahora. No podemos comparar realidades, porque son contextos distintos, pero cada cierto tiempo se nota la precarización del modelo televisivo y la industria periodística, sin duda. Se pierden experiencias y los recambios traen ideas interesantes aunque claramente, como todo profesional joven, muchas veces carecen de historia de terreno.

-Contra esa calidad, ¿también atenta la inmediatez informativa?

-El periodismo de calidad no se basa en la instantaneidad informativa. El futuro de un trabajo de calidad en televisión o cualquier medio de comunicación parece viable si no queda en manos de programas o algoritmos que determinen la agenda, como lo hace Google, Facebook o cualquier red social. Algoritmos, ojo, que son un reflejo social, por lo que si le damos la responsabilidad a ellos, también se la damos a las audiencias que siempre buscarán reforzar sus causas y sus motivaciones en un círculo que, muchas veces, es vicioso.

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