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Miguel Littin: «Chile tiene que recuperar su espíritu cívico»

Por: Mario Gutiérrez | Publicado: 07.04.2023
Destacado cineasta y candidato a consejero constituyente estuvo en el programa Manos Libres en colaboración con El Desconcierto, donde planteó sus ideas y sostuvo que el texto anterior tuvo “una atmósfera de ambigüedad y un exceso literario”.

A Miguel Littín no le gusta que lo interrumpan cuando habla. “No juguemos a eso del caballero de los suspensores”, advierte recién iniciada la entrevista con el programa Manos Libres en El Desconcierto, para luego dar las razones por las que decidió volver a la política activa en este nuevo proceso constitucional tras haber sido, hace unos años, alcalde en dos ocasiones de su natal Palmilla, en la Provincia de Colchagua.

Cineasta y ciudadano

“Primero, yo soy cineasta, mis películas tienen temáticas sociales, con una mirada crítica sobre Chile, una mirada humana sobre la historia del país. Ahora, como ciudadano, he tenido siempre mi postura (política) muy clara, y cuando regresé a Chile me tocó muy duro entender lo que estaba pasando, porque yo me había hecho otras expectativas de lo que iba a pasar. No pensaba que iba a ser (Patricio) Aylwin el Presidente, no pensaba que iba a haber esa especie de transición que no lo era, no pensé que no se iban a hacer los juicios que se tenían que hacer en ese momento, recuerden que estaba el General Pinochet todavía con mando, en fin, Chile no era lo que yo me había imaginado y para lo que había luchado desde el exilio para que cayera la dictadura».

Proceso Constituyente

«Cuando vino lo del plebiscito (de entrada) me encantó la idea de que Chile pudiera cambiar la Constitución, que es la que permite a los ciudadanos hacer la historia. Pero cuando vino el tremendo fracaso (derrota del Apruebo), que fue un verdadero terremoto por todos lo errores que se cometieron que algunas personas bien intencionadas y con grandes cualidades, como Fernando Atria y otras, trataron de remediar, pero no pudieron. Cuando la gente no entendió lo de la casa propia, cuando no se entendió lo de la plurinacionalidad, cuando prácticamente no se entendió ese texto constitucional, yo me di cuenta de que -a pesar de que yo sí lo entendía, si la gente no lo entendió-, no había nada que hacer, ¡nada!».

Retorno a la política

«Ahora que se abrió una nueva posibilidad constitucional, me lo propusieron, yo reflexioné, lo hablé con mi familia, sobre todo con Eli, mi mujer, y llegué a la conclusión de que a partir de lo que he estudiado toda mi vida que es la historia de Chile, las 24 constituciones incluyendo las 22 que no fueron aprobadas, que es algo que me apasiona, pero especialmente, ante la posibilidad de aportar con la experiencia, la serenidad y ¡la prudencia! me decidí (postular a consejero constituyente) para ayudar a escribir un texto que no sea ni La Araucana, ni el Canto General ni Cien Años de Soledad, sino que sea un texto constitucional breve, claro y transparente. Dije ´si puedo aportar, voy´. Escribir una Constitución es la más alta política que puede llegar a tener un pueblo”.

Motivos de un fracaso

Respecto los factores por los cuales sucumbió el texto constitucional anterior, para el cineasta “hubo muchas mentiras es verdad, y que no hubo autocrítica también es verdad. El texto estaba bellamente escrito, yo hice muchas entrevistas al respecto y estaba muy esperanzado, pero cuando empecé a ver los resultados…yo estaba aquí en mi casa (la noche del cuatro de septiembre del 2002) y veíamos lo que pasaba, yo pensaba ´si uno cree en la democracia, tiene que aceptarlo´. Estaba bien escrito, pero la gente no lo entendió, entonces -desde el punto de vista de la utilidad- no estaba bien escrito al final. Era un texto muy bien intencionado, pero con un exceso literario que no era necesario, lo que le dio una atmósfera de ambigüedad en temas que son muy especiales para los ciudadanos, como la plurinacionalidad, como la casa propia, que dolió mucho y dio mucho temor. Por otro lado, cosas como el Himno Nacional…cuando te dicen que te lo van a cambiar uno dice ´ ¡no quiero que me lo cambien! ´, ´¡no quiero que me cambien la bandera!´  Recuerden que nosotros cuando niños cantábamos Banderita chilena, banderita tricolor…entonces, todos esos valores se deben mantener. La gente dice ´ ¡me gustan mis símbolos, me gusta el huemul!, todos esos son símbolos patrios más allá de la religión, incluso. ¿Por qué me los van a arrebatar?, ¿por qué estos símbolos son de un lado y no del otro? ¡Lo popular en Chile es lo popular, pues! La gente no es tonta, si nosotros creemos que la gente es tonta, entonces cerremos el país ponemos un letrero en la ventanilla que diga ´ya no se atienden más inmigrantes´. Yo quisiera que las cosas fueran distintas, pero lo son en la medida de lo posible, como dijo Aylwin”.

Necesidad de nueva Carta Magna

“Chile necesita una nueva Constitución porque lo que nos rige es algo aprobado en 1925 y que después fue reformada el año 1980, y con esa plataforma, el país puede abrirse a una constitución que nos rija unos 30 o 40 años más, no los 98 que lleva hasta ahora. En este sentido yo rescataría todo lo bueno que hay en las constituciones ya aprobadas, lo que está escrito de puño y letra de Bernardo O´Higgins, también el aire liberal que tenía el texto de 1833, eso debería mantenerse. Rescataría algo de la propuesta que no fue aprobada de Francisco Bilbao y Santiago Arcos, lo que se llamó ´La sociedad de la igualdad´ y que comienza diciendo ´el chileno, con nacer, tiene derecho a la educación; el chileno, con nacer, tiene derecho a la casa propia; los chilenos, con nacer, tienen en su jubilación la cifra que corresponda a sus necesidades e intereses; el chileno, con nacer, tiene derecho al agua´. ¡Ya en ese momento ellos redactaron un Código de Aguas que es mucho mejor que el que tenemos hoy! Por otra parte, la Constitución de 1925 tiene un aire de seguridad republicana muy respetable, hay que rescatar puntos de ahí, y yo agregaría esa atmósfera un poco más popular y chascón -por decirlo de alguna manera-, que tenía la propuesta recientemente rechazada. ¡Pero todo eso, manteniendo la cordura, la prudencia y el respeto! ¡el respeto al derecho ajeno es la paz! Yo creo que el texto estaba mal explicado, yo tengo un ejemplo, si yo en una película hago una escena de amor y la gente no entiende que la señorita está enamorada del caballero y el caballero de la señorita, ¡no tengo nada que decir porque si no lo entienden quiere decir que está mal hecho, tengo que hacerla de nuevo! Si la Constitución, que está escrita para el pueblo, el pueblo la rechaza, hay que escribirla otra vez nomás. Hay que aprender la lección y ser modestos sin echarle la culpa a Chile. ¡La Constitución es algo vivo y ahí está lo creativo, pero no hay que excederse en la retórica! En Chile falta modestia, ¡aquí pasamos de una elite a otra permanente! ¡Elite, elite, elite, elite!»

Propuestas y el dilema del rodeo

“Las tradiciones chilenas que constituyen la cultura del país deben ser respetadas, ellas solamente pueden cambiarse a través de las transformaciones de actitud y de conducta. No hay que olvidar que hay una gran ignorancia al respecto, -y perdonen, trato de no ser arrogante- ¡pero aquí se confunde permanentemente la creación con la cultura!, la cultura es, como dice Ortega y Gasset, lo que vemos y hacemos todos los días, es la costumbre, es ´de la cocina al amor´, como dice él. El arte es lo único que -convirtiéndose y siendo aceptado por el pueblo-, puede cambiar la cultura. El arte y la creación transforman las culturas. Eso fue un vacío muy grande el texto de la Convención. Pues bien, yo digo que hay que respetar la cultura chilena y si ésta cambia será mediante el arte, mediante un pensamiento distinto, con la filosofía, pero no lo vamos a cambiar por decreto. Estas cosas constituyen la memoria de un país, y un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro. O sea, tenemos futuro en la misma medida en que reconocemos en el presente y en el pasado nuestra identidad. En esa línea, yo propongo, si soy elegido, como algo fundamental la educación. Hay que recordar que solo en 1902, 1904 viene a imponerse la educación primara, ¡recién en esa época! ¡si no tendríamos un país de analfabetos! Eso fue algo definitivo para que Chile pueda tener el nivel que tiene hoy. Como dijo el historiador Gabriel Salazar ´nunca Chile tuvo una generación más ilustrada que la de hoy´, y yo lo creo. Fomentemos la educación respetando la identidad, no dejemos de ser colchagüinos, no dejemos de ser nortinos, no dejemos de ser sureños, no dejemos de ser nada ¡agreguemos, sumemos, crezcamos! Otra cosa es el deporte, en Chile el deporte une a la gente, en todos los villorrios la gente se junta el día domingo a ver a su equipo, ¡Los Maquis con Palmilla, Palmilla con Marchigüe, Marchigüe con Halcones!, etc. A la gente le gusta recuperar ese sentido lúdico de la vida que es jugar, ¿por qué no vamos a jugar a la rayuela si a los viejos les gusta? Ahora, en este tema el rodeo es un gran problema. Yo amo los caballos, me encantan, admiro la destreza de los jinetes, ¡pero no me gusta que apachurren a las vacas! ¡Es mentira que el ganado no sufre, eso es falso! Y lo digo con mucha autoridad porque yo no soy inocente, yo he prestado ganado y he dejado que los apachurren, antes me gustaba, pero ahora estoy con los que defienden los derechos de los animales. Esto hay que estudiarlo muy bien, cómo resolver para que se convierta en algo diferente y que los animales no sufran. Hay que buscar una solución y yo soy candidato a constituyente y no tengo esa solución en este momento, pero sí tengo la obligación de ir y preguntarle a la gente cómo se puede resolver esto y convertir esas destrezas en algo que no sea el goce de unos y el sufrimiento de otros. Se puede, ¿por qué no?».

Seguridad e inmigración

“Este es un gran problema que debe abordarse con una mente abierta y moderna de defensa del bien común y de sus ciudadanos. Tiene que haber una realidad de modernizar la policía, ¡porque no se trata de que sean buenos o malos! Se trata de que tengan una mentalidad distinta, el enemigo del policía no es el pueblo ni son las manifestaciones, son los delincuentes. Hay que modernizar a Carabineros con las mejores técnicas y tecnologías que se han usado en otros países para llegar a la tolerancia cero. Pero esto también es con la unidad de los sectores civiles que tienen que colaborar, las juntas de vecinos, la sociedad en su conjunto, ¡y hay que hacerlo ya! porque fue demasiado rápido el crecimiento del narcotráfico que trajo como consecuencia este tipo de delincuencia. Hay que regular las formas migratorias, tiene que ser como en todos los países modernos. Nadie entra y sale por las fronteras de los países como se le da la gana. Tenemos que empezar por organizar la sociedad civil y también reeducar a las fuerzas policiales, ¡reeducarlas, digo yo! No se vaya a confundir con refundarlas o ese tipo de cuestiones, hay que convertir el lazo policial con el lazo civil en un solo círculo, que se vayan protegiendo uno a otro de modo que a mediano plazo se nos quite de encima esta lacra que es la delincuencia. ¿Y con qué medios? Bueno, en Chile la riqueza está muy mal distribuida, por lo tanto, los grandes empresarios y las grandes empresas están obligados a pagar más impuestos que el ciudadano común, ¿y dónde van esos impuestos? Pues a proteger a la sociedad civil, a crear formas que permitan avanzar en esto ¡y a hacer el profundo acuerdo nacional que se requiere! No me importa lo que me diga un diputado de izquierda o de derecha sobre esto, ¡no me importa nada! ¡sí me importa la señora que está sufriendo porque el colegio de su hijo lo cerraron porque hay una balacera de narcotraficantes en la calle! ¡Chile tiene que recuperar su espíritu cívico y decir ´señores, somos ciudadanos con distintas tendencias, pero nos respetamos y ponemos por encima los grandes problemas nacionales como este´! Siendo muy serios y nada de Marías Magdalenas que se golpeen el pecho, me refiero a que todas las personas tienen derechos humanos, pero quienes no respetan los derechos humanos de los demás tienen que ser separados de la sociedad. La solución no es Bukele, la solución es cívica, moral y humana, y tenemos derecho a defendernos”.

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