“Un escenario de lluvia intensa”: El informe geológico que presagió el desastre del edificio Kandinsky

Las sentencias fueron emitidas el mismo día y ordenaban básicamente lo mismo: la paralización de obras en dos grandes proyectos inmobiliarios en Concón y la obligación de tramitar un estudio de Impacto Ambiental. Fue el 5 de junio de 2019. El día mundial de la tierra.

“Una fecha simbólica”, dice el abogado Gabriel Muñoz, recordando ambos triunfos en la Corte Suprema contra la Sociedad Urbanizadora Reñaca Concón S.A, Reconsa, que pretendía construir 23 torres en medio de las dunas, y la inmobiliaria Vimac que aspiraba a levantar otros dos edificios.

Este último proyecto contemplaba dos construcciones de 28 y 10 pisos, 126 departamentos, 51 oficinas, 144 bodegas y 244 estacionamientos. Al momento de su paralización la obra contaba con un 20% de avance y se encontraba emplazada a sólo 140 metros del edificio Kandinsky, la mole vertical que hoy parece colgar al borde de un abismo en Concón, tras las últimas lluvias que provocaron un enorme forado aledaño.

Agencia Uno

La iniciativa de la empresa Vimac estaba ubicada en Avenida Reñaca Norte Nº30 y, según el Plan Regulador de Viña del Mar, el proyecto se emplazaba en un suelo de uso residencial, con equipamiento, espacio público y áreas verdes, ubicado en un predio contiguo al Santuario de la Naturaleza “Campo Dunar de la Punta de Concón”.

Esta brutal paradoja fue, en efecto, parte de los argumentos esgrimidos por Muñoz, representante de la Fundación Yarur Bascuñán y la Corporación Pro defensa del Patrimonio Histórico Cultural de Viña del Mar, quien en la investigación adjuntó un informe elaborado por el geólogo Luis Ribba, llamado “Reflexión sobre las amenazas en las Dunas de Concón”, intentando dar cuenta del impacto específico de las obras en el territorio.

Un estudio cuyas conclusiones bien podrían aplicarse, no sólo al edificio Kandinsky, sino a  la mayoría de las obras construidas imprudentemente en el lugar.

Daño irreparable

“Este tema es preocupante”, señala el informe en un comienzo, arguyendo que tras el terremoto del año 2010 los fenómenos de remoción de masa y licuefacciones fueron recurrentes. En parte de sus conclusiones, Ribba asegura que al no existir una definición única del campo dunar, se ha terminado por invisibilizar.

Su ecosistema asociado, agrega el informe, “se ha perdido y ha sido dañado irreparablemente por las actividades recreacionales del ser humano y el avance inmobiliario desde el Sur y Norte del Santuario Dunas de Concón”.

“Hay un potencial de daños irreparables en las áreas protegidas en este instante que debe ser evaluado responsablemente por profesionales independientes acerca de derrumbes posibles, por obras que se están desarrollando en ambos extremos, Norte y Sur del Santuario. Ello si se quiere asegurar evitar daños en él”, señala el documento.

Faena paralizada de edificio de empresa Vimac, ubicada detrás del Kandinsky.

La Corte Suprema finalmente acogió el fundamento. “No es posible soslayar que las conclusiones técnicas del estudio se avienen con las máximas de la experiencia en relación con el riesgo de derrumbe y la ocurrencia de otros eventos similares de origen natural que nuestro país ha experimentado en los últimos años, lo cual constituye un hecho público y notorio”, sentenció el máximo tribunal de justicia.

Para Gabriel Muñoz lo ocurrido en el edificio Kandinsky fue algo que se advirtió con el  informe geológico y que terminó por ratificar la Corte Suprema. Pese a que la construcción del edificio que hoy se encuentra al borde del precipicio fue anterior a la de la inmobiliaria Vimac, “los fallos judiciales advertían que era muy probable que pasara lo que pasó”.

¿Y por qué sucedió?, se pregunta Muñoz. Pues porque fue permitido, dice: la vieja doctrina del laissez faire. “Aquí hubo permisividad por parte de la Dirección de Obras Municipales de Viña del Mar y de la administración Reginato, aunque el Director de Obras del municipio aún lo mantiene en el cargo la nueva alcaldesa Ripamonti”, añade.

El colapso del terreno aledaño al edificio Kandinsky, por una eventual falla en un colector de aguas lluvias, es en el fondo apenas la punta del iceberg. La trama, en verdad, se remonta mucho más atrás y tiene como protagonistas a varios jerarcas de la exConcertación, como los exministros Carlos Figueroa y Edmundo Pérez Yoma, quienes no sólo eran accionistas de Reconsa, la empresa con más terrenos en las dunas de Concón, sino que abogaron para reducir de 50 a 12 hectáreas el santuario de la naturaleza.

Muñoz asegura que si bien existió un desprendimiento patrimonial por parte del Estado en tiempos de dictadura -terreno fue vendido en cuotas por la ex Caja de Previsión de Empleados Particulares a Edmundo Pérez Yoma-, la preocupación actual va más allá de este origen espúreo. “Ahora hay que defender lo que queda, lo que resta del campo dunar “, dice.

Y esa era precisamente una de las prerrogativas del informe. En su última conclusión se explicita que “mientras no ocurre un escenario de lluvia intensa con acumulación de cientos de milímetros, seguido de un terremoto magnitud cercano a 9, es difícil comprender que grandes fenómenos de licuefacción pudieran ocurrir”.

«Ahora se está viendo que por mucho que la ingeniería haya avanzado, no se tiene en cuenta los errores humanos, y menos sumados los casos extremos de la naturaleza. Metros cúbicos sin tubería en una duna libre son como un cuchillo caliente sobre la mantequilla», apunta Ribba a El Desconcierto.

En una época de grandes cambios climáticos, agrega el informe, y con la amenaza que reviste el terremoto pendiente en la zona central, “las probabilidades pudieran estar mucho más cerca de lo que se cree”.  Por muy lejano que parezca para algunos,  el geólogo asegura que existe “un momento en que las cosas realmente ocurren”.

¿Y qué malo podría pasar entonces?, pregunta Ribba con ironía.

Todos sabemos la respuesta.

Informe Ribba Vimac (1) by claudio pizarro on Scribd