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Ramos por Comisión para la Paz: “El mayor desafío es que dé confianza a todas las partes”

Por: Talía Llanos Chacón | Publicado: 30.08.2023
Ramos por Comisión para la Paz: “El mayor desafío es que dé confianza a todas las partes” Victor Ramos |
Victor Ramos, quien hasta asumir la Comisión para la Paz y el Entendimiento era el encargado nacional del Plan Buen Vivir, indica a El Desconcierto los avances de la comisión, con esperanza de que el proceso encuentre una salida que restaure las confianzas de todas las partes involucradas.

Víctor Ramos lidera la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, que tiene como objetivo sentar las bases para una solución de mediano y largo plazo al, popularmente llamado, conflicto mapuche.

El foco de las acciones apunta a materias de tierras y reparación para las comunidades mapuche contribuyendo, a su vez, a una mejor convivencia de las y los habitantes de las regiones de Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

Ramos, quien hasta asumir esta responsabilidad era el encargado nacional del Plan Buen Vivir, indica a El Desconcierto los avances de la comisión con esperanza de que el proceso encuentre una salida que restaure las confianzas de todas las partes involucradas.

Así también, enfatiza en que la comisión ha tenido un buen recibimiento tanto desde las industrias y forestales como de las comunidades. De todas formas, señala que hay algunas instancias, o grupos, que “efectivamente van a ver con toda la desconfianza y pesimismo del mundo que esto puede ser una comisión más. Y también es legítimo que pueda existir ese tipo de percepción”.

-¿Cómo evalúa que ha sido el trabajo de la comisión en estos meses?

Mira, el trabajo de la Comisión durante estos meses ha estado marcado por un proceso de acuerdos iniciales basados en cómo se van a definir las propuestas. Y en primera instancia se acordó que la unanimidad de todos los comisionados iba a ser uno de los elementos claves para obligarnos al acuerdo y al consenso de las medidas que se puedan ir proponiendo al final de su camino, que va a ser largo. Estamos hablando de noviembre del 2024, cuando tiene que entregar los informes tanto al Congreso como al Presidente de la República. Entremedio hay que recorrer un camino bien complejo, que tiene que ver con, primero, recopilar y acopiar toda la información que tiene que ver con tierras. Estamos en esa fase, refiriéndose a los distintos tipos de servicios públicos involucrados en estas materias.

Posteriormente va a tener que abordar el tema de las víctimas, todas las víctimas qué ha ido produciendo esta conflictividad en el sur. Pero también echar a andar un proceso de diálogo, donde puedan validar y legitimar las propuestas que puedan salir desde esta Comisión. Para ello creo que estas primeras cinco sesiones que ya lleva esta Comisión han tenido un alto nivel. Son conversaciones bien complejas, bien profundas también. Son posiciones muy encontradas que se pueden reflejar en esta mesa, pero al mismo tiempo de alta responsabilidad por buscar caminos de salida más que centrarnos en los dolores que cada una de las partes puede arrastrar.

-¿Y cuál diría que es el mayor desafío que tienen por delante?

El conflicto en el sur de Chile lleva muchísimo tiempo. Los primeros atentados surgen en 1997 y desde esa fecha no hicieron más que aumentar. Hay que también echar la vista todavía más atrás. En particular la Ley Indígena que surge en 1994 fue una respuesta a un momento de mucho auge de justicia por los procesos colonialistas, por el quinto centenario de esa época. Por lo tanto surgieron grandes acuerdos del Estado de Chile con los pueblos indígenas, como el Acuerdo de Nueva Imperial, que después terminaba con la ley 19.253, que es la Ley Indígena. Pero antes de eso también hay una historia, en particular tenemos una historia con el pueblo Mapuche, que tiene unos tintes muy trágicos desde la ocupación militar que realiza el Estado de Chile a fines del siglo XIX y desde ahí en adelante.

Nunca se ha tenido una respuesta consensuada o de acuerdos con el propio pueblo Mapuche para ver cómo se reparan esos daños. Yo creo que cuando vemos en perspectiva histórica la serie de capas y épocas que se han atravesado para este tipo de conflictividad podemos, desde ahí, establecer que el desafío es quizás de los más complejos que tiene el Estado de Chile para poder conducir, en un espacio institucional, que nos ponga al día con los estándares que otros países también han llevado a cabo para poder resolver estas relaciones tan conflictuadas que se han tenido con los propios pueblos indígenas, y en particular en nuestro caso con el pueblo Mapuche.

Entonces, no sé cómo decirte cuál sería el mayor desafío dentro de todo este proceso. Quizás tú lo puedes ver mejor desde fuera, pero creo que la tarea es compleja. Si tuviese que centrarme en algo es que creo que han ido pasando cosas que son distintas, que tienen que ver con las confianzas. Las confianzas están completamente rotas después de tanto dolor, sufrimiento, desencuentro, y fracaso también. Evidentemente nunca hay confianza. Entonces yo creo que el mayor de los desafíos va a ser que el camino que se construya le dé confianza a todas las partes.

-¿Cómo ha sido el recibimiento por parte de las comunidades Mapuche? ¿Han tenido algún tipo de enlace, más allá de los representantes que hay participando de la comisión?

Yo creo que el pueblo Mapuche, como todo pueblo, es muy diverso. Nunca va a haber una unanimidad. Imaginemos que ninguna sociedad tiene unanimidad para interpretar una situación. Creo que muchas veces el pueblo Mapuche también observa con atención lo que puede ocurrir desde las fuerzas de todo el arco político nacional. En particular yo recibo una muy buena aceptación de muchas comunidades, en diferentes niveles. Hay comunidades que esperan una respuesta concreta, sobre todo las comunidades que llevan tanto tiempo esperando  una respuesta desde CONADI por un derecho como la aplicabilidad de la restitución de tierras, que hoy día no cumple ni en forma ni en fondo.

No cumple en cuanto a la oportunidad, el tiempo que se hacen esas reclamaciones y que tardan tantas décadas en tener una respuesta. Y ahí tenemos un gran cuello de botella, tenemos un atasco que produce más rabia y más frustración. Entonces, en esas comunidades evidentemente hay una expectativa moderada para ver si esta comisión puede dar una respuesta concreta.

Para otras expresiones del pueblo Mapuche también hay una expectativa más política sobre qué va a proponer esta comisión al Estado para ir reparando una deuda con el pueblo Mapuche, que no se trata solamente de cuántas tierras restituir, se trata de algo mucho más profundo, mucho más histórico. Tiene que ver con justicia histórica, con reparación institucional, con otro tipo de elementos que el Estado tiene que proponer para poder ir reconstruyendo las confianzas y darle el reconocimiento al pueblo Mapuche que se merece. Entonces, hay distintas materias.

Por otro lado, hay comunidades que efectivamente van a ver con toda la desconfianza y pesimismo del mundo que esto puede ser una comisión más. Y también es legítimo que pueda existir ese tipo de percepción. Entonces, como te digo, creo que hay una diversidad como en todo pueblo y que por lo tanto las formas en que construyamos este camino también van a ser posible que podamos tener un gran apoyo.

-¿Y cómo ha sido el recibimiento de parte de las forestales o de las industrias contra las cuales resisten ciertas comunidades?

Yo creo que caminan por un sendero similar. Todos creen que aquí hay una muy buena oportunidad por cómo surgió. Creo que nadie pensaba y nadie imaginaba que íbamos a lograr una comisión que tuviese las firmas de todos los partidos políticos. Creo que ese es un hito histórico, es un hito que no ocurre habitualmente, y logramos tener unas bases firmadas, suscritas y apoyadas por todos los partidos políticos que tienen representación parlamentaria.

Por lo tanto, cuando tú logras una señal política como esta y cuando logras tener un exministro del gobierno anterior como Alfredo Moreno, un senador como Francisco Huenchumilla, de la zona, exintendente, exalcalde, exsegpress… Y además, distintas expresiones, tanto de los agricultores como Naveillán de la Multigremial, como Juan Pablo Lepín, como Emilia Nuyado, una ardua defensora de la Ley Indígena, Adolfo Millabur, arduo defensor de los derechos del pueblo Mapuche, en una mesa y con este tipo de apoyo, yo creo que es evidente que los gremios leen que está pasando algo distinto.

Y en el caso de las forestales, han mostrado una muy buena disposición hacia esta comisión. Pero no solamente las forestales. El otro día estuve en una conversación en un foro al cual fui invitado por la Asociación de Agricultores de Malleco, donde estuvo el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultores, Antonio Walker, y también mostró su respaldo a esta comisión.

Estuvo Ricardo Mewes, y también mostró respaldo a esta comisión, porque todos están a la espera de que se pueda producir una salida que permita una mejor vida tanto para el pueblo Mapuche en esa zona como para todos los habitantes de esa región que la han pasado demasiado mal. Y creo que ahí el Estado en general no tiene solamente una deuda con el pueblo Mapuche, sino que tiene una deuda con La Araucanía en general, con todas las personas que viven ahí.

-La semana pasada hubo varios atentados en la zona, ¿Cómo se enfrentan a estos problemas recientes?

La violencia siempre ha estado presente. Cuando nosotros ingresamos como gobierno en marzo de 2022 los niveles de violencia que observábamos eran altísimos y no bajaban. Yo siempre digo que lo importante de la comisión es que pueda sostener esta mesa de trabajo y llegar a puerto, independiente de los distintos dramas y tragedias que se puedan estar viviendo en la zona, porque así es como lo han hecho otros países. Se toman en serio la responsabilidad del Estado y saben que tienen que avanzar independiente de las dificultades que se estén dando producto del conflicto. Estos hechos no se terminan de la noche a la mañana, pero es importante que en algún momento todos tengamos un consenso férreo en que tenemos que estar sentados en una mesa y encontrar salida a problemas históricos, independiente de las acciones que estén ocurriendo en el día a día.

Ahora, es importante separar las cosas. Lo del día a día y la evolución interanual. Por un lado, tú puedes ver, según la información del Ministerio de Interior, cómo en el día a día efectivamente hay muchas personas que se lo siguen pasando mal y que siguen sufriendo atentados que no tienen ningún tipo de razón. O sea, quemar una posta rural, quemar una escuela, atentar contra cabañas de personas que buscan tener algún tipo de ingreso… eso no tiene ningún tipo de sentido. Es una violencia que insiste en pensar que puede llegar a lograr algún tipo de objetivo y no lo va a lograr. Es importante que tengamos conciencia que bajo un Estado de Derecho y en democracia, la violencia jamás va a prevalecer. Pero es importante también que el Estado coordine de buena manera sus acciones y establezca acciones que sean sostenidas en el tiempo.

Lo que puedes ver en la evolución interanual es que no está la violencia descontrolada en el sentido de cantidad. Se va reduciendo la cifra entre el 21′ al 22′ y ahora al 23′ a la misma fecha. Se va reduciendo la cantidad de atentados. Hay más personas detenidas. Pero eso no quiere decir que cada uno de los atentados que uno observa semana tras semana no produzcan dolor, frustración y rabia. Y además, durante tanto tiempo se produce un agotamiento.

Lo que vemos es el cansancio de todas las personas de tener que estar viendo siempre que esto no se detiene. Por eso es que las personas que son responsables y que tienen una tarea del Estado, que organizan la seguridad y todo esto, tienen que observar que en la evolución del proceso no vamos a peor, sino que al contrario, se está tratando de reducir. En particular es bueno tener una mirada por provincias porque lo que ocurre en el Bío Bío es una baja muy considerable en relación al 2022. Pero en cambio en Malleco, una de las provincias de La Araucanía, es donde seguimos teniendo números muy preocupantes.

-En el Bío Bío, la crisis por las lluvias, las inundaciones, ¿es algo que entra dentro del diálogo en el trabajo de la comisión?

La comisión no se involucra en el tema de las políticas públicas ni en la seguridad. Cuando te hablo del tema de seguridad lo que te puedo hablar es como personero de gobierno y desde lo que observo, que eso lo hace presente la propia ministra de Interior  y el subsecretario Monsalve, que siempre están comunicando al Congreso Nacional. La comisión no tiene un mandato en relación ni a la seguridad ni tampoco a las políticas públicas, eso es materia del Ejecutivo, tanto la inversión, los diferentes tipos de crisis, de infraestructura, de desarrollo, como también la seguridad. Eso es materia exclusiva del Ejecutivo.

-Le pregunto como los daños por el temporal, que perjudican especialmente a los sectores menos privilegiados y rurales. Hay un tema inmobiliario con la construcción en lugares que no están permitidos. Entonces me pregunto si entrará en el debate acerca de la reestructuración de tierras…

No, la comisión no, pero el gobierno lo tiene dentro de su estrategia. Me tocó también instalar el Plan Buen Vivir, que es una respuesta con una expectativa de desarrollo para las zonas rurales donde están concentradas muchas veces las comunidades Mapuche, pero con una perspectiva intercultural que sea respetuosa, aunque trata de adaptar el Estado a las formas en que se organizan las propias comunidades y muestra un respeto por ellas.

En ese sentido, sí hay un trabajo en la zona de Alto Bío Bío desde hace mucho tiempo. De hecho, estuvo el presidente en el temporal anterior en conversación con todas las autoridades tradicionales de Alto Bío Bío, donde pudieron hablar directamente y observar cuáles son los proyectos que tenemos en carpeta y cuáles son los que se pueden ir ayudando con mayor materia. Entonces, hay un sentido de urgencia muchas veces para nosotros como gobierno en poder responder de una forma más rápida en esas zonas, porque son zonas que siempre han vivido con la frustración de sentirse postergadas y maltratadas.

Creo que la sensación era bastante real. Cuando nosotros recién entramos acá lo que más nos reclamaban muchos territorios donde se concentra la mayoría de las comunidades mapuches en las zonas rurales de Bío Bío y de La Araucanía, era el abandono y las promesas incumplidas. Eso es una realidad, eso fue así. No es algo que se inventa. Y es por eso que, evidentemente, nosotros para construir confianza, no podemos volver a crear expectativas, promesas y no cumplirlas.

Entonces tratamos de ir reduciendo las expectativas en cuanto a la velocidad de los cambios, pero al mismo tiempo hacer un trabajo sostenido y continuo con ellas para poder juntos lograr las obras que son tan necesarias. En esa línea creo que sí hay un trabajo, al menos en esa zona, en la provincia de Arauco también, con distintas comunidades, que además les ayuda a fortalecer muy bien las organizaciones y dejar atrás esa percepción que se tiene muchas veces desde la capital o desde otras partes del país, de que prácticamente allá todo es violencia y caos. Y no lo es.

Hay mucho trabajo comunitario, hay mucha organización, hay mucha propuesta para reparar y para hacer mejor su territorio en cuanto a turismo, distintos tipos de actividades culturales, ofertas gastronómicas, reparar y mejorar las escuelas, tener una educación intercultural más adecuada, etc. Hay tanta vida dentro de esta zona que es importante también relevarla y creo que es algo que se busca en ese sentido.

-¿Cuál es la proyección a futuro de la labor de la Comisión para el 2024? ¿Esperan que terminado este periodo presidencial continúe el trabajo?

Sí. Como bien dices, esto debiese terminar a más tardar en noviembre del 2024. Pero lo que buscamos también es que los primeros acuerdos que se puedan implementar sean dentro de este gobierno porque finalmente es algo que es responsabilidad del Estado. Por lo tanto, es importante comenzarlo.

Como tenemos un respaldo y un trabajo transversal donde todas las fuerzas políticas se pueden representar, las conclusiones y los mecanismos que se adopten es fundamental que puedan ser continuados por todos los gobiernos. Esto es un trabajo de Estado, un acuerdo de Estado, va a ser de esta manera y por lo tanto las propuestas y los caminos institucionales que se sostengan van a ser respaldados y continuados por todos los gobiernos, independiente del clima político que pueda haber posterior al 2026.

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