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Crisis en la Democracia Cristiana: ¿Cómo sobrevivirá la falange?

Por: Talía Llanos Chacón | Publicado: 02.09.2023
Crisis en la Democracia Cristiana: ¿Cómo sobrevivirá la falange? Alberto Undurraga, presidente de la Democracia Cristiana | Agencia Uno
Dos expertos y el presidente del IV Congreso de la Democracia Cristiana coinciden en que la falta de rostros nuevos perjudica a la falange. Además, apuntan a una crisis del centro político y de representatividad ciudadana en general.

Es incierto el futuro de la Democracia Cristiana. Hace unos días, el presidente de la falange, diputado Alberto Undurraga, propuso ante el consejo nacional de la DC “poner a la venta todas las propiedades” que poseen.

Según reportó La Tercera, con ello planean “completar el valor total de la deuda” que mantienen, la que corresponde a casi $896 millones, con 15 acreedores.

Además el partido se endeudó en 219 millones de pesos después de su fracaso en las elecciones del Consejo Constitucional. Y por cesión de derechos, se agregaron otros 106 millones al monto debido.

“Por la cantidad de votos obtenidos, al partido no se le reembolsará monto alguno”, lamentó Undurraga, ya que la falange sólo obtuvo 3,78% de las preferencias. Cabe recordar que en la elección de la Convención Constitucional, lograron la elección de un solo representante, Fuad Chahín.

Diagnóstico: Falta de rostros nuevos

De acuerdo con ​​el analista Rodrigo Espinoza, director de la Escuela de Administración Pública de la Universidad Diego Portales (UDP), “hay una falta de renovación dentro de la Democracia Cristiana y eso se ha notado”.

“La política hoy en día se ha basado más en rostros que en ideas, y en lo que tiene que ver con rostros, a la Democracia Cristiana le ha faltado renovación, es decir, una nueva generación de políticos jóvenes que logren conducir el partido”, explica.

Rocío Zepeda, doctora en Ciencia Política y académica de la Escuela de Gobierno y Administración Pública de la Universidad Mayor, coincide en que “la falta de nuevas caras y la poca adaptabilidad del partido a los nuevos tiempos, sin duda han sido elementos determinantes que podrían explicar el poco apoyo ciudadano”.

En ese sentido, la baja adhesión se puede relacionar a “cómo se ha conducido el partido en los últimos años y a la falta de figuras o candidatos que logren captar votos”, agrega.

Desde la Democracia Cristiana, Diego Calderón, consejero nacional de las Juventudes DC y presidente del VI Congreso del partido, que se encuentra en su etapa participativa, comparte en parte el diagnóstico.

“Creo que es importante que la DC tome una decisión radical en torno a renovar sus liderazgos, de ofrecer y demostrar que somos un partido no tradicional, sino que somos un partido histórico, que ha contribuido significativamente al desarrollo del país, pero que hoy día tiene que ser capaz de entender que, para que tenga vigencia y sentido en un nuevo ciclo político, es necesario un nuevo proyecto en otros términos”, opina.

Calderón indica que la Democracia Cristiana “tiene varias crisis, una crisis electoral, pero que es expresión de una crisis política. Ha sido incapaz en el último tiempo de tener un mensaje unitario claro y un programa y un mensaje distinguible que ofrecerle al país”.

Crisis del centro político

Además, Espinoza opina que “lo que está aconteciendo con la Democracia Cristiana tiene que ver con un proceso de vaciamiento de lo que es el centro político”, por fracturas internas de la DC, además de la falta de renovación del centro en general.

“La renovación se ha dado más desde el sector de la izquierda, y desde la derecha evidentemente han surgido nuevas alternativas como son la derecha radical a través de Republicanos, que de hecho gozan de una posición prácticamente dominante en el actual proceso constituyente”, agrega.

En esa línea Zepeda opina que “la desaparición del centro político es algo que estamos evidenciando hace algún tiempo en la región”, lo que “deja un vacío que produce también un desfonde ideológico”.

Esto permite “el posicionamiento de extremos y de partidos atrapatodo y tiene que ver principalmente con el reordenamiento del sistemas de partidos producto de una crisis de representatividad que también venimos arrastrando hace algún tiempo, entre otras razones”.

Para Diego Calderón, “a partir de una reflexión más profunda y menos inmediatista, nosotros creemos que es evidente que hay una crisis de representación que excede los límites de la Democracia Cristiana y por supuesto también del sistema político chileno”.

“Hay una crisis de representación en todo el mundo que se ha expresado en diversos procesos electorales en donde han ido surgiendo liderazgos de carácter más populista y a veces también lamentablemente de un carácter muy autoritario”, complementa.

¿Puede desaparecer la DC?

Es posible, pero difícil, que desaparezca un partido como la DC. Con poca presencia en los últimos procesos, de todas formas se mantiene firme en gobiernos locales y regionales. Según destaca Rodrigo Espinoza, “es probable que la democracia cristiana desaparezca, pero también es difícil que aquello ocurra”.

“Todavía tienen presencia en territorios, principalmente en la zona sur del país, así que creo que por ahí podría venir el último bastión de la Democracia Cristiana para sobrevivir como partido en las próximas elecciones”, señala.

Según Rocío Zepeda, “que desaparezca un partido político no es algo tan fácil, sin embargo, la posición en la que está la DC ahora va a ser difícil de remontar, o sea, pasaron de ser uno de los (o el) partidos políticos más influyentes de nuestro sistema de partidos, a estar inmersos en una crisis económica importante”.

“Desde esta perspectiva quizás las mejores opciones serían empezar a buscar alianzas que refuercen efectivamente la posición del partido o, de lleno, tratar de reinventarse, darle un vuelco a la situación a ver si logran captar nuevas militancias o actores con potencial”, opina.

Sexto Congreso: Momento de reflexionar

De acuerdo con Diego Calderón, el sexto Congreso, denominado Raíces, Comunidad y Esperanza, “es una oportunidad” para “una actualización ideológica, política, que nos permita adecuar nuestros principios y nuestros valores permanentes a la nueva realidad política y social del país y del mundo.

También para “ver cómo somos capaces de reorganizarnos, de constituir una organización mucho más moderna, más adecuada a los tiempos” y además “reflexionar respecto de la vigencia de la democracia cristiana como un instrumento, cómo los principios humanistas y cristianos pueden tener una vigencia en la sociedad actual y con quiénes tenemos que caminar para el efecto de cumplir y alcanzar nuestro objetivo”.

La importancia por tanto del congreso es demostrar “que en un partido que reconocemos que ha tenido una crisis importante en los últimos años, es capaz de hacer una revisión autocrítica respecto del momento en que nos encontramos, de ver cuáles son nuestras falencias”.

Igualmente “de ver quiénes somos y con quienes podemos contar para enfrentar las nuevas tareas y por supuesto intentar que el partido pueda tener una voz importante en el Chile que se está construyendo”.

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