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Humilladas y desprotegidas: Conductoras no tienen baños, usan pañales y deben orinar en la calle

Por: Claudio Pizarro | Publicado: 10.10.2023
Humilladas y desprotegidas: Conductoras no tienen baños, usan pañales y deben orinar en la calle mujeres buses |
La falta de baños en los terminales de buses, algo que en pleno siglo XXI parece insoslayable, es una realidad que avergüenza a las trabajadoras del transporte público. Desde el año 2010, la Dirección de Trabajo ha recibido más de 600 denuncias por no disponer de baños en los terminales. “Es tan denigrante”, denuncian sus dirigentas.

Se detuvo en un sitio eriazo luego del primer recorrido, a eso de las 6:30 de la mañana, alejándose varias cuadras del terminal de buses. Allí, entre medio de la maleza, orinó sin percatarse que estaba siendo observada por un pasajero que se había quedado al interior de la micro.

Me sentí tan mal y asustada que me puse a gritar– recuerda Jessica Escobar, entonces conductora de la línea B18.

La falta de baños en los terminales de buses, algo que en pleno siglo XXI parece algo insoslayable, es una realidad que avergüenza a muchas trabajadoras y trabajadores del transporte público, que han debido sortear estas dificultades a punta de humillaciones.

Jessica Escobar hoy es dirigenta del sindicato Elías Lafertte, perteneciente a la empresa RBU Santiago, perteneciente a la multinacional del grupo francés Transdev, y ha sido una de las mujeres que ha alzado la voz buscando mejorar las condiciones de trabajo en un rubro que hasta no hace mucho tiempo era casi exclusivo de hombres.

Escobar asegura que la carencia de retretes no sólo afecta a conductoras sino también a inspectoras, personal de aseo y planilleras, que debido a esta situación se exponen constantemente a los peligros que conlleva hacer sus necesidades en la vía pública.

“Muchas veces hemos tenido que parar no más y hacer pipí en la calle frente a hombres. Es tan denigrante, pero así son las cosas”, dice.

La dirigenta asegura que han protestado frente a La Moneda, han paralizado terminales, pero que la desidia de las autoridades es más fuerte y muchas mujeres terminan naturalizando este tipo de precarización laboral.

“Tratamos de simplificar las cosas y terminamos por aceptar estas condiciones indignas, como no poder hacer pipí y andar con toallas higiénicas varias horas al día. Hay colegas incluso con enfermedades urinarias que han tenido que usar pañales”, explica.

El problema en verdad no es nuevo y se remonta hasta antes de la instalación del transantiago (2007). En el año 2003, por ejemplo, los choferes de un paradero de RedBus en Renca denunciaron que habían sólo dos baños químicos para más de 200 conductores y que el terminal era un verdadero “chiquero”.

En el año 2009, un dirigente sindical de la empresa Express ingresó dos veces con su máquina a La Moneda denunciando precarias condiciones laborales y, en 2014, tras el suicidio de Marco Cuadra, quien se prendió fuego al interior de un bus, trabajadores del transporte paralizaron exigiendo respetar las horas de descanso y la instalación de baños en las garitas.

Hace apenas tres meses atrás, sin ir más lejos, el chofer Luis Zavala murió aplastado mientras orinaba entremedio de dos buses. Tras largos años sin soluciones concretas, en la actualidad existe una mesa de trabajo donde participa el ministerio de Transporte, del Trabajo, operadores de red y diversos sindicatos del gremio.

Hace un par de semanas el diputado Andrés Giordano, integrante de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, se reunió con la ministra de la Mujer y equidad de género, Antonia Orellana, junto a dirigentes del sindicato Elías Lafertte, buscando abordar las condiciones laborales que afectan a las conductoras, en particular, y a todo el gremio en general.

-Son situaciones denunciadas reiteradamente y que representan graves vulneraciones a los derechos laborales. Es algo muy complejo que se vuelve a repetir una y otra vez, como un eterno retorno, y que no se ha resuelto por falta de voluntad política, generando una situación francamente insostenible- asegura Giordano.

“¡Ir al baño es un derecho humano!”

Según datos solicitados por El Desconcierto a la Dirección del Trabajo, entre el año 2010 y el 01 de octubre de 2023, se interpusieron 614 denuncias por no disponer de servicios higiénicos en empresas del transporte urbano de pasajeros de la Región Metropolitana.

Durante el mismo periodo fueron sancionadas 240 empresas, encabezando el ranking Express Santiago con 67 multas, seguida de Su-Bus Chile con 56 y Buses Vule con 33. Sólo en lo que va del año, el organismo fiscalizador suma un total de 47 denuncias y 21 multas a empresas de transporte por carecer de baños en sus instalaciones.

Para el diputado Andrés Giordano, en el mundo del trabajo existe una idea generalizada de que los empleadores prefieren pagar las multas en lugar de corregir las infracciones.

“Esto se debería abordar intentando otorgar mayores facultades a las inspecciones del trabajo, a la Dirección del Trabajo y también generar un catálogo de multas administrativas y judiciales que cumplan con el rol de inhibir este tipo de incumplimientos”, explica.

Deberes laborales que son ignorados por empleadores y que forman parte de los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras del transporte. Situación que reporta la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), que agrupa a 18 millones de trabajadores y más de 679 sindicatos en 147 países de todo el mundo, en un informe publicado en noviembre de 2019.

La investigación llamada “¡Ir al baño es un derecho humano!: Carta por el derecho de los trabajadores y las trabajadoras del transporte al saneamiento”, aborda, entre otras cosas, los problemas de salud y seguridad que enfrentan las trabajadoras al no acceder oportunamente a instalaciones sanitarias “apropiadas, seguras y limpias”.

“En concreto, tienen necesidades fisiológicas específicas y padecen riesgo de violencia”, dice el informe.

FOTO: FRANCISCO CASTILLO D./AGENCIAUNO

A diario las mujeres deben exponerse en los espacios públicos, algunos ubicados en sitios eriazos o descampados, arriesgando su integridad física y sicológica. “Tienes que ir a un lugar escondido con el bus para que nadie te vea y en esos lugares te pueden violar o asaltar”, cuenta Jessica Escobar, dirigenta de la empresa RBU Santiago.

Todas estas dificultades hacen que las trabajadoras busquen cómo solucionar este tipo de carencias. Algunas paran en negocios o pagan en locales de consumo, como restoranes o fuentes de soda, o recurren a casas aledañas a los terminales.

La mayoría de los casos donde no cuentan con baños, las mujeres se han acostumbrado a aguantar los largos turnos, medida que ha provocado serios problemas de salud en algunas trabajadoras. Alicia Gitiérrez, dirigenta del sindicato Elías Lafertte, asegura que son comunes las infecciones urinarias, los estreñimientos y los dolores de estómago.

“Una vez llegó a tal punto mis ganas que me mojé un poco y tuve que ir a comprarme calzones, para cambiarme y lavar todo”, recuerda.

Lo más denigrante, agrega Jessica Escobar, es tener que cambiarse las toallas higiénicas en los buses estacionados. “Muchas veces lo hemos tenido que hacer al interior de la misma máquina, escondidas, apuradas, de forma indigna. Trabajamos más de seis horas sentadas y así la menstruación es más fluida. Eso te hace perder la concentración y brindar un mejor servicio”.

Para Javiera Canales, abogada y directora ejecutiva de Corporación Miles, resulta “desgarrador saber que muchas conductoras del transporte público luchan por algo tan básico como el acceso a un baño. Aquí hay una clara vulneración de sus derechos y dignidad al verse obligadas a enfrentar situaciones tan humillantes y perjudiciales para su salud”.

“La higiene menstrual es un derecho básico que aquí no está siendo respetado. Pero, además, la falta de un baño las deja en un estado de desprotección y vulnerabilidad. La lucha por la igualdad de género y los derechos laborales también pasa por garantizar a las trabajadoras algo tan mínimo como es un baño”, asegura.

Cuando las mujeres asumen labores que culturalmente se encuentran masculinizadas, como el transporte, la construcción o la seguridad, añade Canales, “suele haber un borrado de la condición biológica de las mujeres”.

“Es urgente que las autoridades y las empresas de transporte público tomen medidas inmediatas y se respete el Código del Trabajo para poner fin a esta vergonzosa vulneración de derechos básicos», enfatiza.

Lo paradójico de esta situación es que muchas de las mujeres que ingresan a trabajar, según datos del Directorio de Transporte Público, lo hacen a través del Programa Mujeres Conductoras, un proyecto impulsado por el organismo cuya misión es que el “transporte público se transforme en un sistema de calidad como resultado de una política pública”. La iniciativa ya se ha implementado en los municipios de La Pintana, Renca, Huechuraba, Puente Alto, Pudahuel, Maipú y Quilicura.

toque de queda

Agencia Uno

En julio de este año, el ministro Juan Carlos Muñoz, destacó el programa como un modelo comprometido con “la construcción de un Estado de Bienestar”. “Mujeres a quienes les cambió la vida para mejor, que pueden avanzar hacia ese Estado de Bienestar, porque tienen un trabajo estable, con contrato y que día a día se profesionaliza más”, sostuvo.

Del total de mujeres que ingresaron al servicio por esta política pública, un 41,6% son proveedoras principales de su hogar; un 43,3% se encontraba desempleada y un 20,8% trabajaba en la informalidad. Según el último reporte de personal de conducción entregado por las empresas operadoras, Red Movilidad (exTransantiago) cuenta con 1.444 conductoras que representan un 7,6% del total de conductores del sistema.

Consultado sobre las precarias condiciones de las conductoras en sus lugares de trabajo, el Directorio de Transporte Público Metropolitano aseguró a El Desconcierto que estaban avanzando en incorporar a más mujeres en el sistema de transporte en labores de conducción, profesionales, técnicas y administrativas.

Aunque ese objetivo, aclaran, supone “asumir problemáticas como las planteadas y hacernos cargo también de las soluciones”. “Por esta razón hemos constituido diversas mesas de trabajo con el ministerio de la Mujer, la Dirección del Trabajo, para buscar en coordinación con las empresas de transporte público, responsables de dar a esas mujeres condiciones de higiene y seguridad necesarias para desarrollar, no sólo en condiciones razonables, sino en condiciones dignas y óptimas, la labor tan importante que ejecutan”.

El Desconcierto intentó comunicarse con la empresa RBU Santiago, para contrastar la información entregada por sus dirigentes, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.

 

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