Gatos, mujeres y una persistente mezcla de colores son algunas de las características de su obra en pincel. Más allá de eso, Carlos Páez Vilaró logró incursionar con éxito en un sinfín de disciplinas artísticas, motivado por la curiosidad de un felino. “El arte no puede definirse ni explicarse. Es un chispazo. Si en la noche un relámpago ilumina en un instante la línea del horizonte y dibuja el paisaje en la oscuridad, el artista, llevado por un misterioso hilo poético, proyecta su luz contra el lienzo, obedeciendo a un inexplicable impulso de expresarse», habría escrito hace algunos años.
Casapueblo, bella e imponente, atrae a cientos de turistas de todo el mundo a conocerla. Hoy, alberga un hotel, un museo y una galería de arte que vende obras de Páez Vilaró en cantidades industriales, luego del respectivo pago de una entrada de alto precio. Así, los viajeros con poco presupuesto tienen nulas posibilidades de entrar a conocer la obra y construcción del artista, en un espacio más parecido a un mall de arte que a un museo.
Luego de recibir los homenajes del Estado, en su velatorio, el presidente José Mujica destacó la lección dejada por Carlos Paéz: «Te podés caer 20 veces y te podés levantar, y que a veces en la vida se le puede caer una lágrima a uno, pero hay que vivir y seguir andando».
Su homenaje a la mujer:
Si Casapueblo en mi homenaje al sol, es también mi ofrenda a la mujer.
A todo el universo de la mujer. Me refiero a la mujer obrera, a la mujer maestra. A la que encorvada bajo el sol lava la ropa en el arroyo o la que lleva a su hijo de mochila mientras transporta el cesto de fruta en su cabeza. La que enfrenta al desnudo la cresta de la ola o la que sofisticada decora el salón con belleza de pavo real.
Ella ha significado el mayor estímulo den todas las batallas que he debido librar o las empresas que he acometido. Siempre pienso que sin mujer no hay creación.
Es la base de todos nuestros proyectos y de todo lo que hacemos. Por ella somos capaces de levantar una casa, emprender una aventura, pintar, componer, escribir o hacer una revolución.
Es la raíz de nuestras motivaciones, la salsa que condimenta con su belleza nuestra vida.