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Ideas progresistas y lenguaje conservador en la Reforma Tributaria

Publicado: 05.05.2014
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Actualmente en Chile el gobierno de la Presidenta Socialista ha presentado una reforma tributaria que apunta a recaudar dinero para financiar reformas y transformaciones profundas en el país. Sin embargo, toda la argumentación de sus técnicos, comenzando por su ministro de Hacienda, la fundamentan en la forma más derechista de llamar a los impuestos: “carga tributaria”.

Muchos tecnócratas latinoamericanos, desconocen las fuertes disputas políticas e ideológicas que se dan en el seno de la sociedad de los Estados Unidos, donde se invierten cientos de millones de dólares para investigar de manera sistemática y permanente la forma más eficiente de comunicar y ganar apoyo social y también a como combatir las posturas de sus adversarios.  Estas batallas se dan en el campo lingüísticos y no hay nada dejado al azar en la estructura discursiva y en los términos y palabras que se utilizan, dando absoluta importancia al uso de las metáforas.

El uso de las metáforas es clave para cualquier político en sus exposiciones, más aún en temas donde requiere mostrar su ideología. Si es progresista y recurre a metáforas conservadoras debilita su posición o lo hacen contradecirse en su postura, no tanto por lo que dice sino por lo que evoca a quien lo escucha. Las metáforas no son neutras en los efectos que producen en las mentes de los ciudadanos.

Al parecer muchos tecnócratas progresistas, ignoran desde que postura ideológica hablan al decir “carga tributaria”, no relacionan que “carga tributaria” es lo contrario a “alivio tributario”, metáfora que inventaron los neoconservadores republicanos en Estados Unidos. Esta metáfora fue tremendamente efectiva para buscar parecer cercanos a la gente a quien propusiera el bajar impuestos, ya que es un “alivio” frente a la “carga fiscal” que sufrían las personas. Fue un arma letal que hizo perder muchos votos a los demócratas, incluso entre personas que se beneficiaban de los programas sociales que financiaban los impuestos.

No se trata de sólo cambiar las palabras, se trata de entender las ideas que están detrás ellas y de las conexiones neuronales que provocan en las personas al escucharlas. George Lakoff ha desarrollado un amplio trabajo sobre este tema y por el lado conservador Franz Lutz ha hecho lo suyo para entrenar los líderes conservadores en la forma de enmarcar el debate.

 

El poder del encuadre y las metáforas progresistas

Está claro que el encuadre donde se da el debate define quien lo gana, si articulamos nuestros discursos en un encuadre conservador, siempre ganaran los conservadores. Por ello, los líderes políticos progresistas tienen que entender el encuadre desde donde hablan, pero también pueden contribuir a cambiar los encuadres que se ha usado desde el predominio de las políticas neoconservadoras, más aún cuando los tiempos actuales permiten hacerlo con mayor efectividad desde la crisis financiera mundial.

En el caso concreto de los aumentos en las tasas impositivas, hay que ser explícitos en decir, tal como nos recomienda Lakoff, las tareas escolares eran una pesada carga, pero había que hacerlas, hacer ejercicio físico es pesado, pero para mantenerse en forma y saludable es necesario hacerlo. Por esto, al hablar de los impuestos se puede decir que ellos son necesarios para invertir en un futuro mejor para la sociedad (infraestructura, educación salud, etc.). Son inversiones necesarias que generan una ciudadanía educada, sana y eficaz. Estas son las razones “programáticas”, pero hay razones morales para los impuestos, la educación y salud son importantes para la realización en la vida, por tanto una sociedad que busca que las personas sean personas realizadas requiere invertir. También, existen razones morales para invertir en una red de protección social en períodos que la gente sufre las “inclemencias de las crisis económicas”, el Estado tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos. Además los bienes públicos, al contrario de lo que se piensa, siempre son más utilizados por las personas de mayores ingresos y no por las personas de bajos ingresos, pensemos en un solo ejemplo; ¿Quiénes utilizan los aeropuertos? ¿Las tasas de embarque (impuestos) que pagan financian la inversión pública?

A los impuestos hay que llamarlos por su nombre y no pensar que el nivel de tasa impositiva es sinónimo de “carga tributaria”, si queremos usar metáforas hay que buscar las metáforas que son consistentes con el encuadre de la ideología progresista, por ejemplo; la tasa de impuestos es el grado de solidaridad de las personas para sostener el patrimonio común.

Si hay rigor en los políticos y tecnócratas progresistas deben dedicar un tiempo mínimo para entender los efectos del lenguaje que utilizan, si es que quieren ganar la batalla en las mentes de sus electores y ciudadanos, no hacerlo puede significar que las mayorías electorales circunstanciales pueden desaparecer prontamente al ceder el campo de batalla de las ideas a los políticos y técnicos  conservadores.

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