A Félix Herrera lo observamos crecer durante las seis temporadas realizadas hasta el momento. De observar sus aventuras en el colegio, pasamos a descubrir con él su emergente pasión por Los Prisioneros y a impresionarnos con sus primeros acercamientos al amor y a la política.
Es verdad que, desde el idealismo, esperábamos más del pequeño de Los Herrera. Quizás nos ilusionamos con el potencial revolucionario de su rebeldía adolescente y olvidamos que la alegría a Chile nunca llegó y los años de postdictadura renovaron a más de un corazón socialista.
Porque el Félix Herrera del futuro no solo es fruto de la niñez en dictadura, no. El Félix Herrera del 2014, convertido en un sociólogo progre, no puede entenderse sin echar un vistazo a esos años que la serie no nos va a mostrar. Esa década completa en que Chile procuró deshacerse del pasado (de todo, con UP incluida) y dejó el porvenir en manos de los “compañeros y compañeras” que hasta entonces todavía figuraban como el antónimo político del dictador.
Quizás nunca imaginamos que Félix terminaría replicando el ejemplo de uno de los creadores de la campaña del No, esa en la se involucró tan fervientemente a su corta edad. Porque, mientras en la serie él y Sybilla se comprometen con la propaganda del arcoris, Eugenio Tironi, del comité técnico de la campaña, ya avanzaba a paso raudo en el tobogán de la renovación. Justo como parece haberlo hecho posteriormente el pequeño de los Herrera.
¿Se acuerda del desastre ecológico de Celco? Ahí estuvo Tironi, aportando al “entendimiento” entre la empresa y la comunidad, que ya veía venir la terrible contaminación del humedal Río Cruces. El sociólogo también metió mano al ahogo de la protesta pehuenche, que se resistió sin éxito a la construcción del embalse Ralco, en el alto Biobio. Más tarde, asesoró a los Pérez Yoma ante la crisis de las casas Copeva y hasta fue contratado por los Luksic para salvar la crisis de Lucchetti en una reserva ecológica de Perú. A esos antecedentes, súmele pololitos para Hidroaysén, Alto Maipo, McDonald’s, Salcobrand (cuando estalló el escándalo de la colusión) y un largo e interesante currículum que nos tomaría mucho tiempo detallar.
En ese tipo de aventuras te imaginamos metido ayer, querido Félix.
El guiño a nuestro presente
“Nosotros, como intermediarios, em… intermediamos entre las comunidades y los diversos actores sociales, ya sean empresas o instituciones públicas, donde siempre va a haber un conflicto. Y nosotros, intermediamos para que no haya conflicto, para que se llegue a un acuerdo que sea beneficioso para todos”, agregó. Fue suficiente para que las redes sociales de los seguidores de los 80 explotaran en evocaciones de Tironi y su colega Enrique Correa.
Además de confesar que sus amigos sociólogos lo acusaron de vendido por su trabajo, Félix volvió a refregarnos la realidad de Chilito en la cara al esgrimir una de las excusas favoritas de la progresía: “Como si la única forma de contribuir fuera, no sé, echando todo abajo o tirando piedras en las calles. Hay formas más complejas, más maduras, de poder contribuir, de ser un aporte”. Corazones rotos y un minuto de silencio por Los Herrera.
Mientras Félix y Los Herrera, simbolizaron a una más de esas miles de familias aplastadas en el país por un enemigo común, Félix del 2014 viene a recordarnos que, años después, una amplia diversidad de enemigos se confundieron entre todos nosotros, nos enseñaron a adaptar el discurso, a resetear ideales y a mirar con buenos ojos prácticas tales como la gestión de controversias. En definitiva, ¿qué mejor testimonio de lo que hemos vivido?