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Sebastián Badilla se confiesa: «Algunos creen que soy cuico ¡y nada que ver! Mi papá es camionero»

Publicado: 19.08.2017

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Sebastián Badilla reapareció en la escena tras un proceso de reflexión interna, donde dejó las cámaras y el cine, y ahora se dispone a realizar stand-up comedy.

En la sección manifiesto de La Tercera, el director de «Maldito Amor» y «El Babysitter» confesó que «veo entrevistas mías de dos años atrás y digo: ¡Qué huevón más pesado!» y admitió que si se viera, se diría a sí mismo: «Retírese. Éntrese, mijito, tómese un tecito y duerma; duerma y en dos años más hablemos».

«Creo que eso es lo que te pasa cuando partes tan chico y todo te va resultando bien. Agradezco que a Maldito Amor, película que realicé en 2014, le haya ido mal, porque sanó mi ego. He madurado mucho y no quiero pelear con nadie», añadió.

Badilla aprovechó la instancia y se quejó que «algunos creen que soy cuico ¡y nada que ver! Mi papá es camionero, no estudió en la universidad, mi mamá tampoco. Si vivo en Vitacura es porque fue la decisión de mis padres. Ni siquiera tengo amigos cuicos. Ellos eligieron esa comuna para vivir. ¿Es un pecado eso?».

«Me arrepiento de no haber sido más normal en mi adolescencia y juventud. Estuve con psiquiatra, con psicólogo, por una ansiedad que estaba no solo en querer armar una carrera, sino que en todo. Me salté, por eso, muchos procesos que la gente normal tiene y que yo no tuve: nunca tuve una fiesta de graduación, nunca me interesó la PSU, nunca postulé a una universidad ni conocí gente ahí. Siempre me inventaba problemas», explicó.

El protagonista de «El Limpiapiscinas» también fue enfático en manifestar que «no he hecho películas buenas, lo digo realistamente. Eran o pretendían ser cómicas, pero no estuvieron en ningún festival. El único mérito de esas películas fue la ansiedad de hacerlas».

«Me convertí en un ser pretencioso«, sostuvo Badilla y añadió que «antes no me preocupaba en nada de mi físico, pero me di cuenta de que por salud era necesario hacerlo, porque cuando tenía 17 años tenía prediabetes«.

«Bajé de peso y me saqué los anteojos, y cuando hice eso, me di cuenta de que tenía los ojos claros y que a algunas personas les gusta el color. Cuando adelgacé empecé a ver que no era tan terrible todo y que detrás de toda esa grasa había un ser humano«, cerró.

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