La cineasta Lissette Orozco, autora del documental «El pacto de Adriana« (2017) donde registró y entrevistó a su tía, quien fue ex agente de la DINA y que por estos días fue detenida en Australia por su presunta complicidad en algunos crímenes de la dictadura, comentó la situación que vive su familiar y la llamó a colaborar con la justicia.
En un diálogo con La Tercera, la realizadora abordó la relación con su familia y, en específico, con su tía Adriana Rivas, que, al parecer, tiene sus días contados en su casa de Sidney puesto que la justicia chilena busca su extradición por la participación que habría tenido en siete secuestros calificados entre 1974 y 1977.
Según la visión de Orozco «en este caso, como en muchos otros, no se han llevado debidamente a tribunales a los responsables de muchos hechos. Mi tía nunca ha enfrentado a la justicia ni un eventual veredicto. Por esa razón estimo que en este caso no se ha hecho justicia.».
La documentalista cuenta que no habla con su tía desde que terminó de filmar la película donde ella es protagonista debido a que cortó la relación y vivió un duelo.
«Cada vez que reaparece en mi vida es como un fantasma. Es exactamente lo que está pasando ahora que otra vez sale en los titulares de la prensa, en las noticias. No le guardo odio ni rencor. Sólo me gustaría que reconociera muchas cosas y que fuera un aporte. Es la única manera en que puede trascender. Es decir, ayudando a que se conozca la verdad para que se haga justicia en los casos en lo que se la involucra«, afirma.
Orozco también señala que su película generó reacciones dispares en su familia. Con algunos mantiene una buena relación, sin embargo, con otros no habla por que le han hecho una ley del hielo.
«No me hablan. En fin, son los riesgos de haber hecho una película biográfica y contingente como la que realicé. De todas maneras no me arrepiento de nada. Creo que «El pacto de Adriana» fue necesaria: me parece un aporte social y al mismo tiempo significó para mí un enorme crecimiento», concluye.