Una gran celebración preparan los músicos Nano Stern y Simón González para conmemorar los 50 años de trayectoria de Congreso. Inspirados en la obra de una de las bandas insignes de la música chilena, los artistas presentaran versiones orquestadas de las canciones más entrañables de la agrupación en el Teatro Nescafé de las Artes.
«En todas las esquinas» es el nombre del espectáculo que brindarán los músicos este 13 de junio en el recinto ubicado en la comuna de Providencia, el que será testigo de un nuevo cruce entre la música popular y docta, fusión que ha cultivado durante más de medio siglo Congreso.
El concierto cuenta con un elemento particular, pues Simón González, quien se encargó de hacer los arreglos para los 15 músicos que estarán en escena bajo la dirección de Francisco Núñez, es hijo de Tilo González, el histórico baterista y compositor de la agrupación formada en 1969.
«Este concierto no es solo una selección de canciones arrimadas, es realmente una obra en sí. Hay una sonoridad, hay un hilo conductor emocional de lo que va pasando en el concierto, hay un viaje, eventualmente podría ser un disco en sí, que no es solamente una suma de canciones; hay una ruta de recorrido emocional y musical», comenta Stern.
– ¿Qué debe esperar el público de este espectáculo?
Nano: Es una celebración, una fiesta que gira en torno a la música de Congreso. Es una obra que el Simón trabajó con mucho amor, como solo podría hacer el hijo de (Tilo González), yo creo. Y que es un desafío que yo también acepté, una invitación con la misma cantidad de cariño y que básicamente es un recorrido por una parte muy amplia y demostrativa del abanico de distintas cosas que es la música de Congreso. No son solamente puras rarezas o puros hits; hay una combinación muy equilibrada de canciones que todo el mundo va a conocer y de partes de la discografía de Congreso que son mucho más oscuras y desconocidas.
Simón: Es una elección del repertorio de Congreso. Para mí son joyitas que vengo escuchando desde siempre, desde niño. Y claro que dentro de toda la cantidad de canciones que hay, estas son las que más me resuenan por dentro. Entonces hay una cosa muy visceral dentro de la elección y, al mismo tiempo, pensando en cómo el Nano podría reinterpretarlas. Esas fueron las dos cosas más importantes en las que me fijé para elegir las canciones.
– ¿Cómo ha sido trabajar con la obra de tu padre en este caso?
Simón: Muy lindo en realidad. Es como meterme a un tiempo anterior, a un tiempo de la niñez y sumergirme en eso para empezar a buscar cuales eran las sensaciones que me causaban estas canciones cuando chico. Y observarlas desde ese punto de vista y volver a transformarlas en este formato que es entre docto y popular, pero que representa las canciones de otra manera. Se muestran mucho más cerca de la música que yo hago en general. Y compartiendo con el Nano se transforma con lo que él trae y ese es el resultado.
-Este concierto también lo hicieron el 2016…
Nano: Hay una semilla ahí. Fue una invitación de un grupo que se llama Ensamble MúsicActual que dirige Sebastián Errázuriz en la Universidad San Sebastián. Ellos tienen una instancia muy bacán de proponer constantemente programas nuevos de música. Algo así como un crossover que mezcla música popular y docta con la intención de juntar esos dos lenguajes. Fue bonito, porque una plataforma para poder desarrollar un proyecto así se da rara vez. Es raro que te inviten a hacer algo así. Y si bien esta puesta en escena, que va a ser un poco distinto a lo que hicimos, no tiene ninguna relación directa con ello. Ahora hay nuevos proyectos dando vuelta, nuevas propuestas, cosas muy bonitas que parten de esa iniciativa.
-Congreso también combina esa visión de juntar lo popular con lo docto…
Nano: Me da la sensación, por las características musicales y líricas también de Congreso, que es una música que se presta súper naturalmente a llevarse a un formato como este, porque es una música que en su origen ya tiene una vocación de fusión y, en particular, de fusión con la música docta. Existe esa veta escondida.
Simón: Mi viejo, al momento de componer todas estas canciones ha pasado por distintas épocas. Más experimentales, más instrumentales, pero siempre con esa búsqueda de hacer la música popular con cierto toque docto, con cierta estructura o manera de ocupar los instrumentos. Tiene una búsqueda siempre entre esos dos universos.
Nano: Es curioso, si tú lo piensas, como que la versión de los jóvenes, del hijo del Tilo (Simón) colaborando conmigo, sea una versión que lo lleva un paso más hacia lo docto. Es curioso como que el cliché sería al revés, como nosotros tocando más rockero, una cuestión más de moda. Pero ellos acercaron toda una musicalidad a un montón de gente que quizás no hubiera tenido acceso a esa música y nos toca a nosotros el privilegio de poder darnos el gustito también. Pero vamos ahora un pasito para allá, un pasito de vuelta a esa extrema finura que te permiten formatos como este, que junta a 15 músicos. Eso te permite explorar otras texturas, en un contexto mucho más orquestal, con una lógica que no es la de la banda de música popular, sino que es más bien la lógica de la orquesta.
-Podríamos decir que esas composiciones son bien versátiles, se pueden llevar a muchos lugares…
Simón: Es que, en realidad, son las melodías las que mandan un poco y que te hacen volar y con un poquito de instrumentación y creatividad, salen al aire volando con la música. Y si bien Congreso también tiene un disco sinfónico, que fue orquestado por mi papá, esta es otra versión de parte del hijo haciendo ver la música de Congreso de otra manera.
-¿Han tenido feedback de lo que ha sido este proceso de arreglos?
Simón: Sí, tuvimos cuando lo hicimos con el Nano el 2016.
Nano: Yo me acuerdo que tu papá nos dijo cuando nos fuimos a tomar una cerveza: «Yo me senté y pensaba, ‘son lindas las canciones"». En el sentido de que había escuchado la música desde afuera.
Simón: Es que debe ser loco. A cualquiera de nosotros nos puede pasar de repente que alguien externo tome alguna canción o la música que uno hace y te muestra su visión de esas canciones. Y, por supuesto, va a causar algo porque te puede gustar más o menos, pero siempre hay algo que te va a mostrar que tú no conociste porque no es tu mundo, no es tu universo.
-¿Creen que existe una labor de los músicos chilenos de trabajar con la herencia que tienen?
Simón: Es necesario revisar lo que ha sucedido en el país donde estamos y es bonito resaltar lo que se ha hecho.
Nano: Y también reimaginar y tomar esos legados y no porque sean obsoletos, sino porque nosotros desde otra generación tenemos otra lectura de esa música. Para nosotros ya significa otra cosa, es parte de nuestra historia y donde más, sino en las raíces vas a encontrar; la fuerza para que broten cosas nuevas. Es cosa de mirar la naturaleza, así funcionan los organismos.
Simón: Es imposible hacer música sin nutrirse por lo que ha pasado antes. Hablo de la composición. Es imposible hacer música sin todo el bagaje que uno viene escuchando de antes y la culpa de eso la tienen los músicos anteriores a uno.
– ¿Creen que en el país falta hacer una valoración de estas bandas, que ya han dejado un legado en la historia?
Nano: Hay una estructura que tiene ver con muchas cosas, con situaciones de idiosincracia del país, determinadas por cosas sociales, política, también por lo medios de comunicación; hay una negligencia muy grande hacia las cosas que se han hecho acá y esas bandas, músicos, creadores y artistas de todo tipo, que ya están entrando a su vejez, deberían ser celebrados constantemente. No debería hacer falta un hito particular; debería ser gente que esté todo el rato mostrando, porque ellos son un tesoro vivo. Lamentablemente, la realidad dura y cruda de los artistas viejos no es esa. Y no solo ellos, sino que en general.