Ya han pasado ocho años de la muerte de Amy Winehouse, la cantante británica que durante su corta pero brillante carrera se destacó por tener una voz profunda y potente que cautivó a auditores de todo el mundo.
La estrella de la música inglesa fue encontraba muerta el 23 de julio de 2011 en su cama, en la casa donde vivía en Camden, al norte de Londres. Su partida dejó en shock a la escena musical y puso sobre el tapete problemáticas como la salud mental y las adicciones.
La autopsia reveló que Amy tenía 416 mg de alcohol por cada decilitro de sangre, cantidad que es suficiente para generar la muerte de una persona.
Con tan solo 27 años, la creadora de éxitos como «Rehab», «Back to Black» y «You know i’m no good» se despidió de manera prematura de los escenarios al igual que otras figuras de la música como Janis Joplin, Kurt Cobain o Hendrix, quienes sucumbieron ante la presión de la fama.