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“Escuelita” informal levantada en ladera de un cerro hoy es referente en alfabetización

Por: Kathia Cancino Rojas | Publicado: 11.12.2022
“Escuelita” informal levantada en ladera de un cerro hoy es referente en alfabetización Escuelita Rebelde en campamento Altamira | Cedida
Ya son tres años de trabajo social y colaborativo apoyando a niños y jóvenes migrantes en el proceso de inserción al sistema educativo. Y el recibimiento ha sido tal, que la escuela posee dos sedes en los campamentos “Altamira” y “Chilenos por un sueño” de Antofagasta. 

En pleno Estallido Social, varios jóvenes, profesionales y dueñas de casa se juntaron en los pastos de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte, en Antofagasta, con el afán de leer y entender lo que pasaba a su alrededor en lo que sería el Club de Lectura Rebelde. 

Con el tiempo, la instancia dio paso a la Escuelita Rebelde Chepuja, una institución autogestionada y colaborativa que acoge a 135 niños y busca ser un apoyo pedagógico y escolar para los niños, niñas y adolescentes del “Campamento Altamira” y el “Campamento “Chilenos por un sueño” y que no tienen acceso a la educación formal. 

“Nosotros le ponemos escuelita porque los niños querían ir a la escuela”, explica Marcela Mercado, gestora cultural y una de las fundadoras del Club. La iniciativa utiliza la metodología de los colegios rurales, y analiza el nivel de cada niño para determinar sus necesidades de aprendizaje. 

Pero además de enseñar, también funcionan como una escuela de apoyo para aquellos que actualmente están en un establecimiento educacional tradicional, o lograron acceder a uno. “De tal modo que el niño se incluyera en el colegio, pero que además permaneciera allí”, manifiesta Mercado. 

Aunque el puntapié inicial fue encontrar a dos niños jugando sobre una carretilla con un perrito en la ladera del cerro, en los inicios del Campamento Altamira, en uno de los recorridos habituales del Club de Lectura por las ollas comunes de la ciudad. 

“La exclusión de la exclusión”

Hoy, la Escuelita Rebelde Chepuja acoge a 85 niños del campamento Altamira, la mayoría hijos de migrantes, en un sector que nació en el punto más álgido de la pandemia. Y es que Antofagasta bate el récord nacional de campamentos, con una cifra nada alentadora de 89 tomas de terreno. 

“Cuando llegamos ahí (al campamento), no había ni siquiera una vivienda levantada; los niños estaban viviendo en carpas con sus papás (…) además en la punta del cerro… la exclusión de la exclusión”, cuenta Mercado.

Según los datos actualizados de la gestora cultural, “Altamira” está compuesto por 120 familias, de las cuales solo una es chilena. Durante la pandemia, la gran mayoría no tenía sus papeles en orden, por lo que sus hijos no contaban con un rut que les permitiera asistir al colegio, ni siquiera de manera virtual. 

La situación conmovió a los miembros del Club de Lectura, quienes decidieron de forma autogestionada y voluntaria, acercar su quehacer a los niños del sector; tras dos meses de trabajo leyendo cuentos, la idea de la Escuelita se consolidó por el buen recibimiento de los niños que tenían ganas de leer: “Nos decían, tía, quiero aprender a escribir mi nombre”, señala Mercado. 

Motor de inclusión 

La Escuelita ya tiene tres años de trabajo, y hace pocos días los representantes de la instancia autogestionada viajaron a Santiago para reunirse con el ministro de Educación en las dependencias de la cartera de gobierno. 

Invitación que sorprendió a Mercado, pues la iniciativa autogestionada no esperaba encontrar una acogida desde el ámbito gubernamental. Pero la gestora cultural valoró positivamente el encuentro, sobre todo por el cruce de miradas entre las acciones del ministerio para la prevención de la deserción escolar, y el propio trabajo realizado por la Escuelita. 

Marcela Mercado

Tal y como explica Mercado, la instancia no solo ayuda a los niños a insertarse en el sistema educativo, sino que les entrega un apoyo para que su educación perdure en el tiempo. 

De hecho, el apoyo también se extiende por los meses de verano. Mercado explica que realizaron clases de cocina en los meses de vacaciones y que, gracias a un convenio con AIEP de Antofagasta, los estudiantes podrán acudir al instituto a talleres de radio y gastronomía durante el verano. 

“Hasta el día de hoy todos los niños han seguido en el colegio. Partieron 85 niños y todos pasaron de curso”, explica Mercado. Quien además cuenta que gracias a los buenos resultados, se les acercó un grupo de madres del campamento “Chilenos por un sueño” para pedirles levantar en conjunto una nueva sede de la Escuelita Rebelde.

“Hemos ido trabajando juntos, pintamos la Escuelita con el logo oficial y ya llevamos un mes y medio y ahora estamos en ese periodo donde estamos viendo que los niños no deserten, porque acá sí hay algunos niños a punto de repetir”, cuenta.

Hasta el momento, la Escuelita Rebelde acoge a un total de 135 niños y niñas entre ambos campamentos, en un trabajo voluntario y autogestionado que reúne a profesionales de todo tipo en favor de la inclusión educativa de los niños del campamento “Altamira” y “Chilenos por un sueño”. 

 

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