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Respiración consciente para evitar el estrés

Por: Camilo Rovira | Publicado: 04.12.2023
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La conexión cuerpo-mente ha sido objeto de fascinación y estudio a lo largo de la historia de la humanidad. Uno de los vínculos más sutiles y profundos entre estos dos aspectos de la experiencia humana es la relación entre los patrones respiratorios y las emociones. Aunque a menudo pasamos por alto la respiración como una función automática de nuestro organismo, su papel en la regulación emocional y en la expresión de sentimientos es innegable.

Hoy en día, la ciencia moderna está comenzando a arrojar luz sobre cómo nuestros patrones respiratorios están estrechamente vinculados a respuestas emocionales.

Cuando enfrentamos situaciones de estrés o ansiedad, por ejemplo, es común que nuestra respiración se vuelva más rápida y superficial. Este patrón puede ser una respuesta instintiva del cuerpo ante una posible amenaza.

Por otro lado, cuando nos sentimos relajados y en calma, nuestra respiración tiende a volverse más lenta y profunda.

El sistema nervioso autónomo regula funciones involuntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca y la respiración, y se divide en dos ramas principales: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático.

El primero está asociado con la respuesta de «lucha o huida», mientras que el segundo promueve la relajación y la recuperación. La forma en que respiramos puede influir directamente en la activación de estas ramas del sistema nervioso autónomo y, por lo tanto, en nuestras respuestas emocionales.

Las prácticas de respiración consciente, como la meditación y el yoga, han demostrado tener efectos positivos en la regulación emocional.

Al adoptar patrones respiratorios más profundos y rítmicos, podemos influir en el equilibrio de nuestro sistema nervioso autónomo, reduciendo la respuesta al estrés y fomentando la relajación.

Además, la respiración consciente puede servir como una herramienta poderosa para manejar emociones intensas, permitiéndonos observar y procesar sensaciones internas de manera más objetiva.

Esta vez voy a explicar la segunda parte del ejercicio que les compartí en una entrega anterior, el cual puedes ver AQUÍ.

Fase 3: Igualar todos los elementos

Como dice el subtítulo, aquí hay que igualar todos los elementos. Es decir, inhalar en 4, retener en 4 con los pulmones llenos, exhalar en 4 y retener en 4 con pulmones vacíos = 4:4:4:4. Tomar 12 respiraciones o quedarse el mayor tiempo que cada cual pueda.

Fase 4: Retorno

Vuelva a la fase 2 y tome 6 respiraciones; es decir: inhalar en 4, retener en 2 con los pulmones llenos, exhalar en 4 y retener en 2 con los pulmones vacíos. Después, retornar a la fase 1 y tomar 6 respiraciones sin retenciones de aire: inhalar en 4, exhalar en 4. Luego, siga respirando profundo, pero deje de igualar la inhalación y la exhalación. Deje de respirar de manera profunda y quédese 1 a 3 minutos respirando de manera natural y espontánea, solo por la nariz. Finalmente, muévase como al despertar y abra los ojos de manera natural.

El ejercicio completo debiese durar entre 5 y 15 minutos.

Para finalizar, acuéstese boca arriba por 5 minutos para soltar toda la tensión del cuerpo.

La relación entre los patrones respiratorios y las emociones es un campo de estudio en constante evolución que resalta la compleja interconexión entre el cuerpo y la mente. La respiración consciente no solo nos brinda la capacidad de influir en nuestras respuestas emocionales, también nos ofrece una vía para cultivar un mayor autoconocimiento y bienestar emocional. A medida que continuamos explorando esta fascinante relación, podemos aprovechar el poder de nuestra respiración para nutrir nuestras emociones y vivir una vida más equilibrada y plena.

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