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Un refugio gastronómico que nunca falla a pasos de La Moneda

Por: Felipe Rodríguez | Publicado: 08.05.2024
Un refugio gastronómico que nunca falla a pasos de La Moneda Un refugio gastronómico que nunca falla a pasos de La Moneda | Cedida
Es una gran gracia que Blue Jar tenga un servicio y un menú diario de excelencia a más de una década de su nacimiento. No hay otro local en el centro capitalino que cuente con una carta tan personal como prolija. La garantía de calidad tiene absoluto merecimiento.

En los últimos meses, de a poco está volviendo a reactivarse la actividad gastronómica en el centro de Santiago. Aunque todavía persisten clásicos como Ciro’s, Domino –que tiene menos sucursales en el sector desde el estallido social– y Bar Nacional, entre otros, y se han asentado nuevas propuestas culinarias a medida que se están ocupando oficinas que permanecieron cerradas por largo tiempo, hay un local que, a pasos de La Moneda, continua imbatible y al pie del cañón desde hace más de una década: Blue Jar.

Ubicado en la esquina de Moneda con Amanda Labarca, este restaurant –abierto desde las 8.00 am- funciona como un refugio gastronómico y de reuniones sociales –sobre todo de políticos- atípico en la zona. Siempre buscando innovar con platos y preparaciones que no son repetitivas y empleando productos de calidad, cuenta con una cocina moderna y variada.

Para partir, pedimos un salmón gravlax sobre papas rosti. Ese tipo de salmón es un tradicional aperitivo escandinavo –más precisamente sueco- que, en finas rodajas, está curado en sal, azúcar y, en esta versión, pisco. Esa mezcla junto a delicadas papas rosti crujientes y sabrosas es un placer. El curry de camarón con arroz basmati y raita –una salsa india en base a yogurt- es otra de las delicatessen de Blue Jar. A diferencia de lo que sucede tradicionalmente en los restaurantes indios, el curry es suave y sin picor y la mezcla con el arroz basmati, la cebolla en pequeñas tiras y el camarón resulta ligera y muy grata al paladar. Es un plato liviano, pero que deja con una sensación de frescura que lo hace ideal para esta temporada otoñal.

Algo más tradicional –pero también muy logrado- es el sándwich de roast beef con salsa gribiche –una de las más tradicionales de la cocina francesa- y berros junto a una porción de papas fritas recién hechas. Aquí se apela mayormente al gusto masivo, pero las mezclas de sabores no tradicionales también apuntan en una dirección: conseguir que el comensal disfrute con una comida que puede ser más cotidiana, pero con elementos que no resultan básicos.

El postre fue un némesis de chocolate –preparado en el área de repostería del mismo Blue Jar- que también resultó un acierto. Es un mousse de chocolate cremoso que se derrite en la boca y que acompañado por una pequeña bola de helado y unas hojas de menta es el corolario ideal para un almuerzo que, también, se puede acompañar con un café espresso chico que revalida la calidad de este restaurant. Es una gran gracia que Blue Jar tenga un servicio y un menú diario de excelencia a más de una década de su nacimiento. No hay otro local en el centro capitalino que cuente con una carta tan personal como prolija. La garantía de calidad tiene absoluto merecimiento.

BLUE JAR
AMANDA LABARCA 102, SANTIAGO
LUNES A VIERNES DESDE LAS 8.00 A LAS 20.00 HORAS.
CONSUMO PROMEDIO: 20.000 PESOS

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