La guerra perdida de la coca en el lente de Carlos Villalón

En el 2000 Villalón cubría los fallidos diálogos de Paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC en Caquetá, Colombia, cuando llamó su atención el hecho que la gente usara como moneda de cambio un polvo blanco. Era pasta de base de coca, y con ella podían acceder a comida, medicinas y todo lo que estuviera a la venta. Desde entonces empezó un trabajo que le ha tomado dos décadas y que le ha significado viajar a recónditos lugares del continente y conocer la vida de sus habitantes. El trabajo fue destacado en la revista National Geographic en una serie de entregas.

El mismo fotógrafo escribe algunos breves textos del libro, los que van a acompañados de reflexiones de Ethan Nadelmann, fundador de la Drug Policy Alliance; Wade Davis, etnobotánico; Calixto Kuiru, sanador de la Amazonia; y Karl Penhaul, corresponsal de guerra.

Después de un largo camino, un recorrido por América, vuelvo a los orígenes en la gran selva amazónica. Luego de ver la sangre vertiéndose como si fuera agua que corre hacia las alcantarillas donde todo se pudre y se descompone, me encuentro con los Murui Muinai, quienes a pesar de haber sido tentados por el dinero manchado por la cocaína y por las hermosas mujeres de prostíbulos el Putumayo, optaron por la sabiduría que trae la planta. El Creador los llamó a volver a ser la gente del tabaco, la coca y la yuca dulce.

Hoy los hombres del río Igara Paraná en la Amazonía colombiana son testimonio de la hoja que habla, siguen la estela verde que la planta deja en los ríos, siguen el llamado del Creador», escribe Villalón. Su intención con esta serie y el libro es impulsar un debate sobre políticas de drogas.