Prófugos de un sistema que desprecian: la actualidad de los protagonistas de Manuel Rojas

Da gusto pillar viejas ediciones escolares con cuentos o novelas de Manuel Rojas, casi siempre repartidas en librerías, tiendas de saldo o en bibliotecas públicas. Ejemplares muchas veces roídos por el polvo, la humedad, el paso del tiempo, pero sobre todo por la hambrienta curiosidad de lectores que, más allá de la obligación escolar, lo han hecho parte de su vida. Da gusto pillárselas pues evidencia que su autor sigue vigente, entre tantas razones, por ofrecer un variado abanico de cuentos sobre viajes o aventuras, en los que se disputa nada menos que buena parte de la identidad de los protagonistas. Cómo olvidarse de Hijo de Ladrón, un monumento de novela incombustible al paso del tiempo. Y es que Rojas todavía gusta, y mucho. Gran conversador, amante de la buena vida, de joven sobrevivió como pudo, cruzó la cordillera caminando cual vaquero de provincia, y se la pasó recopilando historias que luego escritas forjarían la prosa nacional. Y aunque también fuera un novelista de excepción, un relevante cronista de su tiempo, y hasta ocasional dramaturgo y hombre de teatro, bien vale recordar que como cuentista es inigualable. 

Recientemente apareció en librerías Cuentos Completos (Ed. Alfaguara, 2019), volumen que reúne 34 relatos. Obras en las que transita por un realismo social que mezcla temas del folclore nacional con fuerte presencia fantástica y existencial. El Delincuente, El Ladrón y su mujer, El vaso de Leche, Laguna. Ahí están las joyas de siempre, las que han marcado generaciones, y también otras menos conocidas. Entre estas últimas, destaca la novedad de tres cuentos aparecidos hasta ahora solo en revistas y otros tres rigurosamente inéditos. Todos sin embargo se insertan en el universo de la narrativa de Rojas y cumplen su sello de calidad. Cierra el compacto, el ensayo Hablo de mis cuentos, donde el autor describe su forma de creación y comenta buena parte de la recepción crítica que tuvo. 

Autor canónico, quizás uno de los narradores nacionales más gravitantes del S. XX, Manuel Rojas (1896-1973) posee la asombrosa capacidad de describir con prolijidad y delicadeza el drama doméstico de mujeres y hombres marcados por la herida de su origen. Peones, errantes, ladrones, bandidos, buscavidas: los protagonistas de estos cuentos se han rebelado contra el orden patronal que rige el Chile profundo. Por eso viven al margen de la ley, prófugos de un sistema que desprecian. Sin embargo, son todos gente buena. A diferencia de una larga tradición de escritores de linaje aristócrata, aquí el autor describe una realidad que conoce muy bien. Rojas sabe que la compasión deshonra. Por eso trata a sus personajes con la más absoluta dignidad sin paternalismo, condescendencia ni pedagogías moralizantes. Tampoco los considera modelos de virtud ni poseedores de una verdad revelada. Son sujetos con profunda conciencia de clase, mas no proselitistas ni militantes fanáticos.

El mejor cuentista chileno nació en Buenos Aires. Podría parecer una exageración, pero con Manuel Rojas todo elogio queda corto. Y es que su extranjería le permite leer como nadie ciertos rasgos de eso que algunos llaman chilenidad. Y lo hace con cercanía, ternura pero al mismo tiempo, lejana extrañeza. En toda su obra fluye, no solo la cuidada descripción del paisaje cordillerano, litoral y campestre, sino un paciente trabajo de recopilación de oralidad. Con oficio de etnógrafo, incluso se permite la gracia de recoger dichos, refranes, experiencias, parábolas de saber popular y hablas de la más variada laya. Destaca su sentido del humor, quizás uno de las rasgos que mejor le sientan.

Por eso da gusto pillarse con viejos libros de Manuel Rojas. Porque en su literatura emerge un Chile digno de tomar en cuenta, uno que mezcla jovialidad y rebeldía con una genuina madurez. La sobriedad de su prosa, en alguna época incluso denostada bajo el supuesto de una carencia de estilo, hoy no solo facilita su lectura, sino que permite revisitarlo, despojado de ornamentos y florituras epocales, lo que le imprime elegante e insospechada actualidad. Lleno de vitalidad retrata a un pueblo llano, a mujeres y hombres de a pie, caminantes, humildes, carentes de una gran historia, pero felices y sobre todo orgullosos de sus raíces. Un pueblo lleno de contradicciones, que desde hace siglos acumula por entre los cerros, una rabia feroz que periódicamente explota sin aparente explicación. En tiempos de crisis, cuando las claves para entender la contigencia parecen tan abundantes como sospechosas, bien vale la pena releer aquellos viejos clásicos del repertorio nacional, que no por nada han podido cruzar épocas, pues saben mejor que nadie tomarle el pulso de existencia a las preocupaciones más profundas de este territorio. Sin duda, la memoria de Manuel Rojas hoy está más viva que nunca.

Cuentos Completos

Manuel Rojas

Ed. Alfaguara, 2019.

494 Páginas.

Precio Referencial: $18.000