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CRÓNICA NEGRA| Luis Sepúlveda en clave de novela negra

Por: Ramón Díaz Eterovic, escritor | Publicado: 26.04.2020
CRÓNICA NEGRA| Luis Sepúlveda en clave de novela negra |
La reciente muerte de Luis Sepúlveda ha enlutado a sus fieles lectores del mundo entero; a los que esperaban con impaciencia la aparición de sus nuevos libros y a los que llenaban los auditorios donde daría una charla para hablar de su literatura asentada en la historia latinoamericana. Sepúlveda era un autor popular, entre otras cosas, porque poseía la magia y el fuego vivo de los que saben contar una buena historia al calor de una mesa o a través de las páginas de un libro.

Luis Sepúlveda (Ovalle, 1949- Oviedo, 2020) fue un autor que supo navegar con acierto por muchos mares literarios. En sus libros encontramos apuestas distintas que transitan por el relato de aventuras, la crónica de viajes, los relatos infantiles y la novela negra. A Sepúlveda, la narrativa policiaca le interesaba como lector y autor, y por eso en estas crónicas dedicadas al género negro nos proponemos dar unas pinceladas a sus incursiones en esta literatura tan apreciada por los lectores del mundo entero.

A vuelo de mala memoria empiezo por recordar dos novelas cortas: Diario de un killer sentimental y Yacaré. En la primera conocemos a un desencantado asesino a sueldo que tiene algunas complicaciones a la hora de concretar un trabajo encomendado; y en la segunda, seguimos las huellas de un chileno exiliado que investiga algunas muertes de indígenas en el Mato Grosso. Después de estas dos novelas breves, recuerdo Hot Line, en la que un policía de origen mapuche –Georges Washington Caucamán– investiga un crimen relacionado con líneas telefónicas destinadas a la pornografía y otros negocios turbios. El policía trabaja en una zona rural de Chile, y a raíz de un desencuentro con el hijo de un militar, es enviado a Santiago y destinado a la unidad de delitos sexuales. La novela constituye una denuncia acerca de la discriminación racial subyacente en la sociedad chilena; y, dicho sea de paso, y hasta donde conocemos, Caucamán sería el primer detective mapuche en la narrativa policial chilena. 

Las otras dos novelas negras de Sepúlveda son Nombre de torero y El fin de la historia ambas protagonizadas por Juan Belmonte, un chileno de vida aventurera que en su pasado ha sido guerrillero en Centroamérica, matón de cabaré en Hamburgo y guardaespaldas del presidente Salvador Allende. La trama de Nombre de torero se ubica en un apartado rincón de la isla Tierra del Fuego. Agentes de seguros, espías alemanes y una serie de chilenos desarraigados intervienen en un relato que recorre la historia de la política mundial de las últimas cinco décadas del siglo XX. Sus temas de fondo son el quiebre de las utopías y la necesidad inherente a todos los hombres de querer sobrevivir a pesar de los golpes y los fracasos. La narración de la historia desde distintas perspectivas contribuye al suspenso, a la vez que sirve a Luis Sepúlveda para presentar a toda una galería de personajes marcados con el signo de los perdedores, de aquellos que lo han entregado todo en función de un sueño y que, derrotados, llegan a conocer los ribetes más oscuros de la vida.

Por otra parte, en El fin de la historia, encontramos a Juan Belmonte viviendo en una remota isla chilena, acompañado de su esposa Verónica y un ayudante que responde al apodo de Petiso. La aparición de un oscuro personaje del pasado obliga a Belmonte a dejar su retiro y enfrentarse a dos peligrosos enemigos: los recuerdos de su pasado y los recuerdos de la Historia con mayúscula que van desde la Rusia revolucionaria de comienzos del siglo XX hasta la dictadura de Pinochet representada por algunos de sus protagonistas más detestables. 

Los textos de Luis Sepúlveda que hemos mencionados se enmarcan en algo común a muchos autores del género en Latinoamérica: el uso de la novela policial o negra como pretexto para ir más allá de un enigma y reflexionar sobre los males que en los países latinoamericanos atentan con la justicia, la libertad, la democracia y las necesidades básicas de sus habitantes. Una novela que se ha constituido en espejo de la realidad y en un fuerte elemento para construir la memoria social de América Latina. Todo lo que Sepúlveda escribió en el ámbito de la novela negra, y en toda su literatura, tiene que ver con algo que él solía mencionar en sus entrevistas y que está relacionado con la literatura como un espacio que permite destacar valores que dignifican a todos los seres humanos. Por esto y por sus méritos literarios, las novelas negras de Luis Sepúlveda se seguirán leyendo y siendo consideradas como un aporte a la novela negra latinoamericana.

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