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CRÓNICA NEGRA| Cecilia Aravena y Eduardo Contreras: novela policial a cuatro manos made in Chile

Por: Ramón Díaz Eterovic, escritor | Publicado: 02.05.2020
CRÓNICA NEGRA| Cecilia Aravena y Eduardo Contreras: novela policial a cuatro manos made in Chile |
«La verdad secuestrada» aporta un par de novedades a la narrativa policial chilena. En primer lugar, es una novela escrita a cuatro manos por Cecilia Aravena Zúñiga y Eduardo Contreras Villablanca, ambos con interesantes participaciones en antologías de cuentos, y varias novelas publicadas en el caso de Contreras. Hasta donde sabemos sería el primer caso de una pareja chilena que escribe un texto de ficción policíaca.

La narrativa policial tiene una larga tradición de autores que se unieron para escribir en forma conjunta. Es lo que se llama escritura a cuatro manos, que en la literatura mundial tiene varios puntos altos, como el trabajo de Charles Dickens y Wilkie Collins, o el de Ellery Queen, seudónimo de los escritores estadounidenses Manfred Bennington y Frederick Dannay. Otra sociedad famosa es la integrada por los franceses Pierre Boileau y Thomas Narcejac, autores de Las diabólicas. Y siempre en Francia, el gran renovador de la novela negra francesa Jean Patrick Manchette escribió la novela Dejad que los cadáveres se bronceen asociado a J.P. Bastid. 

En Barcelona, el prolífico y notable Andreu Martín tiene una serie de novelas escritas junto a Jaume Ribera. Otro caso es la dupla de Rosa Ribas y Sabine Hoffmann, socias en la escritura de libros como Trilogía de los años oscuros. Del otro lado de la cordillera, la sociedad más conocida es la de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, quienes crearon al afamado Isidro Parodi, personaje que resuelve los misterios sin moverse de la celda en la que se encuentra recluido. En Chile, un caso de escritura compartida en el ámbito de la novela policial es el de Mauro Yberra, nombre que corresponde a la pareja integrada por Eugenio Díaz y Bartolomé Leal.  

Menos frecuente ha sido el trabajo conjunto de escritores y escritoras. Tal vez el ejemplo más destacado es el de los suecos Maj Sjöwall y Per Wahlöö, quienes en diez novelas publicadas entre 1965 y 1975 dieron vida al sagaz investigador Martin Beck. A otro nivel, el matrimonio conformado por Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo publicó el año 1946 la novela Los que aman, odian

La verdad secuestrada (Mago Editores) aporta un par de novedades a la narrativa policial chilena. En primer lugar, es una novela escrita a cuatro manos por Cecilia Aravena Zúñiga y Eduardo Contreras Villablanca, ambos con interesantes participaciones en antologías de cuentos, y varias novelas publicadas en el caso de Contreras. Hasta donde sabemos sería el primer caso de una pareja chilena que escribe un texto de ficción policíaca. 

La segunda novedad es que en esta novela debuta Patricio Valdivia, un exfuncionario de la Policía de Investigaciones que ha sido eliminado de esa institución después de veinte años de servicios por supuesta “salud incompatible con el cargo”; aunque la verdad indica que lo expulsaron por su condición de homosexual y por llevar a los tribunales a una alta jefatura institucional involucrada en el atropello a los derechos humanos. Valdivia es un tipo de buen comer que vive con su tortuga Valentina en un departamento frente al Parque Forestal. Tiene una pareja un tanto esquiva llamada Luis, y parece no tener mayores problemas financieros porque a lo largo de la novela no deja de recurrir a su billetera para pagar largas carreras en taxi, hospedaje en hoteles, honorarios generosos y viandas en restaurantes de lujo. 

La novela comienza con el secuestro de María José, una universitaria que viene llegando a su casa después de una jornada de estudios. La muchacha es prima de Luis, el amante de Patricio Valdivia. Este último es quien pide al detective intervenir  en beneficio de la estudiante y su madre Antonia, que se encuentra desolada por lo acontecido. El padre de la secuestrada tiene un pasado misterioso y oscuro, y a sus espaldas corren para atraparlo dos grupos con intereses muy opuestos. Uno quiere que guarde silencio, y el otro que hable y revele un secreto que ha malogrado la vida de muchas personas. La pugna entre estos grupos se traducirá en vigilancias, seguimientos por las calles de Santiago y violentas balaceras. Valdivia, con la ayuda de un taxista llamado Juan, más un abogado de derechos humanos y una monja especialmente atractiva, logra descubrir una verdad que cambiará la vida de varios personajes involucrados en la trama. 

La verdad secuestrada –en lo que constituye un sello de la mayoría de las novelas policíacas publicadas en Chile– explora en la memoria política del país. El secuestro que detona la acción de esta novela también tiene un trasfondo novedoso, en cuanto no es provocado por un deseo de dinero o venganza, sino que por la necesidad de los secuestradores de encontrarse con una verdad oculta durante años. La trama de esta novela es simple y rápidamente expone una secuencia de hechos y acciones que impulsará a sus lectores a seguir el texto hasta su última página. Es un auspicioso debut para sus autores y no sería extraño que el detective Valdivia protagonice otras novelas.

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