Chile, durante gran parte de su historia, ha realizado ollas comunes para paliar momentos como una crisis económica o las huelgas que se realizan en fábricas en distintas localidades. La necesidad de alimentarse de las personas en tiempos en que la ayuda del gobierno es insuficiente, hace que la ciudadanía se organice y encuentre en esta práctica una forma noble de ayudar al que sufre por hambre en el “oasis de Latinoamérica”.
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La necesidad de alimentación por parte del pueblo es urgente. Las poblaciones se están autogestionando y muchos particulares han donado elementos esenciales para realizar la olla común. Incluso hasta un grito convertido en eslogan se ha vuelto popular: “legalizaron el hambre para que el pueblo la elimine”. Los balones de gas, alimentos y cocinillas han sido parte de lo indispensable en estas acciones de organización colectiva, que con una gran presencia femenina han podido frenar la angustia que viven muchas personas en las poblaciones de esta larga y angosta faja llamada Chile.
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En Peñalolén, precisamente, en Lo Hermida, se han vivido jornadas de ayuda y autogestión para la población más necesitada. La gente, en su mayoría mujeres, se organiza para realizar seguidamente una olla común o de acopio de insumos tanto alimenticios como básicos. Gente que no había comido en días y que ha pasado frío por el invierno que se avecina, ha visto en esta iniciativa un momento de calidez y descanso.
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