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Alejandra Matus en clave dramaturga: “Chile ha tenido una transición, pero no un destape”

Por: Kathia Cancino Rojas | Publicado: 11.01.2023
Alejandra Matus en clave dramaturga: “Chile ha tenido una transición, pero no un destape” Alejandra Matus | Cedida
«Asilo contra la opresión» es la primera obra de teatro de la académica y periodista de investigación, Alejandra Matus. Un montaje con tintes de musical que imagina una amistad entre Allende, Lucía Hiriart y Pinochet, y cuenta con el protagónico de la humorista nacional Natalia Valdebenito. El Desconcierto conversó con Matus sobre esta nueva faceta.

«Asilo contra la opresión es una locura». Así describe Alejandra Matus la obra que se estrenará en el GAM en mayo, en conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado

La periodista de investigación, académica de la Universidad Diego Portales y codirectora del medio digital Tercera Dosis, habló con El Desconcierto sobre su primera obra de teatro, que revisita una relación de amistad entre el expresidente Salvador Allende, el dictador Augusto Pinochet, y su esposa, Lucia Hiriart. 

¿Existe un mundo donde estos tres personajes puedan ser amigos? Esa es la pregunta que Asilo contra la opresión trata de responder, en un montaje de poco más de una hora que transcurre en un asilo de ancianos, y mezcla la construcción histórica de tres personajes fundamentales para la historia nacional, con toques de musical liderados por «Juan Gabriel», elementos a lo Bim Bam Bum y la interpretación de Natalia Valdebenito como Lucía Hiriart.

Graciosa, crítica y con la sensación de haber cumplido un sueño, Alejandra Matus conversó con este medio sobre esta, su primera -y quizás no la última- obra de teatro.

–¿Desde dónde surge la idea y por qué hacer esta obra? Sobre todo, porque es una sátira de humor negro…

Entre el 2019 y 2021 estudié un Máster de Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York, y uno de los ramos era dramaturgia con el profesor Alejandro Moreno, que es un dramaturgo chileno muy, muy respetado (…). Bueno y es de humor negro porque es lo que me nace, digamos; es como mi personalidad. Pero no tenía planes en ese momento de montarla ni mucho menos, sino que la escribí y a él (Moreno) le gustó mucho. Y nos reíamos mucho, porque me decía: «No creo que nunca en Chile alguien se atreva a montar tu obra».

Yo tenía una necesidad de escribir ficción (…). Hay algo en el humor que te libera, y te permite mirar los tabúes que no permiten otros géneros. Entonces, es una obra que juega y toca ciertos tabúes, y es probable que algunas personas se sientan incómodas…

–En ese sentido, ¿crees que se puedan levantar ciertas críticas? Sobre todo, considerando que hace un par de meses se anunció que Pablo Larraín estrenaría la sátira El Conde que imagina a Augusto Pinochet como un vampiro de 250 años, y dejó una oleada de reacciones negativas.

Creo que es lo que, de alguna manera, me advirtió Ale. Pero me parece también que, como sociedad, mientras que no podamos reírnos de ciertas cosas, no va a empezar en Chile el destape. Chile ha tenido una transición, pero no un destape. Muchas obras, en el fondo, revisitan ciertos lugares, ciertos tabúes incómodos para ver lo que hay debajo. Y para mí esta es una obra para ver lo que hay debajo de las diferencias políticas, por ejemplo.

La amistad entre Allende, Hiriart y Pinochet

Pese a ser una «humorada», la obra a cargo de la compañía Los Contadores Auditores tiene tintes biográficos marcados, gracias a la investigación previa de la periodista que dio vida a Doña Lucía (2013), el texto de investigación que recorre la vida de la exjefa de CEMA Chile y su esposo, Augusto Pinochet.

–Estos personajes están basados en personas que existieron, ¿qué tanto de realidad hay en la construcción de estos personajes y qué tanto de ficción para cumplir esta dramaturgia? Considerando que es una sátira…

Lo que hay de real es lo que fueron, pero es un imposible, el asilo es un imposible. Por una estrategia de ficción que no puedo revelar, se juntan estos personajes en un asilo de ancianos, que es una operación secreta de inteligencia, y ahí empiezan a ocurrir cosas en este encuentro.

Ilustración de hombre en silla de ruedas con lentes

Asilo contra la opresión. Ilustración. Cedida por la autora.

–Y se hacen amigos…

Sí, pero es una amistad que solo la permiten las circunstancias, porque Allende no sabe quién es su amigo (…) Allende es la misma persona, pero no tiene memoria. No sabe quiénes son sus amigos. 

–Entonces el nombre, viene por el mismo lugar en donde se conocen.

Claro. El título es porque es un asilo de ancianos, y por quienes son. La idea del «asilo contra la opresión» está desarrollada (en el proyecto) de una manera muy sarcástica y negra, pero no es un asilo político, es un asilo de ancianos.

Proyectos personales

–Recientemente estás centrada en programas de contingencia más que en la investigación pura y dura, con La Cosa Nostra y Descabelladas en Radio Universidad de Chile. ¿Qué te parecen estos nuevos proyectos?

La investigación periodística no la abandono, porque es algo que hago. Uno puede comer ensalada y postre, está dentro del menú de las cosas que hago. Y en este momento en particular estoy haciendo el podcast y este programa, pero es un poco porque me interesa estar donde están las audiencias, y yo creo que si uno hace periodismo para periodistas no sirve.

Y hoy día están escuchando radio y podcast, así que hay que ir para allá. Pero también, por otro lado, obligada por las circunstancias. Yo estaba en un proyecto en La Red, que terminó por razones ajenas a mi voluntad; entonces claro, uno va buscando los espacios que hay, y que también sean remunerados porque hay que pagar las cuentas (risas). Me encantaría que hubiera en Chile un sistema de medios robusto con equipos de investigación, que las investigaciones periodísticas fueran remuneradas, pero no, no estoy en ese país. Entonces hago lo que puedo, con lo que tengo.

–¿Qué se viene en para ti en un futuro? Sobre todo, por esta sorpresa que es la obra de teatro.

Desde el punto de vista personal, de aspiraciones de vida, estrenar una obra de teatro es lo máximo, el lugar soñado. Tener esa posibilidad de tener, primero la libertad creativa de haber hecho esta obra, y el privilegio de contar con gente que la quiera montar, eso para mí es un regalo de la vida. ¿Dónde podría ir después de eso? Después de eso ya me puedo morir (risas).

«Proyecto que nace de la desesperanza»

–¿Qué te parece el nuevo pacto constitucional que se está gestando?

Después que se rechaza la posibilidad de un proyecto de nueva Constitución, que digamos se había abierto un camino con una Convención Constitucional, que se conformó con ciertas condiciones que eran una apertura, una ampliación del campo democrático chileno, y lo que se produce es como caer de boca al cemento. Te paras, pero no hay donde ir, no hay un camino alternativo distinto a continuar la Constitución del 80. Y este acuerdo nace de esa imposibilidad. Entonces yo creo que es un acuerdo que va a prosperar, que va a tener su curso, que probablemente va a escribir un proyecto de nueva Constitución, no sé si va a fracasar o no, pero sí creo que es un proyecto que nace de la desesperanza. No es un proyecto para avanzar, sino que para resignarse. 

–¿Qué crees que le espera a Chile en un futuro?

No puedo hacer predicciones, no está en mi arte ni en mi oficio. Pero sí puedo decir que hay cosas que están ocurriendo y que no se ven. Este país sigue siendo odiosamente desigual. Los jóvenes entran al sistema educativo y no saben a qué van a salir ni para qué, no depende ni de su esfuerzo ni de sus ganas. El sistema los pone en ciertas casillas, y hoy día sigue siendo verdad que si naces en una familia pobre, tienes más posibilidades de mantenerte en la pobreza que salir de la pobreza. Todavía sigue siendo que en Lo Prado la gente muere diez años antes que en Vitacura, y esa es una vergüenza del sistema democrático. 

 

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