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Autor del mural paso bajo nivel Santa Lucía postula al Premio Nacional de Artes Plásticas

Por: Elisa Cárdenas, periodista | Publicado: 16.08.2021
Autor del mural paso bajo nivel Santa Lucía postula al Premio Nacional de Artes Plásticas IMG_5564 |
En las próximas semanas se delibera el Premio Nacional de Artes Plásticas y Eduardo Martínez Bonati es uno de los nombres que se barajan para este importante galardón.   Martínez Bonati (1930) es el único autor vivo de los tres creadores del Mural del Paso Nivel Santa Lucía, obra emblemática del arte cinético, realizada junto a Carlos Ortúzar e Iván Vial, que fue inaugurada en 1970 y recientemente declarada Monumento Histórico Nacional. El artista, plenamente activo a sus 91 años, también fue el impulsor y coordinador de todas las obras de arte creadas para la construcción del Edificio UNCTAD III (actual GAM), integrante del Grupo Signo – vanguardia de la pintura chilena en los años ’60 – junto a Gracia Barrios, José Balmes y Alberto Pérez, nombrado Profesor Emérito de la Universidad de Chile, donde ejerció hasta 1975 antes de exiliarse en España, destacado académico de la Universidad Complutense de Madrid, creador de pinturas, grabados y murales en hormigón y otros materiales propios de la industria, siempre ha postulado que el arte debe salir del museo para acercarse a la vida cotidiana y formar parte de la ciudad.

Martínez Bonati es pintor, dibujante, grabador y formador de varias generaciones de artistas en Chile y España. En los años 60 creó en la Universidad de Chile el primer Taller de Grabado, expandiendo los límites de las artes plásticas con la transmisión de conocimientos y técnicas de carácter experimental y muy innovador para su época. Exiliado en España por 30 años –desde 1975– se transformó en un destacado docente e intelectual en la Universidad Complutense, además de figura relevante en la escena pictórica madrileña, con una obra que ha alcanzado reconocimiento en gran parte de Europa. 

Hijo representativo del siglo XX, Eduardo Martínez Bonati impregnó su arte del compromiso social que requerían los tiempos de cambios en Chile y América Latina. Pese a no adherir a una figuración panfletaria –muy en boga en sus primeros años como pintor– expresó y sigue expresando hoy, a sus 91, la dimensión sociopolítica que es connatural al trabajo visual creativo. En 1962, formó el Grupo Signo junto a José Balmes (Premio Nacional de Artes Plásticas 1999), Gracia Barrios (Premio Nacional de Artes Plásticas 2011) y Alberto Pérez. Todos eran entonces artistas y docentes de la Universidad de Chile y su propuesta, cercana a las tendencias informalistas de la pintura, abrió nuevas miradas y ensanchó los límites de lo que se concebía como práctica artística en ese tiempo. 

Junto a los artistas Carlos Ortúzar e Iván Vial, creó el mural del Paso Bajo Nivel Santa Lucía en Santiago, un trayecto hecho de azulejos y considerado una de las obras de arte cinético más grandes de Sudamérica, declarado Monumento Histórico el año 2019 (y formalizado como tal, en julio de este año). En forma individual, creó también murales para el Centro de Estudios Nucleares (CEN) en la comuna de La Reina, para el Inacap, Región del Biobío y para la Escuela de Agronomía de la Universidad de Chile, entre otras instituciones. 

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En 1972, el gobierno de la Unidad Popular le asignó –vía Corporación de Mejoramiento Urbano, CORMU– la tarea de reunir obras de artistas nacionales para el edificio UNCTAD III (actual GAM), construido en un tiempo récord de 275 días, con los más altos estándares arquitectónicos y tecnológicos de su época. Como productor, gestor y curador puso en marcha su propio paradigma de “Arte Integrado a la Arquitectura”, convocando a artistas mujeres y hombres en condiciones paritarias, e incluyendo el arte popular de las Bordadoras de Isla Negra y el artesano Manzanito. Todos realizaron obras no como elemento decorativo sino como parte estructural del edificio, transformándose en un ejemplo a nivel mundial en el ámbito de la arquitectura moderna. 

Su obra gráfica y pictórica nunca ha seguido un estilo determinado, sino que se basa en la búsqueda personal de acuerdo a sus contextos y estados anímicos. Luego de abandonar Chile en 1975, tras verse amenazado por la represión política de la dictadura militar, creó por un largo periodo pinturas oscuras que reflejaban la perplejidad, la desesperanza y la falta de horizonte que atravesaba su país; denotó en forma poética temas como la delación y la tortura. Sin embargo, en otros periodos ha recuperado el color, trabajando en grandes formatos iconografías relacionadas a la vida afectiva, al vértigo del mundo contemporáneo o a su propia búsqueda permanente de filosofías y saberes milenarios. 

Con exposiciones en espacios emblemáticos como el Museo Nacional de Bellas Artes y Matucana 100, al regresar a su país natal retomó su actividad creativa, al tiempo que recibió el reconocimiento del Estado de Chile –por su aporte artístico y docente– con la Orden al Mérito Gabriela Mistral, así como el título de Profesor Emérito de la Universidad de Chile, su casa de estudios que hoy lo postula al Premio Nacional de Artes Plásticas 2021, a través del Departamento de Artes Visuales (DAV) de la Facultad de Artes. 

Eduardo Martínez Bonati es un artista y un intelectual orgánico, fiel y digno representante de una época de revolución y utopías sociales. Su experiencia, su mirada, su voz y su producción, aún vigentes, constituyen un faro para los tiempos de transformaciones que hoy vive Chile, en la configuración de una sociedad más justa y equitativa, una sociedad que abre las puertas a la cultura y en donde el trabajo de los artistas es relevante en los procesos sociales e históricos.

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