Feminista, reportera gráfica, psicóloga, concejala de Ñuñoa, y ganadora del Premio Altazor de las Artes Nacionales en 2010. Kena Lorenzini vive el activismo a través de la fotografía desde 1980. Con una largo portafolio relacionado a las temáticas de género, memoria y derechos humanos, su sexto libro Nuestra urgencia por vencer, realizado junto a la investigadora Cynthia Schuffer, muestra a través de sesenta fotografías la lucha y las demandas de las mujeres durante los años en que Chile perdió la democracia tanto en lo público como en lo privado.
Para la fotógrafa, fueron las mujeres a quienes retrató fielmente durante diecisiete años con su fuerza quienes realmente derrocaron a la dictadura. En esta entrevista, la fotógrafa reflexiona sobre algunos de estos aspectos llevados al panorama actual, el fotoperiodismo. Además, invita a visitar su exposición que cuenta con una proyección audiovisual y los negativos guardados en sobres y bolsas desde ese entonces y que ahora, décadas después, se pueden apreciar en todos sus detalles gracias a los binoculares que ofrece la muestra.
-Este archivo es de los años de dictadura, ¿cómo ha cambiado la lucha de las mujeres desde entonces?
En ese tiempo las mujeres luchaban por la vida, por sobrevivir, por tener alimento, porque no siguieran matando, porque no siguieran haciendo desaparecer, porque les devolvieran los cuerpos de sus parejas, compañeros, hijos, hijas, ejecutados. Era otra lucha. Era una pobreza del 40%, 50%. Me tocó ir a vertederos donde los supermercados botaban la comida y la gente peleaba entre ellos por llevar sustentos a sus casas de los desperdicios. Entonces, el feminismo ocupa otro rol que se viene a ver más al final.
Hoy, la lucha de las jóvenes que aparece 30 años después, el 2018, tiene que ver básicamente con el cuerpo. Con el respeto y el derecho a su cuerpo. Que además ha sido una lucha tremendamente generosa porque no solamente piden por ellas sino también por sus compañeras trans, de la diversidad y disidencia sexual, por sus compañeres, por el tema de la violencia hacia las mujeres, o sea es mucho más empoderado, sin miedo, y netamentente –para mi manera de ver– feminista.
-¿Qué elementos crees tiene que tener una buena fotografía periodística?
Tiene que ser honesta. Entre menos Photoshop, mejor. Una de las cosas que detesto son las fotografías bellas que esconden lo doloroso o lo fuerte tras una especie de afiche de película. Y eso se los transmito a las nuevas generaciones de fotógrafos, fotógrafas y fotógrafes. No le hagan tanto Photoshop porque se ve pura estética y no se logra ver lo drámatico y la potencia de esa foto.
-¿A qué fotógrafas admiras?
Admiro a todas mis colegas de la época. A la Helen Hughes, Patricia Alfaro, Marcela Briones y a los hombres también que estuvieron ese tiempo en la calle, al Álvaro Hoppe, al Lucho Navarro, Marco Ugarte, tremendo fotógrafo, son mi generación de gente super valiente dispuesta a todo. Éramos personas super entregadas a la contradictadura. Íbamos más allá de la fotografía. Tengo una admiración total por toda esa generación que fotógrafos y fotógrafas hicimos.
La exposición
Nuestra urgencia por vencer estará disponible de manera gratuita en la Sala de Artes Visuales (piso -1) del GAM hasta el 19 de diciembre.