Gráfica

Chas Gerretsen, autor de la fotografía más famosa de Pinochet, intenta rescatar 8.000 imágenes del golpe

Por: Matias Rojas | Publicado: 16.07.2023
Chas Gerretsen, autor de la fotografía más famosa de Pinochet, intenta rescatar 8.000 imágenes del golpe Pinochet | ©Chas Gerretsen
La imagen que definió a Augusto Pinochet a los ojos del mundo, con su mirada escondida bajo unos lentes oscuros, fue tomada por el fotógrafo, Chas Gerretsen quien conversó con El Desconcierto sobre su proyecto de rescatar alrededor de 8000 instantáneas, para lo cual abrió un proyecto de financiación colectiva en Kickstarter.

Lentes oscuros, brazos cruzados y actitud desafiante. Quizás, es la fotografía de Augusto Pinochet más conocida alrededor del mundo. La instantánea ha sido transformada en carteles, grafitis, obras de arte y piezas gráficas. Un retrato que marcó como se veía al dictador en los primeros años tras el golpe de Estado.

Para reconstruir la historia tras la imagen, hay que retrotraerse a 1973 cuando un fotógrafo de guerra, cansado de los conflictos bélicos en el sudeste asiático, aterrizó en Chile azuzado por el socialismo con sabor a empanada y vino tinto.

Su nombre: Chas Gerretsen quien, luego de 50 años, busca financiamiento para rescatar más de 8.000 mil negativos en blanco y negro y 80 diapositivas a color, muchas de ellas inéditas, de la Unidad Popular y el golpe de Estado.

Tras una inversión de 15.000 euros junto a un socio, inicio una campaña de financiamiento colectivo para finalizar el proyecto titulado: Chile, El Archivo Fotográfico 1973 – 1974.

“El trabajo fue una labor de amor en nuestra creencia de que Chile y otras partes del mundo podrían beneficiarse de la historia de su país”, afirma en conversación con El Desconcierto.

 

©Chas Gerretsen

-¿Qué recuerdo tiene de nuestro país en aquella época?

Era un fotógrafo freelance, que había pasado los últimos cinco años cubriendo las guerras de Vietnam, Camboya y disturbios en otros países del sudeste asiático. A fines de 1972, cansado de la guerra, decidí ir a un lugar en el que no había estado antes: Sudamérica. Llegué en tren una mañana soleada a Santiago, el 9 de enero de 1973. Desayuné en el gran mercado frente a la estación de ferrocarril, donde tuve mi primera experiencia con la comida chilena. A los pocos días alquilé un apartamento y pronto me sentí como en casa. La gente era amable y servicial.

Había venido a Santiago porque el jefe de la oficina de la revista Time en Buenos Aires me dijo que podrían utilizar mis servicios si iba a Chile. Las dos primeras semanas me familiaricé con el entorno y la situación política. Fotografié a la gente en restaurantes, volviendo a casa, por la tarde, en autobuses muy concurridos. Y alguna que otra manifestación. Encontré a la gente de Santiago positiva; la izquierda era positiva en su esperanza de un futuro mejor con el Presidente Allende, la derecha en su convicción de que pronto, con el respaldo de Estados Unidos, recuperarían sus antiguos privilegios.

Los santiaguinos eran iguales cuando hacían cola, a veces durante horas, con la esperanza de comprar un artículo cada uno de los racionados. Aparte de los extremistas de ambos bandos, no sentí el odio que sentí en 2013 cuando visité Santiago por última vez.

Los extremistas de ambos bandos eran las únicas personas en Santiago que encontré que rara vez sonreían. Pero esto fue antes del violento derrocamiento del gobierno democráticamente elegido del Presidente Salvador Allende.

©Chas Gerretsen

-¿Y del 11 de septiembre en particular?

El 11 de septiembre de 1973, alrededor de las 7:00 de la mañana, recibí una llamada telefónica de mi amigo Sylvain Julienne, fotógrafo francés freelance de la agencia francesa Sygma, que se alojaba en el Hotel Carrera, frente al palacio de La Moneda. «Chas, algo está pasando, carros blindados de los carabineros han rodeado la Moneda. Trae tu culo para acá».

Cuando llegué a una cuadra de La Moneda, los carabineros y unos 100 curiosos estaban bloqueando el camino. Algunos carabineros me reconocieron y me dejaron pasar. En el momento en que llegué a La Moneda, la primera fotografía que tomé del día fue al Presidente

Allende en el balcón saludando a algunos periodistas y estudiantes que se dirigían a la escuela. No vi los resultados de mis primeras fotografías de ese día hasta muchos años después, cuando estuvieron disponibles en el sitio web de fotografías de Getty y Reuters bajo el nombre de otro fotógrafo.

El golpe de Estado pasó como pasó. Los que defendían al gobierno no tenían ninguna posibilidad, la abrumadora potencia de fuego de los soldados del gobierno era suprema. La resistencia fue esporádica y desorganizada.

Después de la toma de La Moneda, me dijo un soldado que había conocido, que esa mañana durante el primer ataque terrestre, el Presidente se había suicidado. Sylvain y yo intentamos entrar por la puerta lateral de la Moneda. Nos detuvieron y poco después, a punta de pistola, nos ordenaron volver a casa. «Hay toque de queda», nos dijo un sargento. «Los pueden matar».

©Chas Gerretsen

-¿Qué recuerdo tiene de Salvador Allende?

Allende siempre me recordó a mi padre, que era un humanista. En realidad, no «conocí» al Presidente Allende; sí, le fotografié dos veces, y varias en actos públicos, pero eso fue lo más cerca que estuve. El departamento de relaciones con la prensa del gobierno de la UP no era, en mi opinión, muy sofisticado.

©Chas Gerretsen

-¿Cuánto material conserva de aquella época?

Mi archivo de Chile tiene unos 8.000 negativos en blanco y negro y 800 diapositivas en color. Muchas de las imágenes en color habían desaparecido en Gamma, la agencia fotográfica a la que enviaba mis películas para revelar y distribuir. La agencia de París era grande en aquella época, muchos fotógrafos tenían acceso a las películas almacenadas y varias de las mías desaparecieron.

©Chas Gerretsen

-¿Cómo se volvió a despertar el interés por esas fotografías después de 50 años?

En diciembre de 2019 había fallecido mi amigo Sylvain Julienne, con quien había cubierto el golpe de Estado. Abrí una cuenta en Twitter y publiqué esta triste noticia. Aparte de algunos periodistas, no hubo ninguna reacción en Internet a mi posteo.

Me sentí nostálgico, pensando en mi estancia en Santiago, publiqué una foto de un autobús de Santiago abarrotado. A los pocos días, tenía miles de seguidores. «Publica más fotos», me pedían, y recibía mensajes desgarradores de gente que sólo había oído lo que ocurrió en aquellos meses previos al golpe de Estado de boca de sus padres y abuelos.

Por primera vez en mi vida, sentí que mis fotos habían servido para algo y, en los dos años siguientes, publiqué cerca de 2.000 fotos en Twitter.

©Chas Gerretsen

-¿Cuánto dinero necesita recaudar para llevar a cabo este proyecto?

Hace dos años, cada vez más gente empezó a pedirme que hiciera un libro con mis imágenes de aquella época: una memoria visual de esa parte de la historia de Chile. Y desde hace un año y medio, mi socio y yo, estamos trabajando en la realización de un fotolibro.

Nos costó encontrar editor, pero al final dimos con la Editorial RM, en España. Hicimos un trato, yo proporcionaría todas las fotos escaneadas, correcciones de imagen, litografía, diseño, haría toda la preparación, el texto, etc. listo para imprimir. RM imprimiría, publicaría y distribuiría el libro.

También estamos preparando una versión en inglés con la editorial holandesa Lecturis, porque creo que no sólo la parte hispanohablante del mundo merece un recuerdo visual de Chile 1973/74.

©Chas Gerretsen

¿Cómo apoyar a Chas Cherretsen?

Para colaborar con el proyecto del fotógrafo puedes ingresar su campaña de financiamiento colectivo en Kickstarter, que termina el 26 de julio, haciendo clic aquí.

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