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Autora de novela que denuncia vejaciones en Hogar de niñas El Alba: «Nadie se ha hecho cargo de tales actos de violencia»

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 18.01.2021
Autora de novela que denuncia vejaciones en Hogar de niñas El Alba: «Nadie se ha hecho cargo de tales actos de violencia» |
Algunos pasajes del libro recuerdan lo sucedido en Colonia Dignidad o en un centro de torturas de la dictadura, pero las vivencias relatadas en «Memorias de una niña Alba» ocurrieron en un hogar de menores de una iglesia evangélica en Osorno. Esto es lo que conversamos con Bruna Faro, autora del libro.

Recientemente Bruna debutó en la literatura con Memorias de una niña Alba. Historias de una infancia ultrajada (Mago Editores), historia novelada de la experiencia de ella y sus compañeras en el hogar de menores El Alba ubicado en Osorno. Hambre, abandono, abusos y torturas son algunas de las experiencias que vivieron.

Dirigido por la Fundación Alba de la Iglesia Asamblea de Dios Autónoma, el hogar que aún existe y recibe a niñas de la zona, es el escenario que recibe a Aurora –protagonista del libro– y a su hermana menor tras ser abandonadas por su madre. De ahí en adelante ambas vivirán duras experiencias. Conversamos con la autora Bruna Faro sobre su proceso de escritura y la actual situación judicial que enfrentan los casos por abusos y maltratos denunciados por las mujeres que vivieron ahí entre 1981 y 1994.

-Cuéntanos cómo fue el proceso de escritura de Memorias de una niña alba, considerando que tú también fuiste una de esas niñas

-Mi paso por el Hogar de niñas El Alba, fue breve, tanto así, que hoy es casi un recuerdo que cada día se vuelve más onírico. Contar este episodio en mi vida, no revertía mucha importancia, hasta que comencé a escribir el libro. Volver a recorrer los lugares de antaño; ver, después de tantos años, rostros familiares, asimilar olores y colores guardados en el fondo de mi memoria, me ayudaron a reafirmar que soy una mujer completa. Que, efectivamente, no estoy rota. Tal vez no podría decir lo mismo de Bruna niña. Me habría gustado que supiera que se convertiría en una mujer resiliente, fuerte y sin miedo a la vida.

Indudablemente, fue un proceso doloroso. Lleno de enseñanzas. Lleno de reafirmaciones y reencuentros con mujeres valientes.

-En el adelanto que publicamos en El Desconcierto, aparece una escena digna de Colonia Dignidad o un centro de tortura de la dictadura:  las niñas son sometidas a vejaciones como quemarles los genitales por haberse hecho pipí. ¿Cómo recuerdas esos momentos o si no los viviste, cómo lo recuerdan las personas que te los contaron?

-Los recuerdos de todos los episodios de tortura son dolorosos y, para algunas, también vergonzosos. Vergonzosos, porque no han podido desprenderse de la culpa del “pecado” cometido que las llevó a ser merecedoras de tales castigos ejemplificadores.

Hay tanto por sanar. Nadie se ha hecho cargo de tales actos de violencia. Ninguna ha recibido un acto reparador de ningún tipo. Ni siquiera un insuficiente “perdón”, se me ocurre pensar, porque perdón solo se le pide a Dios, como se suele decir.

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-¿Por qué decidiste hacer una novela e incorporar al final los testimonios reales, en lugar de un texto de no ficción?

-Por muchas razones, la principal, porque no tengo las competencias para realizar  un trabajo investigativo. Tampoco tengo el oficio de escritora, pero recurrí a la capacidad intrínseca  que posee cada ser humano de relatar una historia. Por otro lado, era necesario novelar los testimonios, ya que eran todos parecidos, llenos de los mismos lamentos y describían las mismas torturas en distintas épocas entre los años 1980 hasta 1994.

También con la finalidad de plasmar, lejos de las estadísticas que estamos acostumbrados a tener sobre los abusos, maltratos y muertes en hogares de menores, lo que siente un NNA en situación de abandono. Lo que se siente en la carne y en el alma. Lograr, con suerte, una empatía, que nos impulse a exigir justicia, para enmendar, de alguna manera, la indiferencia que hemos tenido como sociedad y humanidad hacia todas las niñas y niños. Luego sin que lo hubiese planeado, apareció Aurora niña, y le entregué el poder de la narración. Pienso que ella supo contar los hechos de una mejor manera. Y, como la principal razón era visibilizar estos abusos, decidí incluir los testimonios que le entregan el peso y el respaldo necesarios.

-¿Por qué niñas como tú y como Susana, Nury, Rosa, van a dar a un hogar como este? ¿Y cómo se sobreponen al trauma de aquella experiencia?

-Por muchas razones. La miseria no siempre es el principal motivo, aunque el más común. Papás sin recursos para dar una vida digna a sus hijas e hijos, los dejan en estos hogares con la esperanza de que pueda entregarles lo que ellos no pueden. Muchos de ellos jamás vuelven, y se convierten en niños abandonados de manera repentina, sin ellos entender por qué de repente están solos, en estos lugares en donde no encuentran la contención que necesitan.

Muchas y muchos jamás superan un trauma como aquel. Entre mis testimonios, hay un caso de una mujer que ha vivido con psiquiatra desde que se enfrentó a su pasado y tuvo la valentía de denunciar la violación de la que fue víctima. Ella se ha mantenido viva solo por voluntad.

-¿Tuviste miedo o sufriste amenazas al anunciar y publicar libro?

Ni la Iglesia Asamblea de Dios Autónoma ni la Fundación El Alba se comunicaron conmigo en ese entonces, ni ahora. Mis miedos tuvieron que ver más bien con mis inseguridades. Con no poder estar a la altura que ameritaba. Miedo a no poseer las herraminetas para poder contener a alguna de estas mujeres si hubiese sido necesario. Miedo a abrir alguna herida que no pudiese, posteriormente, ser sanada. Tanto mía como de ellas. Afortunadamente, todo resultó favorable.

-¿En qué va el proceso judicial contra los responsables de estos maltratos y abusos?

Existe solo una denuncia en contra del exdirector del Hogar de niñas El Alba, nombre que el año 2013 pasó a Fundación El Alba debido a un cambio legal que tiene que ver con convertirse en ONG, pero en donde aún, la Iglesia Asamblea de Dios Autónoma sigue siendo la sostenedora legal. La denuncia impuesta por Judith Jaramillo el año 2017 fue, como ya mencioné, en contra del ex director por el delito de violación. A finales del 2019 terminó el proceso investigativo, donde se concluyó que los antecedentes recopilados permiten presumir, fundadamente, el delito. Es así debido al relato uniforme de la víctima.

También exinternas declararon, en el marco de dicha investigación, haber sido víctimas de violencia física, sicológica y sexual, por parte de Ricardo Salgado Moreno, exdirector del Hogar de Niñas El Alba, dentro del recinto de dicho hogar, perteneciente en esos años, como ahora, a la Iglesia Asamblea de Dios Autónoma. Pero, tras afirmar la presunción del delito, se declara prescrito. Quedando Judith a la espera de una justicia que no llegó. Sobre el resto de delitos, atribuibles a violaciones sistemáticas de los DD. HH. que sufrieron las ex internas, no ha habido denuncia formal ante la justicia.

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