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Javiera Ortega, La Mirona: «Siempre he sido crítica y malpensada»

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 02.06.2021
Javiera Ortega, La Mirona: «Siempre he sido crítica y malpensada» mirona1 |
Con estudios de Filosofía, la ilustradora Javiera Ortega Reszcynski ha desarrollado una mirada aguda y filosa que apunta hacia el día a día del devenir político y social de este “oasis”, llamado Chile. Su primer libro justamente se llama así: “El oasis de Latinoamerica” (RIL Editores), y reúne viñetas en que se despliega la ironía y el humor para analizar lo que ha sido el último año, estallido y pandemia incluidos. La portada es una olla a presión al fuego vivo. De esto y mucho más nos habla en esta entrevista.

Antes de publicar este primer libro, recopilación de viñetas inéditas más otras que fueron publicadas en El Desconcierto y La Voz de los que sobran, Javiera trabaja como ilustradora en Las Últimas Noticias, donde logró dos portadas. Actualmente hace clases de Diseño editorial y Producción audiovisual en Uniacc.

«En El oasis de Latinoamérica Javiera Ortega Reszcynski sintetiza en imágenes irreverentes y lenguaje sarcástico lo que fue el 2020, con sus raíces en 2019 y sus extensiones hacia el 2021. No sabemos aún si lo peor ya pasó o si nos aguardan calamidades mayores. En cualquier caso, te sugiero atesorar este libro. Te inyectará fuerza y esperanza, y te protegerá de ideas suicidas», escribe la periodista Alejandra Matus en la contraportada del libro. Revisa aquí  el relato en primera persona de La Mirona.

De la filosofía a la gráfica

Siempre he sido muy inquieta y me interesé por muchas cosas: arte, cine, política, literatura. Estudié Filosofía por eso mismo; pensé que así podría enseñar en una universidad, escribir, investigar. El dibujo y el arte siempre estuvieron presentes en mi vida. Siempre he dibujado, pero no pensé que podía ser mi carrera, hasta que estuve cerca de los 30.  

Los años en la escuela de Filosofía fueron muy movidos (2004-2008); recién se estaba gestando la revolución pingüina. Bachelet había salido presidenta hacía poco y ahí me obsesioné un poco con el mapa político y con todos los cambios culturales que creía que venían. En ese tiempo grababa las protestas con una camarita Mini-DV y hacía videoarte. Esos fueron mis primeros pasos en el arte político. 

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Cuando terminé la licenciatura, me fui del país. Viví en Chicago, Estados Unidos como seis años. Allí hice un Magíster en Cine Digital (Universidad DePaul 2008-2012). Me costó ene conseguir pagarlo y en esa cruzada de búsqueda de trabajos y becas, me acerqué al que era mi profesor guía, el cineasta Scott Erlinder. El fue un gran amigo y maestro, documentalista que trabaja temas sociales y políticos. Después que me gradué, trabajé con él como guionista para varios proyectos documentales siempre ligados a política gringa e internacional. 

Mientras cursaba el magíster trabajé como profesora ayudante en una escuela pública en Chicago. Me involucré mucho en esa comunidad y en los problemas que enfrentaban –siempre desde el arte–. Hice varios cortometrajes, pero me pasaba que los storyboards (dibujo de cada toma del video) me quedaban mucho mejores que los videos, así que por ahí empecé a cachar que lo mío era la gráfica. 

La Mirona

De vuelta en Chile, seguí trabajando como profesora mientras comenzaba mi carrera de ilustradora. Ese año nació La Mirona, el 2013. 

Esto de ilustrar el acontecer bien seguido como lo hago ahora y pretendo hacer hasta que me muera, surgió en mí el 2019. Antes ilustraba otros temas también. Logré publicar mis caricaturas en LUN, (de hecho hicimos un par de portadas el 2017, una con Evo Morales y otra con Ricardo Lagos), pero como ilustradora, no como autora.  

Suena extraño pero siento que me costó dar el paso a publicar lo que pienso. Como siempre he sido crítica y malpensada pensé que me iban a echar de todos lados o que mis alumnos podrían pensar mal. Veía la política con desesperanza pero después del 18 de octubre me pasó lo que quizás a muchos; colapsé y perdí el miedo porque me sentía acompañada en este colapso. Ese 2019 tuve a mi primer y único hijo, Bruno, que me ayudó mucho a recuperar la esperanza e influyó en mi motivación. 

El oasis

Cuando tuve el material necesario como para armar un libro, contacté a tres editoriales, guiándome por autores que yo consideraba similares; busqué a las editoriales que los habían publicado. Antes nunca nadie me pescó con el humor político, excepto esas veces en LUN, acompañada del editor, obviamente hombre. 

Yo necesitaba tiempo y práctica para crecer en esto y los años me lo dieron. En el caso del El oasis, cuando ya tenía material, les escribí a las editoriales y contestó la editora Fabiola Aldana. Ahí empezó todo. Ella me ayudó a ordenar el material para transformarlo en libro y lo editó. Después cuando ya habíamos avanzado, nos reunimos el resto del equipo y ¡éramos puras mujeres!: la periodista Marialmi y Camila, encargada de ventas. Fue bacán trabajar con ellas. Ellas me ayudaron a llegar a Ale Matus para que escribiera el texto de la contraportada que me encantó. Yo lo veía como imposible y fue genial. 

Humor intelectual

El oasis no es mi primer libro de viñetas. Antes hice uno llamado ESC como el botón en el teclado, cuyo protagonista es una perra (hembra) tecnológica que desconfía de Internet y de las nuevas formas de comunicarse. Aparecen monstruos de  Google, Facebook, cosas que la gente en general ama y usa, pero en versiones antagonistas, como monstruos controladores vigilantes. El Big Data como una nube densa gigante que se lo come todo. Creo que pocos apreciaron esos cómics. De hecho me acuerdo de los nombres de aquellxs que lo apreciaron; lxs puedo contar con la mano jaja. Hice solo una copia de ese libro y lo tengo yo, ya rayado casi entero. 

Esas viñetas eran interpretaciones de argumentos de mi filósofo favorito de esa época (2017-2019) Byung Chul Han, que yo leía mucho. 

Respecto a mi etapa política me ha pasado que algunas viñetas no han funcionado, me lo han dicho y he ido aprendiendo. Siempre estoy abierta a la crítica porque me encanta este tema. De hecho, ahora veo mis viñetas del 2017-2019 y las corrijo (por eso tengo el libro ESC rayado).

Octubre

Este libro comenzó un poco antes de octubre del 2019. El primer cómic del tema fue uno que hice con mi antiguo personaje (del libro ESC), la perra que era entrenada para solamente trabajar toda la vida sin parar, como un paralelo con lo que estaba viendo que pasaba en Chile. 

Todos los cómics del libro los produje en un Ipad con lápiz digital, normalmente de noche, después de acostar a mi hijo, mientras escucho algún programa de noticias –o en silencio– en mi cama, en mi escritorio, en el living, a veces sola, a veces con mi pareja. Dibujo en cualquier parte y en todos los estados de ánimo, porque lo hago todos los días o casi todos los días de mi vida. Es como un deporte que necesito hacer. Leo cinco o seis periódicos más Twitter y estoy constantemente inmersa en la narración colectiva, a menos que decida desconectarme, que también lo hago a veces. Mis cercanos me lo piden.

Carabineros con las manos con sangre

En plena crisis de fines del 2019 dibujé a Carabineros con las manos con sangre haciendo el símbolo del corazón con la palabra “protección” escrito con cocaína. Se lo mostré a mi mamá (tengo más de 30, pero igual). Ella me pidió no publicarlo porque era demasiado fuerte y le dio miedo. Lo subí  con el lema “perdón mamá” y siento que mucha gente lo utilizó para visibilizar lo que estaba pasando y me sentí acompañada en la protesta. Creo que eso fue algo que pensaba hace tiempo, pero que antes de octubre no me hubiese atrevido a dibujar. 

Otro dibujo que recuerdo es el de Meritocracia. De chica escuché muchas veces esa idea de que cada quien tiene lo que se merece, y claro, en un mundo en el que todos tuviéramos acceso a oportunidades similares, podría ser, pero en Chile no es así. He conocido muchas personas (alumnas y alumnos en general) talentosísimos que no han tenido ni un cuarto de las oportunidades que tuve yo, en todo sentido de la palabra (salud, educación, espacio, seguridad). Eso me duele y molesta, por eso lo dibujé. Un grupo de estudiantes secundarios me lo pidió para un fanzine protesta contra la PSU y me pareció que tenían razón en sus demandas.

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