Estoy leyendo solo libros relacionados con el tema de la Constitución. Solo de esos. Sobre todo constitución política, pero también estoy leyendo novelas, por ejemplo la segunda parte de El psicoanalista de John Katzenbach. Me gusta la novela negra y también veo muchas películas con ese tipo de temáticas.
Estos libros los estoy leyendo muy de noche, en el computador, escondida en la cama. Hay un libro que me encanta y siempre recomiendo, que es de un gran amigo mío que se llama De lo bueno mucho. Autobiografía de un mapuche resiliente, de Francisco Llancaqueo.
Estas semanas han sido muy duras. Hemos logrado establecer algunos afectos, en los patios y en los pasillos, creo que hay un sector super duro que nos castiga y nos culpa y que no tiene mucho para dialogar. La izquierda más radicalizada no abre sus corazones a otros espacios y posturas.
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En estos momentos el desafío más grande que tenemos como convencionales es lograr una buena Constitución, y que sea buena no significa que tengamos una Constitución con promesas que no se van a cumplir. Las cosas que escribamos tienen que ser viables y que se puedan realizar en relación a las necesidades de las personas y las capacidades de nuestro Estado, y no del gobierno de turno. La Constitución trasciende a los gobiernos y el Estado es el que queda. En estos momentos debemos ser sumamente inteligentes y concretos, respondiendo a las expectativas con certezas y no con promesas.
Sobre la protesta social que ha cambiado a Chile en el último tiempo, la considero una forma de comunicación por eso estoy a favor de ella, pero condeno todo tipo de violencia. En ese sentido, lo que les sucedió a Gustavo Gatica y Fabiola Campillai lo condeno completamente y de la misma forma rechazo todo tipo de violencia y violaciones a los derechos humanos. En este tipo de situaciones yo no tengo medias tintas y por lo mismo condeno las violaciones por parte de agentes del Estado.