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ADELANTO| “Perder un ojo es como un tatuaje… Es para toda la vida”

Por: El Desconcierto | Publicado: 18.08.2021
ADELANTO| “Perder un ojo es como un tatuaje… Es para toda la vida” Imagen referencial estallido social | Agencia Uno
En “Los ojos de la impunidad: Un relato necesario» (Editorial Signo) la periodista María Rosa Verdejo, quien ha dedicado su trabajo a la defensa de los derechos humanos, recoge el testimonios de víctimas de trauma y mutilación ocular ocurridas a partir del estallido social. El libro será presentado el 25 de agosto través de la plataforma de Facebook del Museo de la Memoria.

Víctor Jara Aravena, 30 años, cocinero

Entrevista realizada el 4 diciembre del 2019 en Valdivia

“(…) El primer día que salí a protestar me cayeron cinco perdigones. Eso fue el día 20 de octubre. No le di importancia, me dolía la pierna pero el hospital estaba tan lleno que no quise ir. Bueno, hasta ahora tengo unos perdigones, tengo que ir a sacármelos (…). El día que me dispararon en el ojo iba caminando cuando desde la esquina veo a la gente saliendo de ambos lados y empezaron a disparar y yo como estaba cerca porque estaba relativamente cerca del carabinero, más menos diez metros, me escondí tras un palo corto, me refugié. De hecho, disparaban como a locas varias veces.

En un momento determinado se me puso un chico delante de mí que andaba con un escudo, como que me cubrió a mí y yo me quedé ahí porque en ese momento había muchos disparos, yo le decía al chico que no se moviera, que nos quedáramos fijos, y cuando sentí que ya no estaban disparando le dije que nos devolviéramos por la calle porque no podíamos cruzar. Me doy vuelta y disparan otra vez, no sé de qué lado habrá sido y ahí me llegó el impacto en el ojo. Grité ¡Cruz Roja! Llegaron los chicos de primeros auxilios y me limpiaron el ojo y me desplazaron a una zona segura, hasta donde llegó Carabineros disparando igual.

Me tuvieron que mover de nuevo hacia el Torreón que esta por acá abajo. Ahí había más luz, ahí no estaban apagadas, me vieron y se dieron cuenta que ellos no podían hacer na’ mucho con el ojo porque era una herida profunda, así que llamaron al SAMU. La ambulancia salió arrancando porque seguían disparando. El SAMU llamó al hospital inmediatamente y dijeron que tenía trauma ocular, que se necesitaba un oftalmólogo para poder operar porque era operación de urgencia. Por lo tanto, yo llegué al hospital, me sacaron escáner, radiografías y me dijeron que tenían que operarme. Lo único que dije yo ‘bueno tiene que ser así no más’. Eso fue el 14 de noviembre”

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“Bueno el doctor dijo que teníamos que esperar que bajara el hematoma que tenía en el ojo para ver si recupera algo de visión, por lo tanto, me dio dos meses más para controlarlo, lo cual ya ha pasado un mes y algo, voy a tener que llamar para ver cómo ha evolucionado, pero yo no he visto ninguna evolución”.

“Perder un ojo es como un tatuaje… es para toda la vida”. El ojo herido está prácticamente cerrado, lagrimea permanentemente y la pérdida de la visión impide que Víctor camine adecuadamente porque no logra calcular distancias. El sol, o la luz, le molestan al punto de que lo enceguecen completamente.

Tiene pendiente una operación donde le pondrán una prótesis. Sufrió un estallido ocular abierto. Junto con perder la visión también ha perdido a su familia ya que por parte de padre su abuelo y tíos son carabineros, uniformados. “Puta, la verdad es que se me cayeron, no puedo pensar nada bueno de ellos últimamente porque… Un tío paco puso en Facebook un video glorificando a los carabineros, y yo le puse si era necesario que me sacaran el ojo y ahí como que todo se acabó con ellos. “Prefiero llamar a un amigo que a un paco en un momento de ayuda, esa esa verdad de las cosas”.

Los ojos de la impunidad

“A veces me siento fome, me siento mal, me trato de dar ánimo pensando cosas positivas porque igual de repente me duele la cabeza, no me dan ganas de salir, prefiero quedarme acostado, así que en ese sentido igual fome. Me duele mucho la cabeza, pero no soy afín de los psicólogos. También trato de darle ánimo a mi abuela que me está cuidando, me fui a vivir con ella a Paillaco, y le digo que a veces un ojo no es nada con todas las vidas que se han perdido en este proceso. Creo que para poder mejorar las cosas hay que sacrificar a algunas personas. En este caso mi ojo”.

“Igual no es fácil, pero es la historia. Contarlo sirve para la historia, para otros. La historia es súper importante en la vida de una persona, o sea de nuestro … de todas las personas porque así sabemos eh … sabemos lo que pasó y lo que hay detrás de nosotros todos. Yo no entiendo eso de que quieren sacar el ramo de historia. Eso es para formar ignorantes no más, sumisos. Bueno, pero si no escriben la historia, mírame, aquí estoy, perdí un ojo por un perdigón disparado por Fuerzas Especiales porque no estoy de acuerdo con este sistema”. El relato de Víctor cobra mayor sentido aun cuando manifiesta: “Mírame, aquí estoy, perdí un ojo por un perdigón disparado por Fuerzas Especiales porque no estoy de acuerdo con este sistema. Quise darte la entrevista para que se reconozca como un hecho perpetrado que no merece olvido”.

La práctica ya extendida de mutilación ocular continúa. El último caso registrado refiere a un joven mapuche, internado en el Hospital de Temuco el 4 de mayo de 2021, informado por la Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular.

 

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