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Preguntas para ser contestadas «aquí y ahora»: Sara Bertrand y La memoria del bosque

Por: El Desconcierto | Publicado: 08.02.2022
Preguntas para ser contestadas «aquí y ahora»: Sara Bertrand y La memoria del bosque | Sara Bertand
«La memoria del bosque» de la escritora chilena Sara Bertand, publicado por la editorial colombiana Cataplum, llega a Chile distribuido por Escrito con Tiza. Un cuento bellamente ilustrado por Elizabeth Builes para niños y niñas a partir de los 9 años, que habla de la búsqueda de un lugar donde se pueda retomar la vida luego cambios y experiencias marcadoras. 

La memoria del bosque narra dos historias. La de una niña y su madre –una conversación, una mudanza, una llegada, un internarse en el bosque, un reconocer el lugar en el que se asentarán– y la otra historia que le narra la madre a su hija: una princesa que ha visto arder su aldea, una princesa que ha conocido de cerca el fuego y la violencia, una princesa que se esconde, se vuelve ovillo; pero es descubierta por otro –un gato– que le hace recordar, le pregunta, la cuestiona. Es un relato que se ve permeado por los diálogos entre la madre y la hija alrededor del relato que se narra.

Con una marcada intención poética tanto desde la palabra como desde la imagen, La memoria del bosque es un relato sobre la memoria, la violencia, la muerte, la soledad, el horror. La escritora chilena Sara Bertand, autora de este poético relato conversó con El Desconcierto sobre este nuevo libro. 

El rito del cuento

En La memoria del bosque una madre le cuenta una historia a su hija. ¿Qué quiere decirle la madre a su hija con la historia de la princesa?

La memoria del bosque es un pretexto para representar el rito. El momento en que un adulto narra un cuento a una niña o niño, ese espacio íntimo y, a la vez, interrumpido, porque la relación adulto/infante está marcada por las interrupciones. Cuando eres madre entiendes rápidamente el valor del tiempo, porque niñas y niños no tienen apuro, viven, se expanden, están fervorosamente entregados a su desarrollo y eso implica hacer muchas preguntas y de toda índole. Preguntas que deben ser contestadas «aquí y ahora» y eso puede durar todo el día. Quería retratar ese rito, el ejercicio de traducción de mundo que hacemos madres y padres a la hora del cuento. 

En esa traducción, las madres solemos ser bastante intuitivas al captar qué ocurre con ellas/ellos, a veces, están tristes; a veces, se sienten incómodos, a veces, su mundo se les desarma, como sucede en La memoria del bosque y pareciera que quieren esconderse o hacerse invisibles y el género del cuento de hadas es un buen compañero a la hora de traducir. De ahí que la historia introduzca un gato que habla, el dragón que escupe fuego y la princesa que vive sumergida en un estanque, pero claro, cualquier niño o niña sabe que las princesas no viven en estanques.

La madre no quiere decirle nada concreto a su hija, más bien, quiere acompañarla en ese trance, el cambio de casa, el momento en que pierdes tu mundo conocido para sumergirte en uno nuevo, esa ausencia y ese vértigo. 

La naturaleza y lo íntimo están graficadas en este libro. ¿Cómo fue el trabajo creativo junto a la ilustradora?

Hace muchísimo que quería trabajar con Eli, porque me gusta mucho la capacidad que tiene de mostrar el mundo natural, como si propusiera un nuevo trato o nuevo arraigo. Me seducía que el libro en su forma ilustrada resultara cautivador e invitara a niñas y niños a perderse en ese bosque, esa selva de plantas y agua y a fabular sus propias preguntas, ¿cómo recuerdan los bosques? ¿Cómo transmiten la historia que narran? ¿Es posible encontrar vida más allá de lo perfectamente visible? Si nos detenemos a observar, ¿qué esconden árboles, animales, qué historias viven junto a nosotros? 

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Ahora, el trabajo, en términos prácticos, fue sumamente convencional, yo escribí, ella leyó el texto, le gustó y aceptó ilustrarlo. Y entonces, fue ella quien contextualiza la historia, quien decide que la pena que embarga a la niña es una mudanza, otro pueblo, otra casa, porque eso no se dice en la historia escrita, por el texto podemos intuir que la niña está triste y que la madre le cuenta una historia que es un camino de vuelta a casa, una forma de encontrar salida, pero solo está insinuado, no hay detalles y esos detalles fueron ofrecidos con mucha delicadeza y elegancia por Eli.

-¿Cuál es el mensaje de este libro?

La literatura no se construye para ofrecer un mensaje específico, creo yo, sino más bien, y principalmente, para donar un momento de gozo estético, un momento a solas que disfrutas plenamente. Alguien narra una historia que tiene sentido para ti, pero ese sentido varía mucho según los lectores, habrá quienes consideren el bosque y su historia, la importancia de volver a relacionarnos con el mundo natural desde la sorpresa, porque está ahí lleno de misterios y nuestra especie no ha sido muy asertiva para captar esos misterios. También estarán los que lean en esta historia una reivindicación de la literatura oral, ese espacio colectivo que se construye cada vez que alguien cuenta un cuento en voz alta, en fin, supongo que también habrá quienes no les interese. En esto, los lectores son los que tienen la palabra.

Las autoras

Sara Bertrand nació en Santiago de Chile. Estudió Historia y Periodismo en la Universidad Católica de Chile donde ha dictado el curso Apreciación estética de los libros juveniles del diplomado de la Facultad de Filosofía y Humanidades, es tallerista de Laboratorio Emilia y columnista para Revista Emilia (Brasil) y UNAM (México). En 2017 ganó el New Horizons Bologna Ragazzi con La mujer de la guarda, que recibió el sello de distinción de la Cátedra UNESCO 2019 en Brasil; fue incluida en The White Ravens con No se lo coma y ganó Medalla Colibrí 2019 IBBY Chile con Manifiesto literal, mujeres impresasAfuera, su última novela, fue publicada por Emecé y Patos e lobos-marinhosconversa sobre literatura e juventude, es su más reciente libro de ensayos editado por Solisluna Editora y Selo Emilia en Brasil, 2021.

Elizabeth Builes nació en Medellín. Estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional y trabajó como ilustradora científica en el Herbario de la Universidad de Antioquia. Actualmente se dedica a la ilustración editorial y en su trabajo vive latente lo botánico y la relación entre la naturaleza y lo interior. Su personalidad curiosa e investigativa la acompañan al momento de pensarse como narradora visual. Ha publicado libros en sellos editoriales como Tragaluz, SM, Alfaguara, Kalandraka, Random House y Ediciones El Naranjo.

La escritora chilena Sara Bertand y su libro La memoria del bosque

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