Letras

«Monster»: El libro que expone agudos posteos sobre la coyuntura local

Por: Horacio Gutiérrez Areyte | Publicado: 18.12.2022
«Monster»: El libro que expone agudos posteos sobre la coyuntura local Foto de Tejeda |
El escritor y artista nacional, Juan Guillermo Tejeda, busca explorar a través de «Monster» diversos posteos que realizó en Facebook sobre el acontecer nacional, todo esto desde el barrio estallidista que él conoce muy bien, el Parque Forestal. Lee la entrevista completa a continuación.

Juan Guillermo Tejeda, Licenciado en Artes de la Universidad de Chile, dibujante, diseñador y escritor, «se retiró durante 9 años del mundo», para poner en su vida un énfasis importante en lo cotidiano.

Durante ese «retiro», Juan Guillermo Tejeda consideraba que lo único artístico-comunicacional que hacía en esa cotidianidad era postear en Facebook, lo que posteriormente terminó dando forma a su nueva obra titulada «Monster«, la cual se lanzará oficialmente el martes 20 de diciembre a las 19:30 horas en el Bar Don Rodrigo del Hotel Foresta, Barrio Lastarria (Victoria Subercaseaux 353).

«Monster«, libro perteneciente a Mandragora Ediciones, específicamente a la colección «Panfletos«, es una obra que según Tejeda «calza como un discurso que va naciendo de mis posteos, y los posteos han sido naturalmente muy influenciados por los likes o no likes, por los comentarios, los compartidos y las solicitudes de amistad«.

«Cuando posteas escribes para tus amistades de Facebook, que son almas sin cuerpos, y pese a ello son un público concreto, los ves, ves sus fotos, como cuando haces clases y te diriges a los 30 que asisten al curso. Todo ello modifica necesariamente el discurso, no podía escribir de manera estrictamente literaria, y por eso el estilo se me fue convirtiendo en algo entre WhatsApp y la literatura, se integra quizás en él lo que Nicanor Parra llamaba ‘el lenguaje de la tribu’, en mi caso, por ejemplo, empezar los párrafos con minúsculas, o mucha cosa en inglés, en fin tengo 75 años y no pretendo hablar trendy, pero tampoco puede uno al postear seguir hablando o escribiendo como antes, creo que ese desorden le da vida al libro», añadió Juan Guillermo Tejeda.

  • Llevabas años retirado de las pistas, siendo una persona antes muy activa, ¿qué te llevó a volver, a los 75 años, con este libro? ¿Pensabas que ya estabas jubilado y no era así?

«Me tomé un sabático de siete años, lo necesitaba después de haber vivido cincuenta trabajando con mucha energía en muchas cosas diversas, se alargó dos años más por lo pandémico, y ahora, al regresar a una vida más activa, trato simplemente de cerrar de manera natural muchos proyectos que quedaron interrumpidos».

  • Viviste en directo el estallido, pues tu casa está a un par de cuadras de Plaza Italia. ¿Qué se siente haber sido testigo tan directo de un hecho histórico como la Toma de la Bastilla, todos los días? ¿O no fue así

«Vivir el estallido desde el parque Forestal fue maravilloso y horrible a la vez, y me desesperaba un poco el relato de los medios, de la tele, que aunque mostraba las fogatas y los incendios de iglesias, las vandalizaciones y el actuar bélico de los carabineros, desde el barrio se ve todo eso muy de otra manera, es algo más dialéctico y menos de buenos y malos. Me desesperaban la vandalización del patrimonio urbano, el incendio de la Vera Cruz, el pintarrajeo al monumento a la Fuente Alemana que hay en el Forestal. El patrimonio es lo que nos dejan nuestros antepasados, y no se puede recuperar cuando lo destruyes».

  • Después de tu vida muy activa y creativa en Barcelona en los 80 volviste a Chile y volviste a tener lo mismo en el Chile de los 90, el del retorno a la democracia, el de la transición. Le pusiste estética al Jaguar de América, como nos decíamos, cuyo icono fue el Iceberg en la Expo Sevilla. ¿Añoras ese Chile y ese tiempo?

«Mi regreso a Chile fue la etapa más dolorosa y desafiante de mi vida, tras 14 años de exilio decidí regresar o retroceder a la tierra donde están enterrados mis abuelos pese a que en Barcelona me iba super bien, fue una necesidad telúrica y aquí nadie entendía por qué lo había hecho. El Iceberg y el proyecto de Chile en Sevilla 92, que fue ante todo un trabajo de equipo donde trabajamos centenares de personas, me dio la oportunidad de resucitarme yo en el Chile que me gustaba o que admiraba, el de los detalles urbanos cotidianos y el de la gran naturaleza pura e incontaminada. El Iceberg y lo que había en el pabellón fueron símbolos muy potentes, y como tales cada cual lee lo que lee desde su propio corazón«.

«Unos interpretaron que era un blanqueo de los atropellos a los derechos humanos, otros lo vieron como una imagen de los jaguares, pero yo creo que más allá de esas lecturas logramos unir en un nuevo discurso a fragmentos que estaban dispersos y desvalorizados y enfrentados«.

«El Pabellón de Chile en Sevilla se adelantó a la sensibilidad naciente de muchos nuevos temas: la preocupación por la naturaleza, la celebración de Chile como un país de gente que trabaja bien, la potencia del mercado como cosa popular, o sea que pensábamos más en los mercados persas que en los malls, la relevancia del arte, nos acompañaron artistas como Andrés Pérez, Balmes, Duclós, Matta, Zamudio, Osvaldo Peña, Juan Carlos Castillo, Atilio Andreoli más los arquitectos José Cruz y Germán del Sol, o los cineastas Ignacio Agüero, Pablo Perelman, etc., la carta de colores la sacamos de los colores de los números y fachadas de los parrios populares de Santiago y Valparaíso, y relevamos sobre todo la vida urbana, la señora regando el antejardín al caer la tarde, aquello tenue y clase media que es mucho nuestro país».

«Estoy orgulloso de haber contribuido a que ese Pabellón tuviese vuelo artístico y se alejase de cualquier cosa típica y tópica de las ferias y congresos. Yo diría que el pabellón entero puede verse como una instalación artística. Lógicamente el período histórico que entonces comenzaba hizo su curva, logró sus metas, y el estallido vino a recordarle al país la necesidad de equilibrios, de no discriminar ni marginar a grupos y a temas que también son parte del todo».

  • En el proceso de producción de esta obra, ¿qué fue lo más desafiante?

«Esta versión que se publicó se hizo de muy rápida, la primera se iba a llamar «Paseando por la República del Almirante Arancibia», pero no resultó mucho, la presentamos a un fondillo concursable y no pasó. «Monster» salió como un resultado natural tras el triunfo del Rechazo, habían sido tiempos muy intensos en el país, y a mí me interesaba tratar de trasladar esa tensión de los posteos al libro entendiendo que lo que es muy de la noticia diaria pierde sentido en un libro que es más de tiempos largos, también están los temas de mi vida que son el arte, los libros, la ciudad, lo monster y la influencia de mi padre Juan Tejeda».

  • ¿Cómo invitarías a la gente a que lea este libro?

«Creo que es muy fácil de leer. Salió un libro raro, de artículos breves y fogosos, o nostálgicos. Algunos son de media página, o de dos casi todos, y están todos atravesados por el lenguaje de las redes sociales, por la certeza de que lo que pasa globalmente es también lo que ocurre localmente, es que uno nota que la humanidad no sabe bien hacia donde se dirige en estos momentos, y lejos de hacer grandes teorías he ido reflexionando como tantos y tantas desde mi casa, desde mi barrio, hay mucho detalle cotidiano y humano».

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