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“Del amor romántico al compañerismo amoroso”: La obra sanadora de Francisca Valenzuela

Por: Talía Llanos Chacón | Publicado: 25.03.2023
“Del amor romántico al compañerismo amoroso”: La obra sanadora de Francisca Valenzuela María Francisca Valenzuela |
¿Cómo vivir el amor lejos de lo que nos han enseñado las películas de Disney o series como Sex and the City? Es una de las preguntas que busca responder la socióloga María Francisca Valenzuela en “Maldito Amor”, su primer libro.

María Francisca Valenzuela, o @Franciscalafeminista como es conocida en las redes sociales, publicó su primer libro Maldito Amor que aborda una nueva forma de pensar los vínculos socioafectivos, cuestionando la forma en que, desde pequeñas, se nos ha enseñado a amar.

La fundadora del Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC), columnista y socióloga, repasa en conversación con El Desconcierto cómo ha sido el proceso de escribir acerca del amor romántico, la sociedad machista, y sus propias experiencias en torno a relaciones tóxicas.

Con un lenguaje simple, guías prácticas y ejemplos de la cultura pop, ella propone alternativas para disfrutar del amor desde la vereda feminista, basado en los principios de igualdad, respeto mutuo, y amor propio.

– ¿Cómo decidiste embarcarte en la escritura de Maldito Amor?

Esto comenzó por el año 2019, y hace mucho tiempo ya me venían inquietando algunas cosas sobre cómo llevaba mi vida amorosa en particular, porque sentía que no iba muy de la mano con el feminismo, que era un activismo que había atravesado ya muchos años de mi vida. Así también me empecé a dar cuenta que no era algo solo mío, sino que el tema amoroso era demasiado determinante en la vida de mis amigas también, que usábamos demasiado tiempo pensando en esto, hablando de esto.

Empecé a reflexionar sobre cómo esto también era muy funcional al machismo, a la desigualdades de género, a los temas que a mí me importaba erradicar, y en esa mirada activista empecé a conocer otras escritoras, otras referentes feministas que habían hablado de este tema, ya sea con frases, con libros, como Kate Miller, Coral Herrera, etcétera.

Me empecé a encampar con esto y empecé a reflexionar a partir de las vivencias personales, de mi alrededor, y hacer tweets cortitos. Empecé a subir reflexiones a mis redes sociales y le empezó a ir súper bien. De hecho, muchas mujeres escribían, y cuando ya eran cada vez más las mujeres que me escribían diciendo que les habían servido mucho lo que habían leído, que incluso les había ayudado a salir de una relación tóxica, me di cuenta que necesitábamos mucho hablar de este tema, necesitábamos reflexionar más profundamente desde una vereda feminista sobre el amor, sobre cómo en realidad necesitábamos darle una vuelta para pensar amores que sean también más amigables con las mujeres, con el rol que cumplimos, con lo que somos.

Entonces decidí hacer un libro y la verdad es que la recepción ha sido muy bonita.

María Francisca Valenzuela

María Francisca Valenzuela con su libro «Maldito Amor: Del amor romántico al compañerismo amoroso»

– Hablas “del amor romántico al compañerismo amoroso”. ¿Podrías ahondar en lo que implica?

El compañerismo amoroso justamente nace a partir de la crítica del amor romántico, de cómo se ha enseñado el romance y el amor de pareja, de los vínculos sexos afectivos de nuestras vidas, y por lo tanto es una contraposición. El amor romántico ha estado cruzado por otros ejes como el machismo, por ejemplo, porque el amor, tal como es enseñado en esta sociedad, es muy funcional al machismo.

La idea del compañerismo amoroso es relevar otros valores que cuestionan esta educación. Es, por ejemplo, pensar el amor desde la igualdad, no desde la competencia y la rivalidad. El amor romántico nos enseña que se conquista, en general, a las mujeres. Nos han educado con que nos conquistan, con que llega alguien ante quien nosotras tomamos una decisión.

La idea del compañerismo amoroso rompe con estas lógicas. Ya no se piensa el amor desde la competencia, sino desde los acuerdos mutuos, de mirar a las personas que son parte de los vínculos sexo-afectivos en condiciones de igualdad, relevando valores importantes como el respeto, la empatía, la consideración, la admiración mutua.

Romper también con todas las lógicas que impongan jerarquía, donde se enseña que el amor más o menos fuera también un tipo de poder que se ejerce, donde siempre hay alguien que domina y alguien que cede. Entonces, la idea es darle la vuelta, cambiar toda esta idea de la lógica.

Por otra parte, el compañerismo amoroso cuestiona el modelo jerárquico del amor romántico que se ha enseñado en la sociedad, que es que el amor de pareja es todo, puede con todo y responde a todas tus necesidades, porque es algo súper poco realista. Cuántos amores realmente tenemos en la vida, de qué manera nuestras amistades, las familias, las personas que nosotros elegimos más allá del romance juegan un rol importante en nuestra vida, y cómo es importante romper esta visión del amor jerárquico con una pareja que responde a todas tus necesidades.

Sanarse de una relación tóxica

– También abordas tu propia experiencia en una relación tóxica a lo largo del libro, ¿Qué significó para ti tocar algo tan personal en esta obra?

La verdad fue sanador. Creo que parte del ejercicio de sanar es dejar de privatizar experiencias que muchas veces las mujeres vivimos de manera colectiva. Muchas personas creo que se sienten muy interpeladas con la parte de la relación tóxica. Creo que muchas personas, no solo mujeres, han vivido este tipo de relaciones, pero para mí fue muy sanador poder compartirlo.

Me han dicho mucho, y agradezco mucho el comentario, que se siente como tener una conversación con una amiga, que tienes este espacio para desahogarte, para hablar de algo que sentimos vergüenza de hablar, porque las relaciones tóxicas están muy atravesadas por la vergüenza, por no querer contar lo que estás viviendo, por querer ocultar cosas, porque sabes que hay algo malo, que que en el fondo de alguna manera estamos permitiendo que suceda.

Las personas que son parte de estas relaciones siguen alimentando esa dinámica y también porque nos vemos desprovistas de herramientas que nos ayuden a salir de ahí. Hay una parte del libro que fue una reflexión de un tweet en un momento en mis redes sociales, que es que en estas relaciones no se trata a veces del «amiga date cuenta», sino que en realidad ya nos hemos dado cuenta.

Las personas que hemos atravesado ese tipo de relaciones nos damos cuenta perfectamente que estamos en algo dañino y creo que lo que más nos duele y nos complica es sentir que no tenemos las herramientas suficientes para salir de ahí. Que algo nos pasa, nos está costando.

Ese ejercicio, haberlo compartido, espero sea una ayuda para muchas personas que les cuesta dar el paso a hablar de que están en una relación que creen que no es buena y que les está costando salir, y que por el contrario, trabajan por mantenerla incluso. Cómo podemos cuestionar eso, cómo podemos abrir redes de contención al contar esto que nos pasa, y creo que también esa era parte de la invitación al contar mi experiencia personal.

– Sobre algo similar te quería preguntar. A lo largo del libro utilizas un lenguaje simplificado, explicando varios conceptos, se lee como una guía, como si fuese una introducción para niñas y personas que recién conocen del feminismo. ¿Te gustaría que fuese visto de esa forma, dirigido hacia las juventudes?

Totalmente. De hecho, mucho de este libro lo pensé pensando en mi versión del pasado. Pensando en lo que me hubiera gustado saber, en lo que me hubiera gustado leer cuando era más joven, cuando estaba iniciando mi década de los 20, por ejemplo.

Creo que nosotros vivimos en un país que carece totalmente de educación socioafectiva; a nosotros no se nos enseña a relacionarnos de manera responsable, no se nos enseña de responsabilidad afectiva, por ejemplo, o sea qué grado tienes tú como persona de responsabilidad en los vínculos que construyes sobre las emociones que generas en otra persona y sobre su bienestar socioemocional y sobre el tuyo.

Todo el aprendizaje amoroso que tenemos es muy en base al ensayo y el error, es cumplir años y decir «oye, esto nunca más». Lo que aprendo ahora a los 30 es porque a los 20 me pasaron muchas cosas malas, por ejemplo.

Es importante educar al respecto, por eso hay un apartado, que en lo personal es uno de los que más me gusta, en el capítulo dos que habla de violencia, donde se explican muchos conceptos. Hablamos de banderas rojas, del límite, de cosas que es importante aprender y analizar, y que incluso muchas muchas mujeres ya muy adultas recién están descubriendo esto, conociéndose en esa dimensión, en esos límites necesarios para su bienestar y cómo pueden ponerlos.

La princesa Disney como problema

– En el libro utilizas referencias también a las princesas Disney, hablando sobre la necesidad de reeducar a las infancias sobre la potencialidad tóxica en el amor romántico, ¿Cómo llegaste hasta a esa idea de meter referencia de la cultura pop como entre tu escritura?

Fue analizar la manera en que la aprendemos. Fue pensar «bueno, si no tenemos una educación al respecto, nadie nos enseña sobre esto, ¿Cómo se aprende realmente?». Me empecé a dar cuenta que existía toda una industria construida y dirigida especialmente a las mujeres en torno al amor romántico.

Me di cuenta que mis modelos de romance también eran muchos elementos de películas, en series, que partieron en mi primera infancia, pero que siguieron a lo largo de mi vida. Partimos con las princesas Disney, pero después seguimos con Bridget Jones o Sex and the City, por ejemplo.

Es una cuestión que atraviesa nuestra vida, la cultura pop se transforma en el reflejo de los modelos de rol del amor romántico, el cómo se enseña el amor a las mujeres también se ve reflejado en la cultura pop. Entonces, si queremos cuestionar nuestra educación también tenemos que ser críticas sobre el contenido que está pensado en esta industria para las mujeres.

– ¿Crees que ya ha cambiado un poco la docilidad de estas princesas clásicas o si las protagonistas de historias para mujeres se están adaptando un poco a la ola feminista, o al redescubrimiento de formas de vincularse?

Sí, totalmente. La nueva ola feminista hizo lo suyo, nos genera personajes donde el amor no es lo más importante, donde está más enfocado en el desarrollo de la vida, de las metas de la personaje. Eso también existe, no obstante, sigue produciéndose mucho otro contenido donde el amor es lo más determinante en la vida de las mujeres, o un eje muy transversal, eso sigue existiendo.

Sin embargo, también estamos con estas otras alternativas para las nuevas generaciones, lo cual es súper bueno. Esperemos se mantenga y generemos estos enfoques más críticos, pero sí, podemos decir que estamos en un momento de cambio donde incluso se han generado series, hay una en particular que se llama Crazy ex girlfriend que hace una crítica sobre eso. Muestra una mujer muy obsesionada con el tema amoroso y tener pareja, y en un momento incluso en la serie se hacen cuestionamientos sobre la cantidad de tiempo que ella invierte en esto. Tipo: «¿Qué haría si este tiempo que yo estoy destinando en pensar en esto lo invirtiera en otra cosa, como por ejemplo dormir?».

Así que sí, hay visiones más críticas, pero yo creo que igual todavía falta más al respecto todavía tenemos una industria muy pensada del romance hacia las mujeres.

María Francisca Valenzuela, autora de "Maldito Amor: Del amor romántico al compañerismo amoroso"

María Francisca Valenzuela, autora de «Maldito Amor: Del amor romántico al compañerismo amoroso»

– Hablas también sobre lo difícil de llevar el feminismo a tu vida cotidiana y a lo amoroso, a pesar de ser sanador. ¿Sientes que hay alguna presión o auto-presión para cumplir con ciertos estándares feministas en las relaciones?

Creo que cuando una persona empieza a vivir su vida feministamente, ya no solamente se trata de fijarte en lo que en tu alrededor te parece injusto, sino tal como tú dices de cuestionar todo aquello que ha sido tan parte de tu vida personal, íntima, las decisiones que tu misma has tomado las llegas a cuestionar.

Ahora, esos procesos son distintos en cada quien. El feminismo es algo que evoluciona siempre a lo largo de tu vida. Cómo trasladas esto a tus relaciones amorosas va a ser gradual, paulatino y distinto para cada una de nosotras. Yo llegué a esta reflexión después de varios años, me tomó un tiempo. Así como hay otras que quizás les tome más tiempo hacer este tipo de cuestionamientos, porque implica cuestionar cosas con las que nos han enseñado a sentirnos cómodas.

Es cuestionar cosas que nos han hecho parecer que son lindas, o placenteras, como la idea de posesión, que alguien te diga que te ama, te adora y por eso eres solo suya. Desde el feminismo le das la vuelta y ves que es algo no tan bueno, la idea de la propiedad sobre las mujeres genera aspectos dañinos.

Este cuestionamiento del amor como una droga, en el fondo, algo adictivo que se nos da a las mujeres es difícil de digerir, es algo que cuesta, que te incomoda a ti misma. Por eso es personal y paulatino. Son decisiones que cada una va tomando en este proceso de vivir el feminismo, que para mí llegó hace un rato, pero igual ha sido complejo llevarlo a cabo.

Solamente quiero enfatizar que esto es un proceso personal, que cada una vive el feminismo en la vereda íntima a su ritmo, y que está bien que así sea. El feminismo parte por el cuestionamiento, por tomar posición y conciencia de una situación de desigualdad que vivimos las mujeres en la sociedad y querer cambiar esto. Ese ejercicio de cambio puedes ejercerlo de distintas maneras, entonces no me parece adecuado poner un feministómetro sobre este tema, pero es importante generar la conciencia crítica al respecto desde una vereda feminista.

-De todos los consejos que entregas, ¿cuál o cuáles crees que son los principales, los más destacables o algo que todas deberíamos tener en consideración?

Creo que el que más me gusta es sobre siempre quedarse en un lugar donde puedas desarrollar tu autonomía. Que podamos tener autonomía como mujeres sea de las principales cosas y las más importantes si queremos pensar una sociedad con igualdad, si queremos que el feminismo se haga patente. Construir relaciones que contribuyan a esa autonomía, que la respeten, es muy importante en todas las dimensiones.

Hay otro también que me gusta mucho: Siempre quédate en el lugar donde te guste la versión de ti misma. Me di cuenta que es muy común a veces que perduremos en relaciones donde no estamos conformes con lo que somos o lo que nos hemos transformado como mujeres. Cuando no te gusta en verdad lo que eres.

No podemos poner una relación, el amor por otra persona, sobre el amor y la conformidad que puedo tener conmigo misma y lo que soy. Creo que eso es una pregunta importante: ¿Me gusta la versión de mí misma estando con esta persona?

Para mí esa pregunta es muy aclaradora de la relevancia que tenemos que darnos como mujeres y no postergarnos en una educación romántica que nos ha enseñado a poner el amor por otra persona, el amor de pareja, por sobre nuestras metas, nuestra autonomía y nuestro amor propio.

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