Bestia: «Un pasaje oscuro de nuestra historia mostrado de manera sensible»

Desde su estreno en julio pasado en el festival de Annecy en Francia, la película de stop motion ha cosechado premios en festivales internacionales y ayer se anunció que es uno de los cinco cortometrajes que competirán por el Óscar el 27 de marzo próximo. Hasta el presidente electo, Gabriel Boric, felicitó al equipo en su cuenta de Twitter, dando cuenta de uno de los grandes aciertos del filme, conmover con una estética poderosa y sutil respecto a hechos horrorosos. «Felicitaciones a @hugocovarrubias, @lapatogallina, @tevodiaz y a todo el equipo de Bestia por su nominación al Óscar en la categoría de mejor corto animado. Un pasaje oscuro de nuestra historia, mostrado de manera sensible y con respeto, llevado a lo más alto. Orgullo para Chile», escribió Boric.

Con una impecable dirección de arte, Bestia sumerge al espectador en el día a día de una mujer y su perro. Juntos duermen, desayunan, entrenan, recorren la ciudad y “trabajan”. Cual víctimas del síndrome de Estocolmo, por momentos es posible compenetrarse con la soledad de la mujer o sentir ternura hacia el perro hecho de fieltro. El guion logra un tratamiento delicado para un tema complejo y abominable. Una construcción minuciosa y llena de detalles cotidianos, retratados a través de movimientos de cámara que imitan el punto de vista de la protagonista, y una estética preciosista y sugerente. 

Jadeo incesante y perturbador

La película se inicia con un plano de un plato de comida en un avión –la comida tendrá un lugar preponderante en la historia, quizás por la naturaleza obesa de la mujer, y al mismo tiempo jugando con la relación entre comer y matar–. Luego, un acercamiento hasta llegar al primerísimo primer plano de un rostro de porcelana trizado por una bala en la sien. La mujer mira por la ventana, y en la cordillera comienzan a asomar seres sin rostro que parecen reclamar por sus vidas. Momentos como este, de ensoñación o recuerdo, se mezclan con el rutinario presente de la protagonista y su mejor amigo. 

Ella atiende, entrena, maltrata al perro en su jadeo incesante. ¿Quién es la bestia?, se pregunta uno al verla mirándose al espejo en ropa interior. Picado a los platos y al desayuno que comparte con el animal de fieltro, quien se devora un muffin, mientras ella sorbe un café junto al primer cigarro del día; el desayuno perfecto. Llegan en micro al lugar de trabajo y una serie de gestos mecánicos se repiten. Primerísimo primer plano al casete que los acompaña en sus horrendas labores, las que se muestran tangencialmente sin caer en la truculencia. Hay pocos atisbos de la ciudad sitiada. De vuelta en casa, la cama que comparte con el perro; el matrimonio perfecto. 

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En el sueño ella degüella al animal. Zoom back, lo recuerda en la mañana y todo lo filoso adquiere una tensión dramática así como la carne cruda que corta para su mascota y fuente de ingresos. El silencio se vuelve incómodo, tenso. Así como la rutina. La pieza oscura en el subterráneo de la casa a la que viajan cada día, la música para tapar lo que hacen, los cuerpos y más cuerpos en la cajuela de un auto.

La música calza perfecto con la imagen, acompañando cada movimiento y acción, posibilitando –a semejanza de la música para teatro– vivir Ia experiencia del mundo propuesto en el filme. No es extraño que así suceda. Se trata de una idea original de Martín Erazo y Hugo Covarrubias, ambos con amplia experiencia teatral. Cómo olvidar El húsar de la muerte, célebre obra sin palabras de la compañía La Patogallina dirigida por Erazo, trabajo en el cual la música, los signos y símbolos tienen un rol preponderante. 

Hombres sin rostro vigilantes para que no haya olvido; los gritos vuelven, así como los ladridos del perro y los cuerpos acumulados de las víctimas. Bestia deja un sinsabor extraño pues al horror se une el goce de asistir a una obra que trabaja con los elementos más puros del cine.

​​Bestia

País: Chile

Año: 2021

Director: Hugo Covarrubias

Productor Ejecutivo: Tevo Díaz – Trébol3/Maleza