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Crítica de Cine| “El Menú”: una película que deja un buen sabor de boca

Por: Paula Frederick / Culturizarte | Publicado: 08.12.2022
Crítica de Cine| “El Menú”: una película que deja un buen sabor de boca El Menú, película con Anya Taylor-Joy y Ralph Fiennes |
A pesar de que ratos la propuesta de El Menú se vea demasiado descabellada, al borde de cruzar la delgada línea entre lo genial y lo excesivo, se las arregla para volver a la cocción justa, siempre a fuego lento. Entonces, la experiencia prometida en un inicio se cumple, aunque el resultado final quizás no consiga 3 estrellas Michelin.

La comida y el cine, dos placeres ineludibles. Dos formas de arte que se han cruzado muchas veces, dando vida a obras inolvidables. Algunas edulcoradas, bellas y digeribles como La Fiesta de Babette o la magnífica Ratatouille. Otras en tonos oscuros, indagando en lo grotesco que puede traer el exceso de placer, como La Grande Bouffe o The Meaning of Life. Ese delicado límite entre el disfrute y el derroche, la compostura y el despojo, el reflejo más elocuente y profundo de las pasiones humanas que se desbordan, que encuentran su fulcro en el contraste entre la luz y la sombra. Sensaciones extremas son las que nos propone El Menú, dirigida por Mark Mylod y producida por Will Farrell. Una invitación a activar no solo las papilas gustativas sino todos los sentidos, a través de un cine que nos hace estar alertas y que, al mismo tiempo, nos pilla desprevenidos.

El universo de El Menú orbita alrededor de un selecto grupo formado por doce comensales adinerados, que buscan llevar a otro nivel la experimentación culinaria, pagando 1.250 dólares para probar el menú del prestigioso y excéntrico chef Slowik (Ralph Fiennes), cuya concepción de la comida tiene que ver más con la admiración a sí mismo que con el disfrute. Para ser parte de este paraíso culinario, deben tomar un yate e instalarse en una isla, donde solo se encuentra el célebre restaurante. La imagen de la embarcación que se aleja y los deja a la deriva, junto a la furia in crescendo de las olas que golpean la costa y la soledad del bosque, son anticipos visuales de la ebullición que está por venir, banderas rojas que anticipan una velada para nada apacible, o al menos poco digerible. No contaré más, por supuesto.

Solo revelaré algunos ingredientes del menú: además del chef déspota con aires a Full Metal Jacket que trata la cocina como si fuera un pelotón, tenemos a la crítica snob y su editor zalamero (Janet McTeer y Paul Adelstein), el actor en el ocaso que vive de glorias pasadas (John Leguizamo), el matrimonio millonario lleno de secretos oscuros (Judith Light y Reed Birney) y, por supuesto, el autoproclamado foodie, ese que pregona ser experto en gastronomía con un paladar privilegiado (Nicholas Hoult). Así, como si se tratara de la receta definitiva, El Menú tira todos estos componentes a la parrilla, agregando una sazón importante de humor negro, psicopatía y horror.

Ser testigos de esta puesta en escena, más que despertar el apetito, hace surgir ciertos asuntos morales. Lleva a reflexionar sobre el despliegue de opulencia, la incongruencia entre la conciencia ambiental y la práctica, el derroche, los cerros de desperdicios que inevitablemente se generan. Esa incomodidad y crítica soterrada es la que toma el director como motor para su creación, donde despliega toda la brutalidad de un acto culinario, o incluso una performance artística, cuando el ego sobrepasa los objetivos primarios tanto del creador como de su entorno. Así, todos los comensales representan caras diversas del mismo “desperdicio” valores humanos y sociales, de mezquindad, avidez y culto a ellos mismos. Pero en toda buena historia, siempre hay un infiltrado. Esta vez se trata de “Margot”  (Anya Taylor- Joy), la comensal que no debiera estar ahí, la única cara que parece destellar humanidad, lucidez, o al menos darse cuenta de que hay algo que no cuaja en el menú.

“No es lo mismo comer que degustar”, proclama el chef Slowik, antes de iniciar a desplegar su menú. Y su frase adquiere un nuevo sentido. Un proceso que no se degusta en su medida justa, no se digiere, no se comprende del todo. Hay que darse el tiempo para masticar cada bocado, aunque algunos se parezcan más a un trago amargo. A pesar de que ratos la propuesta de El Menú se vea demasiado descabellada, al borde de cruzar la delgada línea entre lo genial y lo excesivo, se las arregla para volver a la cocción justa, siempre a fuego lento. Entonces, la experiencia prometida en un inicio se cumple: un despliegue desquiciado, sensorial, a ratos demasiado artificial, siempre genuina. Una puesta en escena extrema, casi teatral, donde nada es solo lo que se ve, sino también lo que oculta.

El misterio detrás de El Menú funciona mejor cuando está escondido, que cuando es revelado. Al igual que un buen plato de comida, se disfruta más el durante, que el después. Así, el resultado final quizás no consiga 3 estrellas Michelin, pero sin duda deja un buen sabor de boca. Y la curiosidad de probar el próximo menú.

Vea el tráiler acá:

Título original: The Menu
Dirección: Mark Mylod
Guion: Seth Reiss, Will Tracy
Música: Colin Stetson
Fotografía: Peter Deming
Reparto: Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult, Ralph Fiennes, Hong Chau, John Leguizamo, Janet McTeer, Judith Light, Christina Brucato, Aimee Carrero, Paul Adelstein, ver 9 más
Producción: Alienworx Productions, Hyperobject Industries.
Distribuidora: Searchlight Pictures
Año: 2022
Duración: 107 min.
País: Estados Unidos
Estreno en salas nacionales : 1 de diciembre

 

Artículo publicado en alianza con Culturizarte.

 

 

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