Sonidos

Poema sinfónico, canción y cantata: música para defender los derechos humanos

Por: David Ponce | Publicado: 14.09.2023
Poema sinfónico, canción y cantata: música para defender los derechos humanos Napalé y Nelson Vinot | Napalé y el compositor Nelson Vinot | fotos: César Gonzalez / Ministerio de las Culturas.
El grupo Napalé, el Coro Arsis XXI y la Orquesta de Cámara de Chile emprenden esta semana un ciclo de actuaciones en la capital, en un repertorio en torno a los derechos humanos y a la conmemoración del golpe de Estado.

Un encuentro entre música de cámara, vocal y sonidos populares tendrá lugar esta semana en tres fechas por sendas comunas santiaguinas, compartidas entre orquesta, coro y conjunto latinoamericano.

Protagonistas serán el grupo Napalé, el Coro Arsis XXI que dirige Silvia Sandoval Salas y la Orquesta de Cámara de Chile, formación dependiente del ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, con la batuta del director suizo Emmanuel Siffert.

En Quilicura, La Pintana y Ñuñoa presentarán estos elencos un repertorio en torno a los derechos humanos y a la conmemoración del golpe de Estado. Abre el programa “Tierra sagrada”, poema sinfónico para fagot y orquesta compuesto por Nelson Vinot, fagotista solista del elenco, con la narradora y contralto Rocío Rojas y textos de Absalón Opazo.

También se escuchará “El derecho de vivir en paz”, de Víctor Jara, con orquestación de Julio Retamal; y cerrará las presentaciones la “Cantata por los Derechos Humanos Caín y Abel”, de Esteban Gumucio, Alejandro Guarello y el grupo Ortiga. La obra fue estrenada en 1978 como parte del simposio internacional de los Derechos Humanos convocado ese año por la Iglesia Católica en plena dictadura de Pinochet, y fue grabada en un disco al año siguiente.

Compromiso y desafío

–La cantata es un hecho histórico en un momento muy complejo en Chile, con este estreno que ocurre el 25 de noviembre de 1978 en la Catedral de Santiago –contextualiza Ernesto Pérez, director de Napalé–. Había pasado poco tiempo del asesinato de Orlando Letelier en EE.UU. (el 21 de septiembre de 1976) y se descubrieron en esos días los hornos de Lonquén (en noviembre de 1978). Y es fundamental el rol del cardenal Raúl Silva Henríquez, quien en el disco hace un juramento, un acto de compromiso por defender los derechos humanos.

La obra es recordada en especial por la “Canción de la esperanza”, caracterizada por sus exigentes cambios de compás y por el estribillo “No me robarán la esperanza / no me la romperán”.

–La “Canción de la esperanza” es un bonito desafío musical desde el punto de vista de la rítmica –comenta Ernesto Pérez–. Los Ortiga son parte de la Nueva Canción Chilena sin duda, con esta idea de la fusión de los mundos musicales: el de la tradición escrita, los elementos de la música popular y, aquí, una obra con coro y orquesta, que no tengo recuerdo de eso antes en la música chilena. Porque habíamos tenido “La fragua” (de Sergio Ortega), con orquesta instrumentos populares y canto, y las obras del Lucho (Luis Advis) con el cello y el contrabajo, pero esto incorpora un coro. Y acordémonos de algo importante: Fernando Rosas formó y dirigió la orquesta, Waldo Aránguiz armó el coro y don Roberto Parada hizo los relatos.

Respeto por personas y comunidades

Napalé contó con la colaboración puntual de uno de los fundadores y actuales integrantes de Ortiga, Daniel Valladares, en la preparación de la “Canción de la esperanza”, cuenta Ernesto Pérez. “Revisar esta obra es acordarnos de Ortiga, porque ésa es nuestra referencia en la interpretación”, dice el director de Napalé, quien además reflexiona sobre el sentido de la obra en el contexto actual.

–Esto tiene que ver con los cincuenta años, pero también con la permanencia de los derechos humanos en los tiempos que estamos viviendo en Chile y en el mundo –destaca el músico–. En mi modesto análisis hay una crisis de los modelos de organización social, por lo menos en el mundo occidental, que se está resolviendo de una manera preocupante, con violencias desatadas, con estados que reprimen y con todo el mundo tratando de buscar la justicia por su mano y no desde la conversación. Puede parecer medio ingenuo, pero en definitiva hay algo que ha sido sobrepasado.

“Esta crisis estructural política afecta a un modelo instalado desde la Revolución Francesa: me voy bien atrás, pero es la idea de la democracia representativa la que está en un momento complejo, a pesar de que, como práctica, desde un punto de vista histórico, no tiene mucho tiempo”, continúa el director de Napalé. “Tendrá que ser con la conversación de todos que pongamos por delante los derechos humanos, el respeto por las personas y sus comunidades, y cómo generamos condiciones para un buen vivir. Y creo que la música y las artes en general tienen un rol que cumplir en eso: no solamente develar, sino también proponer, avizorar. La música tiene un poder de convocatoria impresionante y es una excelente herramienta”.

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Fechas

Jueves 14 de septiembre, 19.00 horas. Teatro Municipal de La Pintana, Aníbal Pinto 12840.

Viernes 15 de septiembre, 19.30 horas. Teatro Municipal de Ñuñoa, Irarrázaval 1564.

Entradas gratuitas.

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