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Andrés Pérez, constituyente por el D10: “Hay que dejar de lado la política del menosprecio y poner en valor a las personas”

Por: El Desconcierto | Publicado: 30.03.2021
Andrés Pérez, constituyente por el D10: “Hay que dejar de lado la política del menosprecio y poner en valor a las personas” Andrés Pérez 3 |
“Los olvidados”, dice el músico en una canción que estrenó hace pocos días y que también hace guiños a diversos sinónimos de la misma palabra. Ese malestar, hace que esté hoy, según dice, en carrera para un cupo en la constituyente. Acá detalla sus propuestas en entrevista con El Desconcierto.

Con una contundente y multifacética trayectoria como saxofonista, compositor, músico de sesión, solista, líder de conjuntos, investigador, productor musical, gestor cultural y también formando parte de diferentes asociaciones gremiales, además de estar a cargo de la dirección de lo que hoy es la Mapocho Orquesta y ser director musical de Ana Tijoux, Andrés Pérez, candidato constituyente por el distrito 10, demuestra tener una conciencia social arraigada en su interior que brota desde su primera infancia, cuando se criaba en las calles de Conchalí, donde los peladeros y el abandono hacían mella en niños, niñas y adolescentes de la comuna.

Sin embargo, la educación artística presenta una luz de esperanza para estos jóvenes, en donde la música toma un rol protagónico hasta el día de hoy. A pesar de comenzar a hacerse conocido más allá del ambiente musical y siempre tener otros desafíos en lo artístico, algo lo inquietaba: un malestar que vio reflejado en la gente que salió a la calle enojada y que terminó en el estallido social del 18 de octubre de 2019.

“Los olvidados”, dice el músico en una canción que estrenó hace pocos días y que también hace guiños a diversos sinónimos de la misma palabra. Ese malestar, hace que esté hoy, según dice, en carrera para un cupo en la constituyente.

-Siempre has estado ligado a proyectos que mezclan lo social y lo musical. ¿Cómo nace ese interés?

 -Vengo de Conchalí. Viví en calle Papudo, un pasaje que ya no existe, que era un peladero y donde se construyó el único centro cultural que tiene Conchalí: el CDJ (Centro de Desarrollo Juvenil). Empecé a tomar talleres de muralismo, de artes circenses, de intervenciones urbanas y eso despertó una esencia importante, porque yo miraba a mi alrededor y veía realidades muy crudas: pobreza, desigualdad y olvido de parte de las autoridades. Claramente, estamos hablando de una realidad chilena, donde las brechas de desigualdades eran aún más marcadas que ahora. Así lo sentí yo.

Luego muere mi padre, cuando yo tenía 10 años y ahí la realidad cambia absolutamente para mí. A escondidas de mi madre, tuve que empezar a trabajar para poder llevar sustento a la casa. Trabajé en supermercados de empaquetador, cuidando autos, cantando en las micros, hasta que el año 96 apareció la Conchalí Big Band. Abracé esa oportunidad y cambió mi vida para siempre. Entendí la importancia del trabajo colectivo, de la disciplina, del autoconocimiento, de la reflexión. Me introduje en la filosofía, a la sicología, a leer más allá de lo que pedían en el colegio.

-¿Qué te llevó a querer ser constituyente?

-Mi motivación para ser constituyente es que siento la necesidad de instalar temas que tienen relación con lo humano. Dejar de lado la política del menosprecio y poner en valor a las personas. Como dije, soy de Conchalí, crecí al lado de un peladero y desde esa realidad, entendiendo lo difícil que es salir adelante naciendo sin oportunidades, me hace mucho sentido este malestar colectivo que terminó en el estallido social el 18 de octubre de 2019. Viví en carne propia ese menosprecio, tan limitante y tan poderoso pues las personas que nacen en una población tienen muy pocas oportunidades de salir. Me salvó el arte, la música. Me salvó el entender la importancia de lo colectivo, lo colaborativo y no el individualismo que siempre está presente en las políticas públicas. Pienso que, si todos los niños y niñas tuvieran igualdad de oportunidades, incluso, acceso a las oportunidades que yo mismo tuve, si en Chile estuvieran realmente resguardados y garantizados los derechos de los niños, nuestra sociedad sería totalmente distinta.

-¿Cómo ves el proceso actual respecto a la convención Constituyente? ¿Cuáles son los primeros objetivos?

-En mi candidatura y pensando en el proceso actual he exigido que lo primero que debemos hacer, cada uno de los y las candidatas, es trabajar en el reglamento para generar instrumentos participativos que vinculen a los territorios y las demandas ciudadanas, de lo contrario, esto se va a convertir en una gran cocina política como lo fue la Constitución del 80. No podemos permitir que este momento histórico se transforme en eso. Si no existe participación de los territorios y las demandas sociales en este proceso, finalmente todas las exigencias van a quedar en un negociado a puertas cerradas.

-¿Y cómo se puede hacer eso, desde tu propuesta?

-Una de estas herramientas sería que cada uno de los representantes de los distritos tengan que rendir cuenta a la ciudadanía respecto a los avances y procesos. En el caso de que no se llegue a acuerdo en temas relevantes como los derechos de los niños, niñas y adolescentes (NNA), o el acceso a una educación pública y gratuita de calidad, si no llegan a puerto por los famosos dos tercios, bueno, entonces generamos instancias de plebiscitos intermedios donde sea la misma ciudadanía la que decida finalmente. Si no es así, esto se va a convertir en un negociado más. Nuestra opción hoy, como independientes, es acercarnos cada vez más a los territorios y más que las palabras hay que partir desde lo concreto, de instalar ideas que no se transformen en meros discursos. Por eso es importante y seguiré insistiendo en la importancia de crear instrumentos vinculantes, lo que es clave por el estado actual de las cosas.

-No vienes de la política y teniendo claro que la cancha está dispareja, ¿cómo ves este ambiente tan hostil?

-Yo creo que los partidos tradicionales desde la democracia, estos últimos 30 años, han sido los responsables de que los ciudadanos y ciudadanas estén decepcionados de la política y eso es grave. Porque los partidos se apropiaron del concepto de democracia, cuando ésta es una instancia en que el pueblo y los políticos llegan a acuerdos. Es un diálogo ciudadano. Entonces, estos tipos, defendiendo los intereses de los que los financian, no son representativos de la ciudadanía. Esta vieja política debe quedar en el olvido. Ellos mismos son los que ponen trabas en diversos lugares. Por ejemplo, la franja electoral es un chiste: los independientes tenemos 1 segundo de pantalla y si no fuera porque existe una voluntad en las listas de independientes de sumar nuestros segundos, no podríamos decir nada. Esto es lo que siempre han hecho: dejarnos las migajas. Por otro lado, el financiamiento es, a lo menos, obsceno de parte de los partidos. En mi distrito (10) el tope es de 450 millones de pesos aproximadamente ¿Qué independiente va a llegar a ese tope? Ni siquiera al 10% se llega, más en tiempos de crisis, más hoy día en que hemos visto cómo la organización ciudadana monta ollas comunes, bingos, rifas, para poder sobrevivir a esta crisis humana y vemos a los partidos derrochando millones. Es una imagen brutal.

-Estrenaste hace poco una canción llamada “Los Olvidados”, que aboga a ese grupo de gente trabajadora que queda fuera de los beneficios del Gobierno. Es tu segunda canción que aborda un tema social como eje.

-La idea es sacar canciones todas las semanas que reflejen también lo que hemos abordado dentro de nuestro programa como constituyente, que se materialicen como una obra, lo que le da sentido y coherencia a lo que propongo, porque decir los mismos discursos de todos es simple. Es evidente que este sistema presidencialista reforzado nos ha hecho mucho daño, la potestad del presidente es tan alta que impide la autonomía del desarrollo económico de las regiones. Esto es nefasto. La Constitución actual no soluciona las demandas de las y los ciudadanos, pues todo lo que la gente pide en la calle, finalmente, es inconstitucional.

Sacamos “Al Crecer” hace un par de semanas, que habla sobre las esperanzas de niñas, niños y adolescentes. Esta semana lanzamos “Los olvidados”, que representa la resistencia de muchas ciudadanas y ciudadanos que deben arreglárselas semana a semana desde sus oficios, desde el apoyo comunitario y las organizaciones territoriales. Esta idea de la meritocracia le ha hecho demasiado daño a nivel histórico a nuestro país. Yo no creo en el “sueño americano a la chilena”, en que uno debe romperse el lomo, sufrir y sufrir para poder tener una vivienda digna, para tener educación. Eso está mal.

-¿Cómo ves el escenario para los trabajadores del arte y la música?

-Desde el inicio, los primeros que dejamos de trabajar fuimos los artistas y, probablemente, seremos los últimos en volver a hacerlo. Del presupuesto de la nación, Chile es uno de los países que menos invierte en cultura. Invertimos un 0,3%. O sea, estamos en un completo olvido, porque somos un gremio que para el Gobierno no existe. Hoy no se ha implementado ningún protocolo que nos permita trabajar, incluso, intentaron hasta prohibir la música envasada en los locales, pero los malls siguen abiertos, el metro lleno.

Nosotros somos trabajadores y trabajadoras, igual que los trabajadores formales de una empresa. Yo llevo el pan a mis hijos tocando el saxofón. Insisto. Vivimos en una política del menosprecio, no entienden lo que se vive en nuestro sector, no entienden lo que significa la sensibilidad, lo humano. Necesitamos que el sector sea reconocido por sus aportes no solo a la cultura, sino también económicos y que existan planes concretos y efectivos de reactivación, subvenciones como para otros sectores y no solo fondos concursables. Los músicos, los artistas, están hasta vendiendo sus herramientas de trabajo.

La nueva Constitución es fundamental en el cambio de paradigma, porque en la actual la cultura ni siquiera es mencionada. Además, a nivel de ciudadanía necesitamos que se proteja y garantice el acceso igualitario a actividades culturales y que exista una promoción de la creación y la educación artística en todos los niveles, entre muchas otras cosas. Acá hay un problema de fondo. En el sistema actual se enfatiza la forma, pero nosotros estamos viendo el fondo del asunto y ese fondo es que existe un completo abandono, porque no hay una institucionalidad fortalecida y comprometida con el sector cultural. Además, y de manera transversal, también eso se puede extrapolar a todos y todas las trabajadoras independientes. La pandemia nos demostró lo frágil que es la red que apoya a las pymes, al pequeño trabajador en esta ilusión del emprendimiento. Necesitamos cambiar las lógicas en las que se asienta el país y empezar a hacernos cargo, de verdad, más allá de las palabras y con verdadero compromiso y verdaderas soluciones a largo plazo, en todo orden de cosas y ni siquiera para nosotros, sino para los que vienen detrás. Eso es lo verdaderamente urgente y lo que esperamos que quede de este proceso constituyente.

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