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Carola Fuentes, de “El Efecto Ladrillo”: “Esperamos que pueda estar en la TV abierta”

Por: Galia Bogolasky / Culturizarte | Publicado: 05.11.2022
Carola Fuentes, de “El Efecto Ladrillo”: “Esperamos que pueda estar en la TV abierta” Una de las imágenes de la película “El Efecto ladrillo” |
“Es una película que igual que Chicago Boys, a los chilenos y a las chilenas les va a hacer mucho sentido”, dice la directora del documental que aborda el estallido desde la mirada de Mariana y Ramiro, cuyas vidas reflejan los resultados que la receta ultraliberal ha tenido en los chilenos.

Tras su exitoso documental “Chicago Boys” en 2015 -producido por La Ventana Cine- Carola Fuentes y Rafael Valdevellano regresan con El Efecto Ladrillo, un nuevo registro de uno de los movimientos sociales más importantes de los últimos años en Chile, desatado en octubre de 2019, ahondando tanto en sus causas como en los efectos que se han extendido hasta la actualidad.

“El Ladrillo” hace referencia al libro con la receta económica escrita por los “Chicago boys” antes del golpe militar, consolidada en Chile con la Constitución de 1980 y exportada más tarde al mundo entero.

El documental -que estuvo en la competencia de Cine Chileno de SANFIC- continúa la línea de su predecesor, aborda el estallido social del 2019 como una de las consecuencias en el largo plazo de un modelo que hoy es fuertemente cuestionado a nivel global.

La narración del documental recae en Mariana y Ramiro, cuyas vidas reflejan los resultados que “El Ladrillo” ha tenido en los chilenos. Mariana, una mujer abocada a la ayuda social, sobreviviente de una infancia vulnerable, logró a punta de su propio esfuerzo titularse como profesora de historia. Ramiro, por otro lado, fue cercano a los Chicago boys y en la época de las privatizaciones se convirtió en un exitoso empresario, dueño de una importante fortuna.

Pero a partir de octubre del 2019 la vida de ambos sufrirá un cambio inesperado. Mariana se involucra en el movimiento social y termina convertida en defensora de los derechos humanos. Ramiro, buscando las causas del estallido, comienza a mirar el actuar de sus pares empresarios y se pregunta cuánta responsabilidad tienen ellos en lo que está sucediendo en el país.

Esto fue lo que la directora nos contó acerca de este contingente documental.

– ¿Cómo surgió la idea de hacer El Efecto Ladrillo? ¿Siempre fue la idea de hacer la continuación de Chicago Boys o surgió después del estallido?

Nunca pensamos cuando terminamos Chicago Boys que íbamos a seguir haciendo películas sobre el mismo tema. Pero nadie sospechó que iba a ocurrir un estallido. De hecho, cuando empezamos a grabar el 19 de octubre, tampoco lo planteamos altiro como una segunda parte de Chicago Boys, sino que fue como ‘esta es otra película’. Lo que queríamos era registrar lo que estaba pasando, pero con otras voces, sentíamos que era el momento de incluir o representar a otros actores de la sociedad.

En un principio pensábamos solamente en las personas que estaban en la protesta, las grabamos mucho. Tenemos un registro de entrevistas, de audios sobre todo de esos días y semanas, maravilloso, súper lindo e interesante. Pero después dijimos que iba a ser más difícil para las audiencias, sobre todo pensando en el futuro o pensando en audiencias internacionales, seguir esta historia con un coro de voces anónimas. Narrativamente era mucho más atractivo encontrar personajes a los que les podríamos hacer seguimiento, sobre todo de personajes que pudieran estar viviendo la transformación que se estaba viviendo en Chile en ese momento. Así empezó la búsqueda de personajes.

No sabíamos muy bien que íbamos hacerlo con dos, de hecho, la primera opción era tener 3 personajes. Habíamos pensado en alguien que representara a la población, alguien que representara a la academia y alguien que representara al mundo de los empresarios. Así hicimos como una especie de casting, hasta que encontramos y decidimos seguir adelante con Mariana y también con Ramiro. El economista que es Marco Kremerman, director de la Fundación Sol, a quien le agradecemos muchísimo, nos dio muchas entrevistas al principio, pero finalmente fuimos dejando esa opción de lado porque la historia personal de Ramiro y Mariana era tan poderosa, que nos dedicamos a ese registro.

– En cuanto a la elección de los personajes, me imagino que con Mariana debería haber sido obviamente mucho más fácil, en el sentido de que era alguien más alineada con la propuesta del documental. Pero qué pasa en el caso de Ramiro, que venía con esa impresión sobre el estallido, que parte diciendo: “no lo venía venir” y después vemos la transformación impresionante que surge durante el documental. ¿Cómo fue ese proceso con él? ¿Fue una suerte ese descubrimiento?

Yo te diría que los dos accedieron con bastante entusiasmo desde un principio a participar en la película. Mariana no había tenido ninguna experiencia mediática, entonces para ella esto era un mundo como nuevo y tampoco sabíamos que se iba a involucrar con Mario Acuña en esa época, porque no lo conocía. Creo que lo conoció los días en que nosotros la conocimos a ella. La opción era esta mujer que tenía una gran vocación social, ya sabíamos de su historia, le habíamos hecho una entrevista, la historia de la Mariana era muy coherente con lo que nosotros queríamos contar, porque ella había sufrido la precariedad que había dejado el modelo también, como una especie de efecto secundario, no deseado de los Chicago Boys. Había millones de personas, como la Mariana, que habían vivido con mucha precariedad en los años 80 y 90. No sabíamos lo que iba a pasar con ella, pero sí accedió con mucho entusiasmo al principio.

En el caso de Ramiro, él ya estaba en un proceso de cuestionamiento y de crítica hacia algunos efectos del sistema. Ya tenía un punto de vista mucho más desafiante. Se percibía en él una actitud más disruptiva, entonces en verdad él se entusiasmó. Sobre todo, porque él tenía, por un lado, una curiosidad, que nos pareció muy atractiva con respecto a entender lo que estaba pasando. Él no lo negaba, él dice “yo quiero entender”, le provocaba curiosidad y verdadero interés entender lo que estaba pasando. Por otro lado, porque él ya había comenzado con esta orientación hacia la filantropía, que fue cuando nosotros lo conocimos, él ya estaba trabajando con el mundo social. A él le importaba mucho o le atraía mucho compartir este trabajo en el que estaba con el mundo social. Esta acción más decidida, que son las últimas secuencias del documental, donde de frentón interpela a la clase empresarial, por la responsabilidad que la clase empresarial ha tenido, por ejemplo, en fenómenos como el de los abusos empresariales, que son sin ninguna duda, uno de los orígenes de la insatisfacción de las chilenas y los chilenos, eso ya se fue dando y se fue acentuando durante el tiempo que lo grabamos.

– ¿Fue sorpresa para ustedes también como se fue desencadenando ese cambio tan grande que demostró durante el proceso? Es realmente impresionante verlo desde la toma uno, hasta al final, el cambio que tuvo.

Te diría que lo que primero nos sorprendió fue la valentía que él tenía. Cuando nos dimos cuenta que él en sus entrevistas, era cada vez más abierto y que era capaz de ir profundizando en reflexiones que eran muy personales, que se necesita mucho arrojo para compartirlas en cámara. Eso fue una sorpresa para nosotros y eso fue una característica que él tuvo desde el principio, pero que claramente fue desarrollándose al final. También nos permitió a nosotros entender muchas cosas. Quizás uno sospechaba que para el mundo de la elite era difícil ver o empatizar con el resto de la sociedad, uno lo sospechaba. Pero que una persona de ese mundo lo reconozca y además con tanta entereza esta dificultad y esta decisión que tienen que tomar para hacer lo que es correcto, yo nunca lo había escuchado, hasta que lo escuché. Eso fue una declaración que él hizo en la última entrevista que le hicimos. Me parece también que es un momento muy único de registro del proceso.

– A nivel narrativo, ¿cómo fue la construcción de la historia? Una vez que tenían a los dos personajes, ¿siempre fue pensado ir intercalando las dos historias en paralelo?

Yo creo que al principio esta película iba a tener quizás más de economía, quizás pensábamos que iba a ser más continuadora de Chicago Boys en ese sentido, para hablar más de economía, de datos duros y alguien que pusiera la información académica sobre los resultados del “ladrillo” en el largo plazo, en término de desigualdad, de colusiones, de obesidad infantil, todos los efectos que sabemos que hay, de problemas de salud mental, la concentración de la riqueza, la degradación de la naturaleza, etc.

Pero en la medida que empezamos a grabar, vimos que estos personajes eran tan complejos en sí mismos y eran tan ricos en términos de sus acciones, de sus reflexiones, de sus actitudes, que decidimos, más que decir estos efectos del ladrillo en el largo plazo, teníamos la oportunidad de mostrarlos, a través de ellos y del acompañamiento a cada uno en su diferente mundo. Pero siempre estuvo pensado en el fondo irnos de una arista a la otra.

– ¿Cuál fue el mayor desafío de todo el proceso del documental?, y ¿cuánto se demoraron en todo el proceso?

Lo filmamos durante dos años y lo editamos durante un año. Pero lo más desafiante del rodaje fue la pandemia. El estallido no fue tanto, porque grabamos mucho. Incluso, quizás lo más difícil fue desapegarnos de la cantidad de Teras de imágenes que tenemos del estallido.

Pero después vino la pandemia y ahí se nos puso súper complicado, porque no queríamos que las mascarillas estuvieran tan presentes, por la expresión y además como que intuíamos que en el tiempo ver películas de personas con mascarillas no iba a ser algo muy atractivo, eso fue más complicado.

Cuando íbamos a grabar con Mariana a las poblaciones nos dimos cuenta de que nadie usaba mascarilla, así que ahí dejó de ser complicado. Pero en el caso de Ramiro, durante mucho tiempo él estuvo más aislado, no salía a la calle, no se encontraba con otras personas, entonces había mucho registro de él por reuniones por Zoom. Eso era más complicado, a pesar de que salieron cosas bien interesantes, como la conversación que él tiene con Mario Kreutzberger, que por suerte es en una pantalla gigante de computador y es casi como si estuviera uno frente al otro. Fuimos resolviendo esos problemas con creatividad, con tecnología.

Fue un equipo muy chiquitito, porque tuvimos muy poco financiamiento. Conseguimos apoyo externo, del Sundance Institute y del Doc Society. No ganamos ningún fondo en Chile. Es una película independiente que no tiene inversionistas, ni canales asociados. Después la vendimos al canal público alemán y francés que se llama ARTE. Con muy poquito financiamiento lo hicimos.

El equipo era muy chico, porque por la misma pandemia, no podíamos ir con un equipo más grande, éramos tres, a veces cuatro, porque no podíamos trasladar mucha más gente, por los aforos, las cuarentenas, etc. Eso fue como lo más complicado.

El montaje fue súper desafiante. el montajista Andrés Acevedo, muy talentoso, a quien conocemos hace muchos años, se fue a vivir a Francia y montó toda la película desde Francia, lo que fue bien bueno porque él se alejó de todo lo que estaba pasando en Chile en la cancha chica, y le permitió tener una apertura hacia la narrativa, con mucha mayor trascendencia, con mucha mayor perspectiva y eso fue un súper aporte.

Pero nos demoramos un año, porque fuimos revisando el material. A pesar de que había un guion, lo fuimos haciendo en la editora al final, había harto material, buen material. Lo más difícil fue acortarla, seleccionarla.

– ¿Cómo fue para Mariana y Ramiro haberse visto después? ¿Cómo fue la impresión de ellos?

Para todos los personajes es difícil verse en una película, mucho más cuando es en una pantalla gigante, con un sonido 5.1 y público, más encima. Rafael Valdeavellano, el codirector y mi marido, contaba que cuando Mariana la vio la primera vez, que fue en la exhibición de Sanfic, terminó la película, se le acercó y le preguntó “¿Cuándo es la siguiente función?”. Porque no había podido ver nada, porque había llorado toda la película, entonces quería verla con calma. Desde ahí hasta ahora yo sé que la ha visto varias veces. Nos ha acompañado a algunos cines, foros, porque humildemente creo que es una película que cuando uno la ve una segunda vez, encuentra otras dimensiones. Yo que la he visto muchas veces, cada vez hay como muchas capas de la película que van surgiendo. Para ella ha sido interesante eso, ver cómo la película le va entregando distintos mensajes en cada función.

En el caso de Ramiro, la primera quedó como un poco sorprendido, al ver su historia en una película de cine. Yo diría que le gustó más la segunda vez que la vio. Ramiro es un hombre que trabajó en los medios en su juventud también, no sale en la película porque no encontramos los archivos, pero hacía unos programas de televisión, participaba en los noticieros, trabajó en una revista, entonces conocía muy bien el mundo de los medios. El participó mucho durante la película, él era muy consciente de lo que estábamos grabando. Yo creo que él tiene también una aspiración y una valoración audiovisual de la película que le gusta, más allá del mensaje.

Con respecto al mensaje, él sigue sosteniendo, lo que sostuvo durante todo el registro, de que este no es un fracaso del modelo económico, sino que hay cosas que hay que arreglar del modelo económico. En ese sentido, él y yo no compartimos el mismo punto de vista y fue súper interesante durante todo el rodaje, en los debates que se daban entre nosotros, porque nosotros creíamos que el hecho del estallido y todo lo que ha pasado, es innegable que los resultados que se esperaban que iban a darse no se dieron. En el fondo, él piensa que hay que ajustar algunas cosas, más que todo el modelo haya fracasado.

– ¿Qué se viene para la película ahora, cuál es el recorrido que va a tener?

Acabamos de volver de México, la estrenamos en DocsMX, la estamos postulando a más festivales. El circuito de festivales se retomó ahora en la primavera del hemisferio norte, así que estamos ahí empezando ese circuito. Está en salas en Chile. Es muy probable que haya una versión digital en algún momento de este año, ha costado que la gente vaya a las salas de cine. Sabemos que el cine chileno no está convocando a mucha audiencia, pero a las funciones especiales que se han hecho y los cine foros, ha ido mucha gente. No solo en Santiago, sino que también en Concepción, en Puerto Varas, hay mucho interés en las regiones también por la película. Esperamos que en algún minuto también, quizás el próximo año, pueda estar en la televisión abierta, porque nos parece que es una película que igual que Chicago Boys, a los chilenos y a las chilenas les va a hacer mucho sentido, no solo que se puedan ver representados ahí, sino que también puedan observar un fenómeno en el que a veces me parece que estamos tan metidos, como dice el dicho: “No vemos el bosque, porque solo vemos los árboles”. Ojalá podamos difundirla masivamente para poder compartir eso con las personas.

– ¿Qué le podrías decir a la gente para invitarla ver la película?

Creo que hemos vivido momentos de tanta intensidad, desde el estallido, luego la pandemia, las diferentes elecciones, un plebiscito, los convencionales, todo el desarrollo del proceso convencional, son tantos eventos, tan intensos, que me parece que este es un momento súper oportuno y necesario para ver parte del proceso, con perspectiva, y entenderlo como un proceso, no como una serie de noticias, de clicks o de fake news, sino como un proceso. Creo que eso es lo maravilloso del cine, que nos permite entender la película.

Ficha Técnica

Título: El Efecto Ladrillo

Género: Documental

Duración: 91 min

Formato: HD

Dirección: Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano

Producción: Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano

Idioma: Español

Casa productora: La Ventana Cine

País de origen: Chile

Artículo publicado en alianza con Culturizarte.

 

 

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