«A calzón quitado»: Lanzan ‘libro movilizado’ con 31 infografías de la rebelión estudiantil de 2011

Sobre el libro y su circunstancia mantuvimos una breve conversación con Simoné Malacchini, académica de la escuela de Diseño de la U. de Chile, a cargo del proyecto.

Este libro tiene un origen muy interesante, colectivo, movilizado. Cuéntanos brevemente cómo surge, cuál es su contexto.

El libro surge tras el largo período de paro y tomas universitarias del 2011. En ese contexto crítico, y para encauzar el caudal de información generado por los mismos estudiantes durante la movilización, con el grupo de docentes de Taller de segundo año de Diseño Gráfico de la Universidad de Chile (Castillo, Vico, Aros y Malacchini) propusimos retomar las clases con un proyecto de infografías en las que se explicaran las distintas aristas del movimiento estudiantil. Se trató de un proyecto ambicioso pero acotado: había que condensar casi un año académico (de octubre a febrero) y tocar las principales temáticas que cimentaban al movimiento. Luego seguí trabajando el material generado en el Taller con un grupo más acotado de estudiantes para publicar el resultado en la forma del libro que hoy conocemos, recién el 2014. Precisamente por su característica de «libro movilizado» costó para que saliera a la luz pública.

¿Por qué lanzarlo en este momento? ¿Cómo ves el contexto actual en relación al momento en que se construye el material original?

El motivo principal para realizar el lanzamiento es que se conmemoran 5 años desde las grandes movilizaciones. Precisamente el día del lanzamiento, jueves 12 de mayo, se realizó la primera gran marcha nacional del movimiento estudiantil en 2011. Se trata del contexto idóneo para reflexionar sobre en qué estamos hoy en cuanto a las demandas en educación. En este sentido, el contexto actual aún dista mucho de la consigna «educación gratuita y de calidad» que movilizó al país el 2011; si bien se ha avanzado en ciertos aspectos (una especie de «gratuidad» muy rígida y acotada), la calidad aún no se ha tratado en profundidad. Este último objetivo, ha sido relegado en pos de perseguir a los establecimientos supuestamente «lucrativos».

El libro mismo nos conduce a dos cuestiones muy interesantes. La primera se relaciona con la relación del diseño -que parece estar hoy completamente secuestrado por el tema comercial- y las causas sociales; y la segunda, por la relación entre los distintos actores de los procesos educativos. Sobre la primera, ¿cuál es tu mirada sobre el diseño gráfico y su sentido social?

Personalmente soy una convencida que el rol del diseño en general es el de aportar a la sociedad. Si bien esto se puede tomar en un sentido muy amplio ya que quizás debiera ser el rol de la mayoría de las disciplinas, la capacidad comunicativa e informativa propia del diseño gráfico –en este caso– es una gran responsabilidad y oportunidad para vehicular, informar y comunicar los problemas que aquejan a nuestra sociedad. El sentido social, a mi juicio, debiera ser uno de los mayores catalizadores de esta disciplina, lo que debiera ser reforzado en el contexto universitario. En el caso de «A calzón quitado», precisamente se aporta desde la mirada de las infografías, herramienta del diseño gráfico, para esclarecer los diversos tópicos tras la movilización estudiantil y entender más sobre la educación chilena, ubicándose incluso en escenarios futuros en cuanto a esta.

Sobre la segunda cuestión enunciada en la pregunta anterior, el contexto de las movilizaciones estudiantiles en que se originó el material del libro significó construir una relación entre profesores y estudiantes que va más allá de la verticalidad tradicional. Este libro es muestra de ello. Cuéntanos cómo fue esa experiencia.

El movimiento estudiantil del 2011 involucró a todos los estamentos de la universidad. Para ningún chileno fue ajeno este «despertar ciudadano» que se concentró entre mayo y octubre de dicho año y que ha mantenido la atención pública hasta el día de hoy. Varios de los académicos participamos en las marchas junto a nuestros estudiantes. Al regreso al aula, hubo que luchar contra el desgaste de todos. Condensar un año docente en poco más de cuatro meses implicaba pensar en un trabajo colectivo que pudiera realizarse de manera acotada y que involucrara los conocimientos necesarios para que los estudiantes no se vieran mermados al pasar a tercer año. Pensando en alejarnos lo más posible de un espíritu «castigador» tras la pérdida de clases, y sin ánimos de imponer nada, el proyecto se sometió a votación. Siempre fue pensado para que se pudiera desarrollar a nivel individual, grupal y colectivo. De manera grupal, se trabajaron las temáticas que ellos mismos decidían. Individualmente, cada estudiante se hacía cargo de un sub-tema y lo desarrollaba en 3 dobles páginas. Colectivamente se propuso una gráfica general que le diera unidad al libro, además de los estilos gráficos y nombre de este. Así, y a partir de innumerables sesiones de trabajo que incluyó levantamiento de información, entrevistas, salidas a terreno, se dio forma a este trabajo colectivo donde participaron más de 30 estudiantes. Ese año, las clases las concluimos la segunda semana de febrero del 2012.

Finalmente, descríbenos un poco el libro, ¿por qué cualquiera que lea esta entrevista debiera cerrar ahora mismo el computador y partir a comprarlo?

¡Ojalá generara tal interés!

Porque es un documento histórico sobre la movilización del 2011. Hasta el momento, no hay un libro similar que explique desde tantos puntos de vista y a través de infografías los problemas que hasta el día de hoy aquejan a nuestra educación. Es por el mismo motivo que decidimos hacerlo en formato libro impreso: dejar una constancia física de este documento histórico. Aquí se analiza la calidad educacional, se profundiza en el financiamiento de la educación, se explica el movimiento educacional en cuanto a sus bases y desarrollo, y se exponen las manifestaciones ciudadanas y sus consecuencias, desarrollado de manera visual.

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