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¿Criminalización? Cuatro especialistas analizan la cobertura mediática al movimiento estudiantil

Por: Paloma Grunert | Publicado: 06.07.2016
¿Criminalización? Cuatro especialistas analizan la cobertura mediática al movimiento estudiantil |
¿Ha existido o no criminalización de los medios de comunicación contra el movimiento estudiantil durante este año? Esa esa la pregunta con que El Desconcierto abordó a Manuel Antonio Garretón, Eduardo Santa Cruz, Cristian Leporati y Luis Breull.

¿Existe o no existe criminalización de los medios de comunicación contra el movimiento estudiantil? Esa esa la pregunta con que El Desconcierto abordó a cuatro especialistas en la materia: Manuel Antonio Garretón, sociólogo y politólogo; Eduardo Santa Cruz, periodista y académico; Cristian Leporati, publicista y magíster en filosofía y antropología; y Luis Breull, periodista y experto en audiencias.

Si bien los consultados coincidieron en que los medios de comunicación, en general, prefieren mostrar la violencia porque finalmente esa es la noticia que vende, los especialistas tuvieron distintas aristas que añadir al respecto.

Cristian Leporati, por ejemplo,  señaló que «efectivamente la prensa, por una naturaleza propia de los medios hoy por hoy, tienden a mostrar siempre más bien lo negativo y no lo positivo. Van a mostrar al encapuchado o el paradero del Transantiago destruido, pero no te van a mostrar lo otro: la gente marchando y tocando música».

Para Luis Breull la responsabilidad de la cobertura mediática en torno al movimiento estudiantil no es netamente de qué se elige mostrar, sino lo que también proyectan los estudiantes. Breull propone preguntarse «¿serán los medios los que no recogen lo que pasa, o los estudiantes han sido también un foco poco eficaces para mostrar sus demandas?». La teoría del académico es que «este año al estudiantado le ha costado instalar su agenda, y eso ha llevado a que la criminalización sea uno de los ejes principales para informar las acciones del movimiento, porque los medios se pierden en el mar de demandas y resaltan finalmente un eje de tratamiento delictual y policial por sobre uno de transformación social». 

Sin embargo para Manuel Antonio Garretón, la cobertura mediática en torno a los encapuchados y los desmanes por sobre la marcha misma tras cada movilización, se explica porque la mayoría de los medios tradicionales «son de derecha y lo que les interesa es mantener el status quo; por lo tanto, todo lo que sea protesta, tienen que mostrarlo como actos de violencia y desprestigiar lo que hay de genuino en la necesidad de transformaciones en ese aspecto».

El académico Eduardo Santa Cruz, va más allá. Para el periodista «la idea de que los medios funcionan como una mente diabólica que planifica todo, no es tan así; lo cual no quiere decir que estén a favor de la verdad ni nada de eso, están a favor de un interés económico, fundamentalmente. La Tercera compite con El Mercurio en pelearse el mercado. Es una prensa de mercado, porque si tú piensas en los medios, entre ellos no hay una lucha ideológica». 

El Cristo en portada

El pasado jueves 9 de junio, y pese a la inundación que provocó la rotura de la matriz de Aguas Andinas en Providencia, ocasionando la suspensión del servicio del Metro y el colapso del transporte urbano en comunas con gran concentración laboral, las portadas de los principales diarios del país optaron por destacar la destrucción del Cristo de la Iglesia de la Gratitud Nacional, luego que algunos encapuchados saquearan el templo durante la marcha de la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) de ese día.

     

El modo en que los medios cubrieron la noticia del Cristo no fue sorpresa para Manuel Antonio Garretón, ya que asegura que la prensa prefiere mostrar «los hechos más brutales». En ese sentido, recuerda que «para el 21 de mayo pasado, TVN repitió una y otra vez, imágenes de personas rompiendo las puertas de las farmacias en vez de estar informando sobre lo que estaba pasando en el Congreso después del discurso de la Presidenta».

Pero Santa Cruz prefiere consignar el hecho como un acierto de ventas más que una estrategia política, apuntando a que «es obvio que van a cubrir al Cristo en lugar de la rotura del agua. No ocurre todos los días que entren unos gallos y saquen a un Cristo de una Iglesia. Si tú operas con el criterio de mercado del diario, esa es una imagen que se la dieron en bandeja, les regalaron una imagen espectacular, es muy fuerte, incluso para la gente que no es creyente»

Asimismo, Leporati recuerda otra de las portadas que desprestigiaron al movimiento, como lo fue la de Las Últimas Noticias (LUN) el 22 de agosto de 2011 con la imagen en contrapicado de la entonces presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, durante una masiva manifestación en Parque O’higgins, titulando «Camila Vallejo no quiso mover la colita». «Hay que entender a qué mercado, a qué audiencia va dirigida LUN, es un diario profundamente machista y sexista, porque va a una audiencia que lleva estos intereses. Entonces es consistente, aunque el daño que hacen es un daño importante, pero es consistente»;

La Toma del INBA

La gran cobertura a los destrozos ocasionados al emblemático Internado Nacional Barros Aranas (INBA), develados tras 20 días en toma estudiantil, y ocurrido en junio de este año es otro de los hitos mediáticos que recuerda Eduardo Santa Cruz, señalando que ese hecho revela «un problema muy grande de no pertenencia».

«Si es que fueron los estudiantes los que rompieron su liceo significa que no tienen ningún sentido de arraigo con el lugar donde estudian, les da lo mismo; y obviamente que los medios tampoco van a hacer un análisis muy de fondo para ver las causas del fenómeno, sólo les interesa el fenómeno», explica.

«Y el fenómeno es destrucción, y eso permite instalar la noción de que el movimiento estudiantil lleva asociado fenómenos de violencia», añade.

SEGUNDA inba      CUARTA inba      LUN inba

Los medios digitales

En contraposición con los medios tradicionales, los consultados ven en la era digital la posibilidad de equilibrar la información que circula no sólo respecto al movimiento estudiantil sino a los movimientos sociales en general. Para Cristian Leporati, las redes sociales permiten «una cierta equiparidad. Hoy por hoy los chicos de 30 años para abajo no consultan los medios de comunicación tradicional, sino a sus pares, y construyen su imaginario a partir de eso y no de los medios». Coincidiendo con la opinión de Luis Breull, quien señala que «el debate estudiantil no está puesto en los medios».

En esa misma línea, Garretón también esboza una crítica al movimiento, señalando que si los jovenes movilizados deberían distanciarse de los desmanes con que los medios los asocian haciendo «condenas mucho más claras y demarcadas a los actos violentos» y, asimismo, valerse de estas plataformas para lograrlo y contra-informar, ya que en los medios tradicionales «estos actos resultan ser un instrumento muy útil de aprovechamiento para mostrar que lo único importante en la protesta estudiantil es el vandalismo sólo para desprestigiar al movimiento estudiantil». 

Para el periodista Eduardo Santa Cruz, este es un «juego de ida y vuelta». Pese a la importancia que otorga a los medios digitales, apunta a que en Chile, uno de los métodos más eficaces para llamar la atención es recurrir a actos de desorden: «Si un movimiento social o si un grupo de trabajadores quieren que se conozca su movimiento, se toman una calle y prenden neumáticos hasta que llega la tele», dice el académico agregando que este fenómeno se da porque «para la tele ese material da audiencia y con audiencia consigue publicidad. A los Carabineros también les sirve, porque así pueden justificar la represión, y entonces la gente termina diciendo ‘que bien que llegue Carabineros a poner orden’. Ese es el juego de los medios de mercado».

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