El valor del agua y de una ciudadanía empoderada

“Cuando el pozo está seco, nos damos cuenta del valor del agua”, decía Benjamin Franklin. Y si bien en ese momento no tenían los problemas que hoy observamos y vivimos con respecto a este vital elemento, aún no nos damos cuenta del valor del agua, y menos aún, de los ecosistemas que son necesarios para que ella sea producida y nosotros podamos usarla.

Somos poco conscientes de la estrecha relación entre los ecosistemas y la producción de agua, pues no es muy sabida la necesidad de la existencia de bosques, humedales y otros, para que el agua pueda abastecer napas, quebradas y ríos.

La presencia de bosque nativo es muy importante en la Región Metropolitana para que podamos tener agua suficiente y de buena calidad, dado que los árboles como el litre o el quillay ayudan a, por un lado, retener agua y la humedad, y por otro, a infiltrarla dentro de la tierra. A diferencia de lo que podamos creer, no todos los árboles realizan los mismos servicios, pues especies introducidas, como el pino o el eucalipto,  necesitan de mayor cantidad de agua para su crecimiento, lo que perjudica  a que las aguas lluvias abastezcan el ciclo.

Asimismo, se da pie a la realización de proyectos de inversión que destruyen los pocos paisajes de bosque nativo que sobreviven en la región, sobre todo en la zona cercana al macizo cordillerano (piedemonte, pre-cordillera y cordillera). Así se multiplican los proyectos de diverso tipo, como los inmobiliarios, que han destruido importantes paños de bosque en el último tiempo en la comuna de Puente Alto, sin retribuir más que con plátanos orientales, que no solo consumen gran cantidad de agua, sino que además contaminan con ozono y polen el ya toxico aire santiaguino.

Otro proyecto funesto es Alto Maipo, que para producir energía eléctrica (para la minera Los Pelambres) destruye y afecta el caudal del río Maipo, el cual abastece el 85% del agua de la Región Metropolitana, riega el valle del Maipo que produce cerca del 30% de las frutas y verduras frescas que se consumen en la ciudad –que continúan expandiéndose hacia estas mismas zonas– y riega una enorme cantidad de viñas que abastecen gran parte del mercado vitivinícola del mundo, y al mismo tiempo, genera muchos otros servicios, como en ventilación y áridos.

Por último, otro proyecto es la Cuarta Orbital, una carretera para transporte de cargas en medio de la Cordillera de los Andes, que si bien buscan mejorar las condiciones para las inversiones del país y la región, solo se centran en las ganancias económicas obviando los impactos que puede traer, por ejemplo, al abastecimiento de agua potable de la Región Metropolitana.

Por esto es que debemos recuperar el poder ciudadano y empoderarnos de las decisiones políticas y técnicas que afecten e influyen nuestra vida. Debemos reunirnos y apropiarnos de los espacios que son nuestros como ciudadanía, pues somos nosotros mismos quienes podemos hacer uso del conocimiento para nuestro bienestar como pueblo.