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«Kaskivano agresor»: Denuncian a cantautor Marcelo Castillo por violencia intrafamiliar

Por: El Desconcierto | Publicado: 28.05.2018
«Kaskivano agresor»: Denuncian a cantautor Marcelo Castillo por violencia intrafamiliar A_UNO_kaskivano | / agenciaUno.
Natalie Pincheira asegura que «como mamá y como mujer que ha vivido violencia intrafamiliar durante esta relación, quiero dejar de ser cómplice por mi silencio, silencio que a él tanto le acomodó y sigue acomodando».

«Mi nombre es Natalie Pincheira, y necesito contar mi verdad. Mi relación de pareja tuvo una duración de siete años con el cantautor Marcelo Castillo ‘Kaskivano’ con quien tengo una hija y con quien viví violencia intrafamiliar». Así comienza la declaración pública que redactó Natalie Pincheira para denunciar públicamente por violencia intrafamiliar al cantautor, Marcelo Castillo, alias «Kaskivano», hermano del también músico «Chinoy».

La publicación continúa explicando que «ya ha pasado más de un año del quiebre de la relación. Decidir llevar todo esto a una instancia judicial, me obligó a armarme de valor y atreverme hablar. La resolución del caso desembocó en una medida cautelar hacia mí —aún vigente—, y visitas directas y regulares con mi hija bajo la supervisión de un familiar cada 15 días. En dicho proceso también se determinó que él debía seguir un tratamiento psicológico, con indicación de tratamiento siquiátrico. Sin embargo, hasta ahora, no he observado cambios, esto es algo que no ha parado y que necesito poner fin, por eso esta declaración».

En ese sentido, Pincheira asegura que «como mamá y como mujer que ha vivido violencia intrafamiliar durante esta relación, quiero dejar de ser cómplice por mi silencio, silencio que a él tanto le acomodó y sigue acomodando. Quiero dejar de lidiar con el constante lavado de imagen que él hace hablando de humanidad, de conciencia, de política y quiero desmentir un entramado de historias falsas que él ha ido creando para blanquear su imagen, tanto en la esfera pública como en los círculos cercanos y comunes, donde se observan inconsistencias que nos repercuten, tanto a mí como a mi hija».

Luego detalla que «el primer hecho de violencia que me permito relatar, ocurrió en Santiago. Vivíamos en un departamento y a raíz de una discusión el me encerró en la pieza, yo me desesperé, luego el entró a la pieza, me tiró en la cama, me apretó del cuello, después me metió a la ducha. Posteriormente tomó un cuchillo, gritó y se quería tirar del séptimo piso del edificio. Nunca me había enfrentado a algo así. Una vez, ya calmado, él solo pedía perdón y la eterna promesa de cambio. El pedía perdón y yo perdonaba una y otra vez».

Pincheira también relata que «la última vez que me agredió habíamos discutido. Vivíamos en Los Ángeles, en un sector rural. Quería una ducha para salir del malestar y la tensión generada por la discusión. Cerré la puerta con llave y mientras me bañaba, manipuló la chapa, ingresó al baño, sacó la cortina a tirones, yo grité de susto y él me pegó. Yo lloraba angustiada, mi hija de dos años en ese entonces andaba rondando por la casa, ubicada en el campo, sin vecinos cercanos, donde gritar se vuelve un acto nulo, nadie escuchaba».

«Yo le había pedido muchas veces que se fuera de la casa. Kaskivano me decía que por el amor que me tenía si volvía a hacer algo se iría por sí solo. Nunca lo hizo. Es más: una vez saqué toda su ropa afuera de la casa, le dije que se fuera, él la entró y cuando yo volví tenía todo ordenado como si nada hubiese pasado», asegura.

También, reveló que «si bien fue un padre diligente de hacer comida o cambiar pañales la paciencia no era lo suyo. También le pegó a mi hija de 2 años en ese entonces, le dejó la mano marcada con relieve y fue para mi cumpleaños. Tenía una conducta reiterativa de echar a perder los buenos momentos. Después de pegarle lloró, pidió perdón, decía que él no era así, que estaba presionado, estresado, que su vida era terrible, por supuesto, que lo perdonara».

«Cuando decidí hacer la denuncia por VIF, él dijo que iba a reconocer todo, que me amaba, que no me preocupara porque él no me iba a hacer más daño. Después de varias audiencias, reconoce esto frente al tribunal, lo cual permitió la suspensión condicional de procedimiento. Obviamente el reconocimiento social es inexistente. Continuar hablando de consciencia social con su música y canciones feministas es mucho más fácil y cercano», continúa su relato Pincheira.

En esa línea, la mujer acusa que «con nuestro entorno, empezó a defenderse diciendo que él me había pegado esa última vez porque yo me quería suicidar, justificando lo injustificable con mentiras, atribuyéndome además la responsabilidad de ‘provocar’ su violencia. (…) Obviamente negó que nos golpeó a mi hija y a mí, y sumó a esto que era yo quien no le había dado la oportunidad de cambiar, a pesar de que él se estaba ‘tratando'».

Finalmente, la víctima de violencia intrafamiliar concluye asegurando que «hoy, y faltando a la verdad, él cuenta que tenemos buena relación, que estamos más amigos, que la cosa está más tranquila, que tenemos amigos en común, que él está sanado, por supuesto para blanquear su imagen y no perder el título de cantautor consciente. Esto no es más que manipulación con el entorno, ya que desde que nos separamos nunca más lo vi, me quedé con la responsabilidad total de la crianza, y la comunicación telefónica que alguna vez tuvimos por nuestra hija fue cada vez peor, hasta tener que decidir no hablarle nunca más».

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