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A penas se abrieron las puertas de la prisión, la primera en asomarse exultante fue Nika Nikulshina, quien no entendía por qué habían fuerzas policiales esperándolas para volver a meterlas en un vehículo y arrestarlas.
La guerra que tiene el gobierno ruso de Vladimir Putin contra las Pussy Riot está declarada. Esta vez dio un inesperado golpe que desconcertó hasta a las mismas integrantes del grupo.
Las feministas rusas que llevaban 15 días en la cárcel, por haber invadido el terreno de juego de durante la final del Mundial entre Francia y Croacia a modo de protesta contra el Kremlin, fueron liberadas, pero su alegría duró literalmente segundos.
Nika Nikulshina, Olga Kurachiova, Olga Pajtusova y Pyotr Verzilov salieron felices, con un grito de victoria y sonrisas en sus rostros, sin embargo la recepción que las esperaba afuera no era solo de simpatizantes y de miembros dela prensa.
A penas se abrieron las puertas, la primera en asomarse y en cambiar su faz de exultante a la incredulidad fue Nikulshina, quien no entendía por qué habían fuerzas policiales esperándolas para volver a meterlas en un vehículo y enviarlas de vuelta a prisión.
Las autoridades rusas no han dado oficialmente todavía ninguna explicación ni del delito por el que las feministas han sido de nuevo arrestadas.
Hasta ahora lo único que se sabe es que «la policía de Luzhniki dice que hay una orden» para mantenerlas detenidas «hasta que finalicen unos procedimientos», pero al parecer no se han presentado cargos, según consigna Público.es.
