Apoderados del INBA despliegan lienzo en el frontis del Centro de Justicia | FOTO: SEBASTIAN BROGCA/AGENCIAUNO
El joven lleva más de dos meses con arresto domiciliario total, mientras se le investiga por la supuesta manipulación de bombas molotov en una protesta. En conversación con El Desconcierto su madre acusa que todo se trata de un montaje que les ha traído costos familiares y asegura que han debido aguantar varias irregularidades cometidas por Carabineros.
Más de dos meses han pasado desde el 6 de noviembre de 2018, día en que Vicente Huinca (14), estudiante del Instituto Barros Arana (INBA), fue detenido en medio de manifestaciones en las cercanías del establecimiento. Al joven se le acusa por el supuesto porte de bombas molotov junto a otros tres menores de edad. Sin embargo, su círculo cercano denuncia que éste ha recibido un mayor amedrentamiento.
Tras su detención, la fiscalía ordenó arresto domiciliario completo para el joven como medida cautelar. Este detalle ha provocado que parte de la ciudadanía y organizaciones sociales critiquen esta determinación que se ha tomado a pesar de no existir pruebas concluyentes en su contra.
Hellen Figueroa, madre de Vicente, acusa que además de la falta de evidencias, al joven -y a la familia- se le ha hostigado mediante las irregulares visitas de Carabineros a su hogar. Igualmente, denuncia un intento de criminalización hacia su hijo con el objetivo de provocar miedo en el resto de los estudiantes movilizados.
Este viernes 11 de enero se realizó una segunda revisión de medidas cautelares contra el joven y allí el juez resolvió mantener el arresto domiciliario hasta el próximo 15 de febrero, fecha en que se realizará una nueva instancia. La abogada de la Defensoría Popular María Rivera, representante de Huinca, insiste en que la solicitud de revocación de la medida no ha sido rechazada, sino que la determinación se traslado para esta próxima cita.
«Vicente salió bastante afectado de la audiencia porque nosotros íbamos con otras expectativas. Se le hizo un informe pericial a la familia para ver las redes de apoyo, el núcleo familiar, pero el magistrado dijo que antes de ser detenido él ya tenía esas redes. Entonces no lo tomó en cuenta eso», sinceró la madre del joven.
Al igual que en la primera revisión, la fiscalía pidió la internación del menor en un centro del Sename. Esta petición fue rechazada por el magistrado, al considerar que la actual medida ya es lo suficiente alta.
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En esta última revisión la fiscalía sostuvo que Carabineros informó en tres oportunidades que Vicente Huinca no se encontraba en su casa cumpliendo la medida. Esta situación es desmentida por Figueroa, quien asegura que tiene pruebas de que eso es falso.
«El primer día que indican había personas de la municipalidad en mi casa, una asistente social y el chofer que estaba estacionado en la puerta de mi casa. Hablé con los dos y nadie vio a Carabineros. Además estas calles no tienen vereda, entonces ellos se tienen que poner sí o sí en mi ventana, así que eso es falso», comentó.
La madre del joven indica que las otras dos veces que informó Carabineros, «una vez fue a las cinco de la mañana y otra a las once de la noche, y nosotros jamás hemos dejado de estar en la casa. Si en alguna oportunidad no hubiésemos estado, yo haría el mea culpa, pero todas las veces que informaron han sido mentira».
Entre otras irregularidades, la mujer cuenta que «el otro día vinieron a ver a Vicente y no trajeron la carpeta donde tiene que firmar, y al otro día lo hicieron firmar dos veces. En una oportunidad un carabinero me dijo que podíamos salir, porque él no iba a pasar en el transcurso de la noche. No sé si me lo dijo para que yo cayera y no encontrarnos en la casa. Yo el otro día les dije: ‘¿ustedes quieren que mi hijo se vaya al Sename?’, porque entonces para que vamos a cumplir medidas si ellos hacen lo que quieren».
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Desde un inicio Hellen Figueroa ha apuntado el caso de su hijo como un montaje de parte del gobierno para infundir miedo. «Ellos quieren demostrarles a las personas que lo que sucedió va a tener un castigo. Esto es para intimidar a los otros alumnos movilizados. Mi hijo no es un delincuente. Tú puedes hablar con todos los vecinos y te dirán eso», comentó.
«A la persona que le pregunten sobre Vicente dirá que él no es un niño de calle. Vicente viene del colegio a la casa. Dentro del colegio yo no puedo decir, porque todos sabemos que los niños con sus amigos se comportan de otra manera, pero yo jamás he tenido problemas por eso. Solo anotaciones por comer en la sala o llegar atrasado«, sincera.
Figueroa no niega que su hijo haya participado en las manifestaciones. Su reclamo tiene que ver con que «se acusa que los cuatro niños estaban tirando bombas molotov, y eso es falso. Nosotros tenemos videos donde sale Vicente cuando lo detienen y no tiene nada en las manos. Es más, Vicente no está con overol y el fiscal repetía mucho ‘los de overol'».
«Él estaba con uniforme y una máscara de gas. Las bombas además fueron encontradas al interior del colegio, según carabineros y el rector del colegio. Los chicos estaban llegando a la comisaría cuando salió en televisión que las encontraron en el establecimiento, no en poder de los chicos. Vicente lo que tenía era una bomba de pintura», aclara.
A la mujer también le parece sospechoso «el hecho de que haya llegado la prensa tanto tiempo antes, que a la semana siguiente se votara el proyecto Aula Segura, además que justo estaba el conflicto por Camilo Catrillanca y Vicente es mapuche. Yo creo que se juntó todo. Nosotros somos el experimento de ellos, somos como el caballito de batalla. Imagínate si Vicente llega a tener alguna pena en el juicio, es lógico que van a asustar a los alumnos».
Hellen Figueroa y su hijo Vicente Huinca / Foto: Facebook
Figueroa relata que todo lo que han vivido los ha afectado profundamente como familia. «Hemos tenido que aguantar todo tipo de daños. Por redes sociales dicen que Vicente tiene que quedar preso, que es un delincuente. A mí también me dicen cosas terribles», indicó.
Sobre cómo la constante presencia policial los ha afectado, Figueroa asegura que han perdido la privacidad: «Nosotros no tenemos descanso, porque nosotros todas las noches tenemos que esperar que pasen ellos, y pueden pasar a las 2, a las 4 o a las 5. Vicente quedó súper mal después del viernes. La madrugada del sábado él no durmió esperando a carabineros, por el miedo a que ellos pasaran e informaran otra cosa«.
«Esto ha sido un desgaste grande también para mí y para su hermana pequeña, porque al final hasta los niños más chicos se dan cuenta de que vienen carabineros, todos despiertan en verdad», agregó.
La mujer repara en que Huinca «es el más chico del grupo», en que han cumplido la medida cautelar «a cabalidad» y que además no se ha logrado comprobar nada en contra de su hijo. «¿Por qué hemos tenido que aguantar tanto?», se pregunta.
