CARTA| «El pueblo está en la calle pidiendo dignidad»

Este es el Chile por el que me gusta decir viva Chile. Este, hirviendo, en el que ya no importan las lágrimas que corren por nuestros ojos a esta precisa hora. La cara arde, pero con el solo elevar la mirada y ver miles de banderas de alegría, el ardor aplaca, o por lo menos deja de importar. Siento que dejan de importar todos los dolores particulares, todos los dolores que son de uno, para que pese en la conciencia de estar vivo el puro pulmón colectivo, aguerrido, irremediable, choro. Siento que todos los que estamos aquí, en la plaza, somos amigos, sin conocernos, grandes amigos.

Nunca tuve mejores amigos que los que gritan conmigo. Ustedes alegran el alma, amigos que tocan el bombo, los que cantan tan bonito que sí, Chile despertó, los que logran hacer que la protesta sea alegre, con trombón y pirotecnia, con pañuelo y camiseta. Es como que hubiéramos nacido de nuevo, como país, como personas, lo siento en nuestras pieles que se tocan para alzar los brazos y cantar, preguntando el pueblo donde está, con carabineros reducidos, acorralados, disminuidos. El pueblo está en la calle pidiendo dignidad.

Está en tu sonrisa que disimula el miedo. En tu ropa mojada por un guanaco que no gana. En tus ganas de cambiarlo todo. En tu corazón constituyente, eternamente fresco, joven, despierto, alumbrado. Este es el Chile por el que me gusta gritar Viva Chile, el país que nunca vi, el de un presidente desconcertado, de apariencia podrida, asustado, colmado de errores ante una gente, nosotros mismos, felices de decir, con memoria y dignidad, que no queremos ser más los masacrados por su mortífera violencia.