Avisos Legales
Entrevistas

Hermano de Gustavo Gatica, a tres meses del estallido social: «Lo mejor que podría pasar para las víctimas es que este gobierno se acabe»

Por: Bastián Fernández | Publicado: 15.01.2020
Hermano de Gustavo Gatica, a tres meses del estallido social: «Lo mejor que podría pasar para las víctimas es que este gobierno se acabe» Enrique Gatica, en el Centro de Justicia de Santiago | Foto: Agencia Uno
Enrique Gatica habla por su hermano y sale a aclarar algunas cosas: que en su familia no se negaron a recibir al ministro de Salud, Jaime Mañalich, sino que nunca fueron contactados por él; que Gustavo, a esta altura, «no tiene deseos de hablar con representantes de este Gobierno»; y que ya tomaron contacto con Fabiola Campillay, otra víctima de la represión policial. Todo, en el marco de un nuevo mes de movilizaciones a cumplirse el próximo sábado 18 de enero.

El pasado 8 de noviembre, Gustavo Gatica fue impactado por dos balines en sus ojos. Tras el hecho, estuvo hospitalizado por semanas, hasta que finalmente perdió la vista. A un poco más de dos meses de lo ocurrido, y a tres meses desde que comenzó el estallido social, vive su proceso de recuperación: divide sus días entre tocar batería, instrumento que le regalaron el día que pudo regresar a su casa, y la capacitación para conseguir autonomía, además de lograr leer y escribir en braille.

Según comenta su hermano Enrique, la música ha sido fundamental durante este proceso, porque es algo que lo mueve desde su adolescencia, cuando se enamoró de las guitarras, el bajo y la batería. Especialmente cuando conoció a Foo Fighters, uno de sus grupos favoritos: «Hemos recibido harto apoyo de muchas bandas, como Illapu, por ejemplo, lo que es bueno, ya que a él le gusta mucho ese mundo”, dice.

En su honor se han realizado diferentes eventos musicales, siendo el más relevante el festival “Para que nunca más”, que se llevó a cabo en el Velódromo del Estadio Nacional y que fue organizado por sus mismos compañeros de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.

Uno de los principales objetivos de Gustavo es volver a la universidad y seguir estudiando psicología. Según cuenta su hermano, esto es algo que nunca ha estado en duda. Evidenció sus ganas de continuar desde el primer día. A eso se suma el apoyo de sus pares, quienes están dispuesto a acompañarlo en ese camino.

Por su parte, la universidad ha dado facilidades para la reintegración de Gustavo. De hecho, se encuentran coordinando con la familia su transporte desde Colina hasta su casa de estudio, o a alguna estación de Metro. Además, la institución dispuso una psicopedagoga, la que va a su casa para ayudarlo en tareas educacionales.

«Lo veo más autónomo en las actividades del día a día. Por ejemplo, ahora se puede comunicar vía teléfono, con el Iphone adaptado que usa; maneja mucho mejor el bastón y cada vez es más independiente», señala Enrique.

En cuanto al ánimo, su hermano comenta que lo ve bien y que tiene una gran fuerza para salir adelante. «En la familia admiramos mucho su fortaleza. Él todavía quiere seguir manifestándose, ha pensado en grabar videos de apoyo, porque desea que este año sea el de los cambios, pero también quiere cuidarse y no exponerse mucho».

El proceso de recuperación aún no termina, por lo que está asistiendo a una fundación en la que se le enseña la escritura y lectura para no videntes, y herramientas para enfrentar los desafíos de su nueva vida. Además, deberá entrar nuevamente a pabellón, para poder colocarle una prótesis en el ojo que perdió. La familia aún no sabe si esta intervención será la última que le realizaran.

La justica no llega 

—¿Gustavo siente que el gobierno ha sido negligente con su caso?

«Por lo que hemos conversado, si. No hemos estado tan pendiente de las noticias, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que el ministro Mañalich contó que se acercó a la familia y que nos habíamos negado a recibirlo. Me impresiona la cantidad de mentiras de las autoridades, cuando esto es absolutamente falso, nos llegó esta noticia y dijimos: ¿Con quién se contactó? La negligencia de este gobierno ha sido tremenda. De hecho, hasta este minuto no se nos han acercado. La verdad, no han realizado condenas reales».

—El general Rozas dijo que encontraron a los responsables de lo ocurrido con Gustavo. ¿Ustedes han podido saber quién fue?

«No, y además no ha habido ningún acercamiento. Nos hemos ido informando a la par con la prensa y mediante lo que nos dice nuestro abogado. Nos entregaron muy poca información, el general se demoró semanas en entregar los datos a la Fiscalía y en realidad, lo último que supimos, es que un grupo de carabineros manipulaban escopetas ese día, pero no han entregado nada acerca de algún responsable en particular».

—¿Gustavo espera que se acerque alguien del gobierno o Carabineros a pedirle disculpas?

«Él directamente me ha dicho que no le gustaría recibirlos. Pero creo que cuando haces todo con el fin de hacer daño, lo mínimo es presentar las disculpas correspondientes, o tratar de reparar lo hecho de alguna manera. Obviamente, cuando alguien te daña de una forma tan brutal, no tienes cariño por esa persona, pero al menos muestra empatía. Gustavo dice que no tiene deseos de hablar con representantes de este Gobierno».

—¿Qué piensas del uso de perdigones, aún después de lo ocurrido con tu hermano?

«Creo que eso es un ejemplo evidente de que ellos (el gobierno) está permitiendo la violación sistemática a los derechos humanos. El caso de mi hermano fue el 200. Según la última cifra que conozco del Colegio Médico, van 360 personas con daño ocular. Eso nos muestra una política y una complicidad, es terrible. No hay ninguna crítica, ninguna acción que remedie lo que esté ocurriendo».

—Mencionaste en otras entrevistas que buscarían a Fabiola Campillay. ¿Han podido tener contacto con Ella, la otra persona que perdió su vista producto del ataque de agentes del Estado?

«Hemos tenido harto contacto con la familia de Fabiola. Nos hemos juntado en la casa de ellos, para transmitirnos energía, para apoyarnos más que nada. No hemos querido acércanos directamente a Fabiola, porque ella está en un proceso que respetamos, pero en algún momento nos gustaría conocerla. De hecho, en actividades que se han organizado hemos pedido que el apoyo económico sea para ambas familias».

—Entre ella y Gustavo ¿han tenido contacto?

«No. Gustavo ha evidenciado que quiere conocerla, pero creemos que aún no es momento, porque sigue internada y en tratamientos médicos en la clínica. Queremos esperar la instancia precisa».

—A tres meses del estallido, la represión sigue. Es más, se identificó que Carabineros está utilizando en sus carros lanzaaguas un líquido amarillo no identificado aún. ¿Qué piensan como familia sobre esta situación?

«Creo que el gobierno claramente optó por no transar su posición. Han respondido solo con represión a las (demandas por) políticas sociales, sus soluciones son irrisorias y la agenda que proponen es claramente represiva. Todas las autoridades de gobierno han dado discursos bien vacuos, no han mostrado una actitud de querer detener la represión. Tampoco han presentado condenas a Carabineros u otras instituciones. No nos sorprende mucho la actitud que han tomado y, conversando con mi hermano, creemos que difícilmente vamos a conseguir justicia real o reparación de un gobierno como este. Lo mejor que podría pasar para las víctimas es que este gobierno se acabe de una vez por todas».

—¿Cómo resumirías estos meses del estallido social? Teniendo en cuenta que siguen habiendo heridos.

«Este proceso de revuelta social es algo inédito. Que se sostenga con tanta claridad, que no tenga líderes es algo bien particular en la historia de Chile. Creo que es un escenario especial, es una respuesta a este modelo humillante, al abuso, la corrupción y a un gobierno de la oligarquía que es capaz de violar, matar y asesinar, con tal de mantener sus privilegios. Creo que la respuesta tiene que venir de la gente, las comunidades».

—¿Gustavo ha tomado conciencia que se volvió el icono de las movilizaciones?

«Está pasando por un desafío súper complejo: es joven, tiene 22 años y se ve como un estudiante universitario; pero por otro lado, cuando estamos en la calle, lo reconocen, le mandan ánimo, es consciente de lo que significa su nombre. Pienso que no ha dimensionado cuántas veces su nombre ha sido escrito en las paredes. Sabe del afecto que le mandan, es algo que agradece y le sirve bastante».

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.