Tristes palabras de Cristián Warnken

Cuando la falta de contacto con la realidad, como es el caso de tanto «intelectual» (persona que lee y/o crea con su materia gris), quien infelizmente en su lectura, aislado, ante gran cantidad de libros, poco reflexiona, no tomando en cuenta ese aspecto que completa lo humano: la sensibilidad hacia la existencia y todo lo que en ella habita, queda expuesto a una percepción parcial del mundo allá afuera …una pintura a medio camino.

No creo ser el único impactado, triste, al presenciar cómo la materialidad, el bienestar, les hace adorar al capitalismo: templo de adoración del consumo. Cuando digo materialidad, no me refiero necesariamente al apego a cosas suntuarias, fútiles autos de lujo, ropa de marca, etc.

En cierta clase de intelectuales, su casa, el lugar donde en ella leen, de baja luz ambiente en el que una pequeña luz intensa, generalmente en un rincón, se concentra en el libro escogido, bibliotecas repletas de libros de maravillosas ediciones, un escritorio de madera noble y fina construcción, la silla de lectura, o un sofá tan individual como amplio, profundo, que engulle de solo mirarlo. Escasa decoración en las paredes, nada que le disperse a la hora de sumergirse en el universo de la palabra, dotan de sentido a su vida. El dónde y cómo lee son tan importantes durante décadas, como lo que lee.

Es en ese momento que gozan de la plenitud de la vida. Tal vez Carlos Peña, ¡triplemente diplomado!, siempre fue neoliberal. Pero a Cristian Warnken  lo tenía yo como un libertario que valoraba siempre lo humano, lo espiritual junto a los derechos humanos sociales.

En declaraciones realmente ingenuas, él repite el típico discurso que todo lo relativiza. Esto es particularmente grave en el contexto de represión y matonaje policial al más puro estilo de la SS nazi.

¡Eh Warnken, hay de un solo lado, as/ os/ es :

-410 tuertos
-2 ciegos
-70 violados
-40 muertos
-3.000 heridos
-35.000 detenidos el primer mes, para luego dejar 2.600 como presos políticos.

Decenas de secuestrados que no volvieron a su casa. Además de centenares de apaleados, niños, adolescentes, mujeres, adultos y tercera edad cobarde y salvajemente golpeados, ciudades casi completamente gaseadas, sirenas permanentes sobre nuestras vidas, temor sembrado en forma de helicópteros de vuelo rasante y tú relativizando la violencia del Estado opresor y saqueador.

Toda esta barbarie a un pueblo pasado a llevar en sus derechos humanos sociales con total impunidad, callándolo con la luma, el puño y ahora el garrote civil protegido.

¡Me resulta imposible creer en la honestidad de tus declaraciones!
Se lo he dicho a los opresores,a sí mismos , nadie se engaña.

¡La Dignidad de Chile se niega a aceptar tu intento de ubicar los platos de la balanza casi a la misma altura!