Nuestras compañeras en toma en la PUC nos han renovado la esperanza

El día de hoy, en un gesto histórico de protesta y organización, un grupo de valientes estudiantes de la UC se tomaron el campus Casa Central. Este gesto nos conmueve como ex alumnas, que durante nuestra formación intentamos combatir las desigualdades y generar cambios, chocando con un pensamiento derrotista y conformista: Es la Universidad Católica, jamás lograremos cambiarla. Despertar con las imágenes de nuestras compañeras en toma nos ha renovado la esperanza, y no podemos sino aplaudirlas y ofrecerles nuestro completo respaldo y apoyo.

El feminismo, en sus múltiples manifestaciones y vertientes, está demandando la resolución de un problema de violencia sistémico a nivel global, y sabemos que, en muchos casos, el puntapié inicial de las movilizaciones es la denuncia de uno de los aspectos más horrorosos de la sociedad patriarcal: la violencia sexual.

Estos casos han ocurrido y siguen ocurriendo en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con resultados decepcionantes e incluso ofensivos para las compañeras que denuncian, y que deben enfrentar desde violaciones, hasta tratos irrespetuosos de sus académicos.

No es primera vez que se habla de feminismo en la UC. Sin embargo, las compañeras han tenido la valentía, la sororidad y la sabiduría no sólo de compartir sus historias, sino de cuestionar mucho más de lo que nosotras pudimos; de poner en juicio conductas y costumbres propias del patriarcado que muchas simplemente soportamos, porque estaban dentro del imaginario de lo que significaba ser mujeres.

Queremos expresar nuestra profunda gratitud y prometer nuestra compañía a todas y todos los que forman parte del movimiento feminista de la UC. Apoyamos con emoción y convicción, en primer lugar, la demanda por un protocolo de abusos contundente, que proteja a todos los estamentos de nuestra casa de estudios y sea categórico con la sanción a los abusadores, sin importar su posición ni influencia.

Asimismo, destacamos la necesidad imperiosa de desarrollar una educación no sexista, donde se evidencie en todos los componentes del proceso enseñanza-aprendizaje elementos que respondan a este objetivo, como la incorporación de cuotas de género en cargos académicos y administrativos, y la paridad de género de los autores y autoras utilizados en los cursos.

Respaldamos, también, la incorporación de materias de género en el currículum académico, el fin del subcontrato en nuestra universidad, los beneficios para padres y madres universitarios, el reconocimiento y respeto de la comunidad trans y no binaria de la universidad y, con gran énfasis, el rechazo categórico a la objeción de conciencia en materia de despenalización del aborto en tres causales.

La Universidad Católica sigue aportando, tristemente, gran parte del sustento intelectual del patriarcado en Chile, y añoramos que las discusiones que hoy se están teniendo en la toma de Casa Central, se reflejen en las que seguimos considerando nuestras aulas.

Que sus reflexiones sigan forjando los cambios que requiere nuestra sociedad.

¡Fuerza, compañeras!